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“Assassin’s Creed”: no todo lo que brilla es oro

Geoffrey Cowper es oriundo de Barcelona, graduado en Producción Cinematográfica de Barcelona y director de varios films, que ha presentado en numerosos festivales de cine.

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Como ya ha pasado con videojuegos como Tomb Raider, Resident Evil o tantos otros después de convertirse en auténticos fenómenos de masas, juegos de culto entre la comunidad “gamer” y, consecuentemente, en enormes éxitos de ventas, es normal que algún gran estudio de Hollywood quiera hacer la adaptación para la gran pantalla.

Era de esperar que lo mismo sucediera con la serie de videojuegos “Assassin’s Creed”, ya que desde hace más de 15 años es una de las franquicias más populares en esa industria.

La exitosa saga de acción creada por los Quebequenses Patrice Désilets y Jade Raymond, se ha convertido en una superproducción de Hollywood dirigida por el australiano Justin Kurzel, producida por New Regency, Frank Marshall y el propio Michael Fassbender, y distribuida por la 20th Century Fox.

Lo que les faltaba era encontrar al protagonista pero, por suerte,el alemán  Michael Fassbender, uno de los mejores actores del mundo, asumió la tarea, y no sólo la del rol del protagonista, sino también el del asesino español “Aguilar”.

La película tiene lugar en parte durante la época de la Inquisición Española, y después de que Justin Kurzel, Michael Fassbender y Marion Cotillard mostrasen su enorme química trabajando juntos y dejaran hipnotizados a público y crítica con su anterior film de época, la fabulosa “Macbeth” (2015), la opción más lógica era que trabajasen juntos de nuevo en este ambicioso proyecto aportando su enorme carisma y poder visual.

La verdad es que debido al gran talento y sensibilidad del director, parecía una gran idea que con “Assassin’s Creed” diera su salto definitivo hacia corrientes mas mainstream, haciendo de nuevo un largometraje espectacular, trepidante, de enorme éxito de taquilla y, sobre todo, de calidad.

Sin embargo, no todo lo que brilla es oro, y Kurzel se olvida de la brutalidad que se atrevió a mostrar con los personajes de su debut “Snowtown” (2011) o de la contundencia aplastante con la que mostraba la violencia y el sufrimiento en “Macbeth”.

LA TRAMA

‘Callum Lynch’ (Michael Fassbender) es un criminal que arrastra un terrible trauma de infancia.

Agresivo por naturaleza, es encerrado en prisión y condenado a ser ejecutado por sus delitos.

Pero Lynch recibe una nueva oportunidad de la organización ‘Abstergo’, entidad dirigida por ‘Alan Rikkin’ (el siempre agradable de ver actuando Jeremy Irons) y, a través de una tecnología revolucionaria que permite rastrear su ADN y desbloquear sus recuerdos genéticos, ‘Callum’ descubrirá que es descendiente de una misteriosa sociedad secreta de asesinos.

Así, el protagonista es el objeto de un experimento en primera persona de las aventuras de su antepasado Aguilar, un miembro crucial de la hermandad secreta de los “Assassin’s” que vivió durante la España del siglo XV, en pleno auge de la Inquisición Española.

‘Callum’, convencido por ‘Sofía’ (la siempre fotogénica Marion Cotillard) para que encuentre sea como sea la manzana de Edén, sigue explorando las memorias de su ancestro, aunque tenga que poner su vida en peligro, obteniendo las habilidades de un maestro asesino y así poder eventualmente organizar un motín contra los opresivos templarios “del presente”, quienes lo tienen encerrado.

Desafortunadamente, Justin Kurzel no es capaz de hacer brillar a su estrella Fassbender, ya que un guión un tanto caótico sumado a un macgufin que resulta trivial y sobre todo poco interesante, le quita toda su personalidad, siendo el principal afectado por las hormonas de crecimiento que han inyectado a este relato pero que no llenan ni nutren la trama ni los personajes, menos al protagonista.

Y es que cuando el film pierde ritmo, aprovechan para quitarle la camiseta a Fassbender con la esperanza que al menos sus fans femininas estén contentas.

Es una lástima que ‘Assassin’s Creed’ no cuente con la intensa personalidad a la que nos tiene acostumbrados el cine de Justin Kurzel, sobre todo si desea ser fiel a la visceral versión de donne nace: la saga del videojuego.

Además, tampoco consigue entretenernos como debería un film de sus características, quedando en tierra de nadie.

Parece ser que la fórmula mágica para contentar a público y crítica con cine “palomitero’ pero de altísima calidad y que además genere enormes beneficios, está sólo en las manos de la Marvel o Star Wars, o lo que viene a ser lo mismo, de Disney.

A favor, decir que las escenas que ocurren en la España del siglo XV son maravillosas.

Están muy bien ambientadas y son las más trepidantes, ganando en espectacularidad para todos los públicos; el problema es que apenas hay 30 minutos de ellas de los 108 minutos del metraje.

Y es que el film pasa demasiado rato encerrado en espacios futuristas, sobrios, surrealistas y fríos, en los que básicamente están ‘Callun’ y ‘Sofía’ hablando de cosas sin sentido, todo con una estética elaborada en cuanto a arte y diseño de producción, pero sin añadir nada nuevo a cintas futuristas como “THX” 1138 (George Lucas, 1971).

El presupuesto de 125 millones de dólares, y desde su fecha de estreno el 23 de diciembre hasta ahora ha generado poco menos de 92 millones de dólares en el ámbito mundial, menos de la mitad en el ámbito doméstico y lo demás en el extranjero.

Parece ser que “Assassin’s Creed”, aunque ya tenga secuela planeada, tendrá que esperar para ver si el público querrá vivir otra de sus aventuras en la gran pantalla y si la taquilla le permitirá pasar de pantalla.

Geoffrey Cowper catalán, graduado en Dirección Cinematográfica en Barcelona y director de varios films.