Funeral de Charlie Kirk pondrá al límite al Servicio Secreto en EE.UU.

Por Redacción
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El servicio conmemorativo se celebrará el domingo 21 de septiembre en el Estadio State Farm, con capacidad para más de 63,000 personas. Se espera la asistencia del presidente Donald Trump, altos funcionarios de su administración, líderes republicanos y figuras políticas de primer nivel, lo que obliga a un despliegue sin precedentes.

El portavoz del Servicio Secreto, Anthony Guglielmi, expresó en un comunicado que la agencia “se une a la nación en condolencias” y confirmó que existe una “planificación conjunta de seguridad” con autoridades federales, estatales y locales. Aún no se ha determinado si el evento será designado como de seguridad nacional especial, lo que permitiría más recursos federales.

Expertos en seguridad advierten que el estadio, sede de los Arizona Cardinals de la NFL, representa un objetivo atractivo para actores hostiles debido a su visibilidad.

Entre las medidas contempladas están el despliegue de francotiradores dentro y fuera del recinto, controles con magnetómetros, revisiones exhaustivas de acceso, vigilancia de amenazas biológicas y la prevención de ataques con vehículos contra multitudes. Figuras como el secretario de Estado, Marco Rubio, ya han confirmado su asistencia.

El asesinato de Kirk, abatido por un disparo, ha obligado a políticos y candidatos a replantearse su exposición pública. Algunas campañas han cancelado eventos por seguridad, y a medida que se acercan las elecciones de medio término, se incrementa la tensión entre mantener el contacto con votantes y enfrentar crecientes amenazas.

Wackrow advirtió que existe una “normalización de los asesinatos selectivos por motivos de agravio”, citando el homicidio de Kirk, el de la legisladora estatal de Minnesota Melissa Hortman y su esposo, y el asesinato en Manhattan del director ejecutivo de United Healthcare, Brian Thompson.

El funeral coincide con una agenda cargada para el Servicio Secreto: Trump y la primera dama viajarán al Reino Unido antes del servicio, y días después comenzará en Nueva York la Asamblea General de la ONU, que requiere proteger a más de 100 dignatarios extranjeros.

El reto de equilibrar estos escenarios dejará a la agencia bajo el escrutinio nacional e internacional. “Si creen que entidades extranjeras no están vigilando, no se engañen. Lo están haciendo”, advirtió Wackrow.