Por Agencias
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El balear, semifinalista en Australia, protagoniza con 35 años una nueva resurrección después de la grave lesión en su pie izquierdo que casi le retira.
La de Australia, donde ya pisa las semifinales, es la enésima resurrección de Rafa Nadal (35 años), que durante su carrera ha sumado 42 meses de baja, tres años y seis meses en el dique seco, desde que comenzara a competir en el alto nivel en 2003.
La lesión en su pie izquierdo, que arrastra desde 2004 y ya entonces le obligó a jugar con unas plantillas especiales, nunca se ha llegado a corregir, ya que el Síndrome de Müller-Weis es degenerativo y provoca la necrosis del hueso.
Hasta tal punto que, como reveló Nadal en Melbourne, juega con el escafoides «partido por la mitad».
Tras estar un periodo total de seis meses parado el año pasado por el problema, en su reaparición encadena el título del ATP 250 de Melbourne y las semifinales del Grand Slam.
El primer periodo de baja preocupante del balear fue ya en 2005, cuando permaneció cinco meses parado también por el pie izquierdo que le obligó a renunciar a Australia 2006.
En su retorno, ganó ya su segundo torneo (Dubái) para acabar el curso con cinco títulos. «Soy mejor tenista, pero no puedo correr», avisaba en una entrevista en 2007.
Por problemas recurrentes en sus rodillas, se puso en 2010 en manos del doctor Mikel Sánchez, en Vitoria, para realizar un tratamiento con factores de crecimiento.
Y en 2012 llegó su peor lesión con una rotura de tendón en su rodilla izquierda y hoffitis. Siete meses KO.
Disipó las dudas sobre su carrera con diez títulos en su reaparición en 2013 (Roland Garros y el US Open entre ellos) y otras cuatro finales.
Entre Roland Garros 2014 y 2017, Nadal se apagó en los Grand Slams. Tres años de sequía en los majors entre problemas de muñeca y un enemigo interior: la ansiedad.
«Sufría un agobio interior. No controlaba la bola ni la respiración», confesó valiente.
En octubre de 2016, Roger Federer acudió a la inauguración de la Academia y dijo jocoso que los dos estaban ya «para partidos de beneficencia».
Unos meses después, se enfrentaron en la final de Australia.
Resucitados los dos. Una vez más.
Y aunque no fuese por lesión, Nadal también paró siete meses en 2020 obligado por la pandemia.
Descartó la gira americana por seguridad, reapareció en Roma con unos cuartos y destrozó a Novak Djokovic en la final de Roland Garros.
Como el Ave Fénix, muchas son las veces en las que se ha desvanecido para resurgir con gloria. Varias veces muerto.
Y varias resucitado.