Educación

La Ley FAIR de educación

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José Saleta, es un experto con carrera en la educación e interprete en el SBUSD, además de padre de familia.

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Cuando hago memoria de mis años de estudiante en la escuela y pienso, especialmente, en las clases de literatura e historia, la mayoría de los personajes y figuras históricas que tuve que estudiar en esas clases eran, hasta cierto punto, parecidos a mí: hombres de mi misma raza.  Para la mayoría de nuestros hijos, la experiencia es muy diferente.

Ya sea porque son mujeres, o porque pertenecen a alguna minoría o tienen una discapacidad: no es común que gente con algunos de sus rasgos y características sean reconocidos por sus aportaciones a la sociedad.   

¿Y eso tiene alguna importancia?  Pues resulta que sí.  Se ha comprobado que cuando niños y adolescentes se ven reflejados constantemente en las figuras históricas, los héroes nacionales o los personajes más reconocidos, su autoestima sube y ven con naturalidad que puedan aspirar a los puestos más altos en la sociedad.

Sin embargo, cuando nunca se ven reflejados en los personajes que estudian, inconscientemente van asimilando que esos puestos más prominentes no son para ellos, pues han visto que no les corresponden a las personas de su raza, de su género, a los que tienen su orientación sexual o religión, su color de piel, a los que hablan su idioma o que tienen sus discapacidades.

Por esta razón, las directrices educativas en California se han ido actualizando con el tiempo para establecer que las contribuciones de las mujeres  y miembros de minorías étnicas y raciales y grupos culturales se incluyeran en las clases de historia y estudios sociales.

Hace un par de años, en julio de 2011, se aprobó como ley la más reciente actualización en este sentido: la resolución SB 48 que ha dado lugar a la ley de educación FAIR.

Esta ley obliga a que los libros de texto y los programas de estudio de las asignaturas de estudios sociales en las escuelas públicas de California incluyan las contribuciones  políticas, económicas y sociales de personas con discapacidades así como de homosexuales, bisexuales  y personas transgénero.   

La ley también hace algunos cambios en algunas designaciones que se habían quedado obsoletas (por ejemplo, la ley ahora habla de “nativos americanos” cuando antes los nombraba “indios americanos”.

Igualmente, esta ley ha añadido la orientación sexual y la religión a la lista de características (como  la raza, etnicidad, nacionalidad, género y discapacidad) por las que las escuelas públicas tienen prohibido  auspiciar actividades negativas o enseñar a los estudiantes sobre estos temas de una forma que sea adversa.

Todas estos intentos de actualizar los programas de estudios para hacerlos más inclusivos y reconocer las contribuciones de todos los grupos que componen la sociedad no suceden sin oposición.

La resolución SB48 ha tenido desde el principio la oposición de los sectores más conservadores, que han caracterizado esta iniciativa de forma falsa, siguiendo la estrategia hasta cierto punto exitosa de la campaña de la Proposición 8, que prohibía el matrimonio entre personas del mismo sexo en California y que fue aprobada en las urnas en noviembre de 2008.

Dicha proposición acabaría siendo declarada inconstitucional poco más de un año más tarde.  

Muchos de los mismos grupos que habían hecho campaña para pasar la Proposición 8 siguieron la misma estrategia, la desinformación y el engaño, para tratar de frenar la resolución SB48, alegando falsamente que esta ley expondría a los estudiantes más jóvenes a contenido sexual y los “lavaría el cerebro” cambiándoles su orientación sexual.

Si fuera maestro, que son los que en última instancia tendrán que poner en práctica esta ley en las aulas, me sentiría profundamente ofendido con esa falsa caracterización de la ley.

Lo que sí va a hacer esta ley es enseñar a nuestros jóvenes tolerancia, y que la sociedad la construimos entre todos y todos tenemos un papel para hacerla avanzar, sin importar nuestra orientación sexual o que tengamos alguna discapacidad.

Ahora lo que hace falta es que las escuelas empiecen a implementar la ley, pues aunque se aprobó ya hace casi 4 años, la mayoría de los distritos escolares de California aun no han empezado su implementación.

José Saleta, es un experto con carrera en la educación e interprete en el SBUSD, además de padre de familia.