Por Redacción
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El acoso sexual a la presidenta Claudia Sheinbaum en una calle del centro de la capital reabrió el debate sobre la violencia de género en el país, aunque las rivalidades políticas han empañado lo que pudo haber sido un momento de unidad y reflexión nacional.
En lugar de provocar solidaridad generalizada, el incidente se transformó en un nuevo frente de confrontación entre partidarios y opositores. Algunos críticos incluso afirmaron que el episodio fue un “montaje” para distraer la atención de la crisis de seguridad, reavivada tras el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo.
La activista Ceci Flores, fundadora de un colectivo de madres que buscan personas desaparecidas, lamentó la situación en la red X: “A nuestra presidenta le bastaron unos metros afuera de Palacio para convertirse en víctima. Ese es el México sobre el que caminamos todos los días: si nos va bien es acoso, si nos va mal nos matan o desaparecen”.
El episodio expuso nuevamente la polarización que divide a los mexicanos y refleja cómo las causas sociales, incluso las de género, terminan siendo absorbidas por la disputa política.
Rivalidades políticas eclipsan la discusión sobre la violencia
El senador Alejandro Moreno, líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI), acusó al gobierno de usar el caso como “distractor político” ante la creciente inseguridad. Pese a condenar la violencia contra las mujeres, cuestionó la oportunidad del suceso y lo vinculó con el asesinato de Manzo, el séptimo alcalde asesinado en el primer año del gobierno de Sheinbaum.
Tras ese crimen, la presidenta anunció un “plan integral” de seguridad para Michoacán y se reunió con la viuda del alcalde, Grecia Quiroz, quien asumió el cargo.
Por su parte, Ricardo Anaya, senador de Acción Nacional, expresó solidaridad con Sheinbaum, pero exigió una revisión urgente de los protocolos de seguridad presidencial. “Si no pueden proteger a la presidenta, ¿cómo se van a hacer cargo de la seguridad del país?”, cuestionó.
El politólogo Javier Rosiles Salas consideró que la oposición intenta contrarrestar “una narrativa oficialista muy fuerte”, aunque dudó que las críticas impacten en la popularidad de la mandataria, que mantiene un respaldo superior al 70% tras su primer año de gobierno.
Revictimización y desconfianza institucional
Para la activista María de la Luz Estrada, del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, las reacciones tras la agresión a Sheinbaum son un reflejo de la “revictimización” que sufren muchas mujeres al denunciar agresiones. “Se trata siempre de desestimar y no de entender qué pasó”, señaló.
Esa práctica, añadió Marina Reyna, directora de la Asociación Guerrerense contra la Violencia hacia la Mujer, alimenta la impunidad y la desconfianza en las instituciones. “La revictimización hace que se pierda la confianza en las autoridades”, afirmó.
Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) revela que entre 2019 y 2024 solo entre 20% y 30% de las mujeres que enfrentaron violencia en varios países de la región acudieron a los servicios estatales especializados.
Ante esa realidad, Sheinbaum presentó un nuevo proyecto para fortalecer la respuesta institucional ante denuncias de abuso sexual, homologar el delito en los 32 estados e impulsar una campaña nacional de denuncia. “Buscamos que las mujeres tengan un espacio de denuncia ágil, expedito y que permita llegar a las detenciones”, dijo la mandataria.
