Por Carlos Hernández
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En las últimas semanas las ciudades de Oxnard y Santa María en la Costa Central han estado golpeadas por diferentes asuntos, pero con la misma intensidad.
Mientras en Oxnard el Concilio trató de manera unilateral de aprobar aumentos a los servicios públicos de basura, agua y aguas negras, Santa María vive una de las peores olas de violencia que se recuerdan en muchísimos años.
En la ciudad localizada al Sur de Santa Bárbara, las autoridades están tratando de subsanar las maltrechas arcas públicas a costa del dinero de los contribuyentes, en específico con el de los dueños de propiedades.
Lo peor de todo es que los políticos tratan de aumentar en un 60% las facturas de los servicios públicos de debido a su mala administración que han hecho de sus fondos.
Lo anterior es algo completamente descabellado e injusto, puesto que ellos son los líderes que al ser elegidos por la comunidad, están en todo el deber de cumplir transparentemente con las funciones para las que fueron “contratados”.
Sí, “contratados” por la vía el voto ya que cualquier persona que busca ser funcionario público debe trabajar por y para la comunidad.
Lamentablemente han habido algunos medios de comunicación impresos, en inglés, que ven con buenos ojos la egoísta decisión de los Concejales y Alcalde de Oxnard.
Sin embargo, los residentes locales, luego de ser alertados y movilizados por el grupo local “Moving Oxnard Forward” (“Sacando Oxnard Adelante”), nos dieron a todos los residentes de la Costa Central un verdadero ejemplo de deber cívico.
Más de 400 personas repletaron las instalaciones de la Alcaldía durante la sesión donde se discutiría la medida, que dicho sea de paso no fue promocionada como se debía, sobre todo por el hecho de tratarse de un tema que afectaría a miles de personas.
Así, en el maratónico cabildeo de esa noche con las numerosas protestas de los presentes y pruebas contundentes que la decisión a tomar era la más equivocada, días más tarde los funcionarios tuvieron que rectificar y dar marcha atrás a su decisión.
Aunque a partir del 1º de marzo habrá un aumento en el servicio de recolección de basura del 35%, este sería el suficiente , justo y único aporte que la comunidad debería hacer para ayudar a las arcas públicas.
La situación de la Ciudad de Santa María por el contrario se trata de seguridad pública extrema, pues desde que finalizó el 2015 e inició este año, la ola de violencia cada vez es más alta y amenaza con «salpicar” a toda la comunidad.
Como si se tratará de una película de violencia, cada semana se reportan más muertos a consecuencia de las pandillas de la zona.
Esto me recuerda más a la inseguridad que se vive en países latinoamericanos donde las pandillas o maras, hacen de sus fechorías a diestra y siniestra, ante la mirada y pasividad de las autoridades del orden.
En Santa María un grupo ha salido a protestar contra la ola de violencia de manera pacífica, ya que ven como sus hijos, hermanos, padres compañeros, son acribillados a sangre fría por un problema que es el “elefante en la sala”, como se dice en inglés, pero del que nadie le gusta hablar.
Por lo que talvez sería el momento para que el Concilio de la Ciudad y los líderes locales, como lo hicieron en Oxnard tomen una posición ejemplar y estudien seriamente la posibilidad de aprobar un “gang injuction” o medida “anti pandillas”.
Y es que no es un secreto que la situación en Santa María es preocupante y está comprobado que ante situaciones de emergencia se necesitan soluciones radicales.