Por Agencias
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El gobernador de Florida, Ron DeSantis, firmó este jueves un presupuesto récord de US$ 117.000 millones para su estado.
Se trata de un plan de gastos repleto de prioridades que ya se han convertido en combustible para la campaña presidencial del republicano.
Hay US$ 12 millones asignados para continuar por un segundo año con los vuelos que transportan a migrantes de los estados fronterizos hacia las jurisdicciones gobernadas por demócratas. Otros US$ 25 millones se reservaron para rehacer New College, una pequeña universidad de artes liberales en la costa oeste de Florida, en un nuevo modelo de universidad pública conservadora. Además, incluye exenciones fiscales para productos de puericultura, como los pañales, y una ampliación multimillonaria de la elección de escuela que permitirá a prácticamente cualquier estudiante de Florida de educación básica y media superior asistir a escuelas privadas con dinero de los contribuyentes, dos de las primeras características de su propuesta a las familias republicanas.
En los últimos dos años, DeSantis no ha reparado en gastos mientras moldeaba Florida a su gusto. El presupuesto que firmó es el más grande en la historia del estado, con un monto 30% por encima del que su predecesor, el entonces gobernador Rick Scott, firmó durante su último año en el cargo. Cuando fue elegido en 2018, operar la oficina del gobernador costaba a los contribuyentes menos de US$ 50 millones al año, una cifra que casi se ha octuplicado bajo DeSantis.
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«En el estado de Florida, podemos hacer cosas que marcan una diferencia en la vida de las personas al no desperdiciar el dinero, sino gastarlo en cosas que realmente tienen un gran impacto en el público en general», dijo DeSantis en la firma del presupuesto de este jueves. «Somos buenos administradores fiscales».
La oficina del gobernador no dio a conocer una lista de los vetos de DeSantis en el momento de la firma, lo que probablemente reducirá el número de la línea superior del presupuesto. En el pasado, los vetos de DeSantis han eliminado entre US$ 130 millones a US$ 3.000 millones en gastos.
El turismo récord y una economía en crecimiento han creado una ganancia inesperada de ingresos por impuestos sobre las ventas para DeSantis y los legisladores de Florida para gastar como mejor les parezca. También lo ha hecho una importante inyección de dinero de Washington, que ha enviado billones de dólares a los estados para ayudarles a recuperarse de la pandemia de covid-19 e invertir en sus infraestructuras.
Gobernar en tiempos de bonanza ha proporcionado a DeSantis los medios para financiar una agenda agresivamente conservadora y ampliar sus poderes, incluso cuando pone en entredicho a Washington por sus prácticas de gasto.
El mes pasado, cuando el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, intentaba recabar el apoyo de los republicanos a un acuerdo con el presidente Joe Biden para evitar un calamitoso impago de la deuda, DeSantis echó agua fría sobre el delicado pacto.
Antes del acuerdo «nuestro país se dirigía hacia la bancarrota, y después de este acuerdo, nuestro país seguirá dirigiéndose hacia la bancarrota», dijo DeSantis a Fox & Friends en ese momento, una línea que ha repetido en la campaña electoral en las últimas semanas.
En esa crítica no se dice cuánto ha dependido DeSantis del gobierno federal para pagar muchas de sus prioridades, primero del estímulo por covid-19 de US$ 2,2 billones firmado por el entonces presidente Donald Trump en 2020 y más tarde del Plan de Rescate Estadounidense de US$ 1,9 billones defendido por Biden.
El republicano de Florida ha culpado a menudo al estímulo de Biden de causar las prolongadas luchas del país contra la inflación. Sin embargo, ha gastado generosamente los miles de millones inyectados en Florida por el gobierno de Biden.
Pasó gran parte del año pasado repartiendo novedosos cheques por todo el estado para proyectos locales pagados con el Plan de Rescate Estadounidense. El gobierno federal también se hizo cargo de la factura de una exención estatal del impuesto sobre la gasolina que DeSantis implementó el pasado mes de octubre, justo antes de su reelección.
«Uno de cada tres dólares que gasta Ron DeSantis proviene del gobierno federal», dijo la lideresa de la minoría en la Cámara de Representantes estatal, Fentrice Driskell, demócrata de Tampa. «Así que debería estar alabando a Joe Biden».
DeSantis entró en política como un republicano de la era del Tea Party y un partidario de las propuestas presupuestarias federales de línea dura del entonces representante Paul Ryan. En su primer año en el Congreso, DeSantis, junto con el resto del grupo parlamentario Freedom Caucus, ayudó a orquestar un cierre del gobierno.
Cuando se postuló para gobernador en 2018, promocionó su historial como conservador fiscal y prometió reducir el despilfarro en el gobierno de Florida.
Como gobernador, DeSantis ha hecho recortes de impuestos específicos y ha llenado las reservas para proteger las arcas del estado en caso de que los buenos tiempos económicos de Florida lleguen a su fin. Ha utilizado generosamente sus poderes de veto para eliminar los proyectos favoritos de los legisladores de Florida.
Pero también ha gastado miles de millones en nuevas iniciativas, ya que ha adoptado la exhibición del poder ejecutivo para rehacer el estado según su visión conservadora. El presupuesto que firmó en 2021 marcó la primera vez que el estado superó los US$ 100.000 millones de gasto previsto, y desde entonces no ha dejado de aumentar.
Con la firma de este jueves, tiene más de US$ 100 millones para hacer crecer la guardia estatal, una fuerza de la era de la Segunda Guerra Mundial que el año pasado reconvirtió en una fuerza bien equipada de 1.500 personas.
Ahora hay US$ 30 millones para que la Universidad de Florida, el buque insignia del estado, cree el Centro Hamilton de Educación Clásica y Cívica. Hay millones reservados para pagar los costos legales previstos para defender la polémica agenda del gobernador. Y ahora hay una exención de impuestos sobre las ventas de estufas de gas, en respuesta a la reacción conservadora sobre las preocupaciones acerca de los efectos ambientales de los electrodomésticos.
En ocasiones, DeSantis ha chocado con su predecesor republicano, Scott, que ha pedido a los gobernadores que devuelvan el dinero del paquete de rescate de Biden. Scott acusó en 2021 a los estados de tratar el paquete de ayuda federal como un «fondo para sobornos». Más recientemente, Scott envió una carta a los gobernadores y alcaldes de Estados Unidos instándoles a devolver todo el dinero no utilizado en el plan del covid-19 para ayudar al gobierno federal a pagar su deuda de US$ 31 billones.
«Cada dólar de estos paquetes ha sido prestado y será adeudado por sus electores», escribió Scott.
En el pasado, DeSantis ha dicho que la idea de Scott «no tiene ningún sentido», argumentando que el dinero se daría a otros estados para gastar.
«El estado va en una gran dirección», dijo DeSantis el jueves. «Usted no va a vernos tener el tipo de problemas que estos otros estados tienen con la insolvencia fiscal, alejando a la gente. Nuestra base fiscal se está expandiendo, las inversiones empresariales son estupendas. Y, por supuesto, este presupuesto está en forma fantástica».