Ciencia

La Bomba del racismo

Javier Rivera es un experto en ciencia y director del Planetario del Museo de Historia Natural de Santa Bárbara.
Javier Rivera es un experto en ciencia y director del Planetario del Museo de Historia Natural de Santa Bárbara.

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Se acuerdan de las “bombas yucatecas”? Para aquellos que no conocen las bombas yucatecas, por favor no se espanten que esto nada tiene que ver con bombas que hacen explosión. Una bomba yucateca es un dicho o unos versos pícaros o simplemente chistosos que  muchas veces se dicen en medio de una canción, especialmente una jarana.

Algún grupo musical yucateco estará cantando una jarana y de repente se detienen y alguien grita “bomba”. En seguida alguna otra persona del grupo se lanza con la bomba, por ejemplo: “estaba feliz Cerezo porque dio a luz su mujer pero eso no puede ser porque no puede ser eso (Cerezo)” y luego, luego se sueltan otra vez con la música. O que tal esta: “En esa boquita en flor que te ha regalada Dios, no hay ningún labio inferior, son superiores los dos”.

Estaba feliz yo escuchando música yucateca cuando escuché alguien que dijo “mi lindo boxito”. Boxito en Maya quiere decir negrito y es una palabra que se dice con cariño a niños o a hombres que son alegres o bondadosos. De ninguna manera es una palabra ofensiva o discriminatoria, dentro de los Maya no existe la discriminación por el color de la piel.

Menciono todo esto porque, parece mentira después de tantos siglos y tanto dizque progreso pero, nuestro aspecto físico, el color de nuestra piel sigue determinando cómo nos juzgan y como nos tratan.

A mí me parece triste y asombroso que después de tantos avances en la biología, genética, antropología, y otras disciplinas científicas, sigamos hablando y discutiendo sobre diferentes razas humanas.

No existen diferentes razas humanas. Todos somos parte de una sola raza, el Homo Sapiens. Si nos vemos diferentes por fuera es simplemente porque nuestros ancestros vivieron en condiciones en que nuestros cuerpos evolucionaron para que se adaptaran al medio ambiente. Por ejemplo, la piel oscura nos protege mejor de los rayos del Sol. En lugares fríos con menos Sol, la piel clara sirve para absorber el calorcito del Sol.

Los ojos “orientales” se ven rasgados porque tienen un doblez en la parte superior. Los ancestros de la gente del oriente vivían en regiones donde este pliegue les protegía contra el frio y la excesiva luz del sol.

Para crear una nueva persona, un espermatozoide (del papá) es absorbido por un óvulo (de mamá). El espermatozoide contiene la mitad de los cromosomas necesarios para la creación de un nuevo ser y el óvulo contiene la otra mitad.

Los cromosomas están formados por genes y los genes están formados por pedazos de ADN (DNA en inglés). Los genes contienen todas las características físicas que tendrá ese nuevo ser vivo y a través de la evolución, y de muchas generaciones, cambian para ayudarnos a sobrevivir en nuestro medio ambiente.

Todos nosotros, toda la humanidad que ha existido, provenimos de un mismo grupo de humanos que vivieron en África hace miles y miles de años. Nos guste o no, todos tenemos sangre (genes) africana; hasta los rubios más güeritos tienen genes africanos. Por ejemplo, aquellos que nacimos en México y Centroamérica, tenemos entre 2% y 6% de genes africanos.

Yo sé que resulta muy, muy difícil deshacernos de nuestros prejuicios contra gente que no es igual a nosotros. Pero al menos podemos hacer un esfuerzo por tratarnos unos a los otros con mayor tolerancia si nos ponemos a pensar que en el fondo, todos pertenecemos a la misma gran raza humana y así nadie se ofendería al oír que le decimos boxito lindo a nuestros hijos.