Por Agencias
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La nueva serie documental Harry y Meghan ha sido muy esperada, pero ¿es buena?
Alerta de spoiler.
Si has visto los tráilers y pensabas que Harry y Meghan, la nueva serie de Netflix tan promocionada, iba a ser explosiva, prepárate para llevarte una decepción.
A menos que seas miembro de la Familia Real, en cuyo caso, puede que estés abriendo el champán para tomar una copa de una bebida que, según nos cuenta la nueva serie, Harry no suele disfrutar.
Por decirlo amablemente, es lenta.
El Volumen Uno, como se titula de forma bastante grandilocuente la primera entrega, se estrenó este jueves dividido en tres episodios.
Tal vez el Volumen Dos, para el que debemos esperar otra semana, contenga los detalles tan tentadoramente aludidos en esos tráilers: ¿Quién filtró y difundió historias sobre la pareja? ¿Quién estaba librando una «guerra contra Meghan para satisfacer las agendas de otras personas»? ¿Quién estaba «jugando sucio»?
Lo que nos dan los primeros episodios -durante casi tres horas- son nuevos detalles privados de su «gran historia de amor», como la describe Harry.
Un enfoque suave, Nina Simone sonando de fondo, un montón de fotografías privadas, videos e incluso, al parecer, una llamada entre Meghan y una amiga mientras el príncipe Harry le pedía la mano («Oh, Dios mío, está pasando», se la oye decir).
Acoso de los medios
El acoso por parte de los medios de comunicación también se trata ampliamente en la primera entrega. Harry dice que es su deber «destapar esta explotación y soborno».
Y lo que es más grave, los episodios crean la sensación de que Reino Unido tiene un problema endémico de racismo estructural, sobre todo en relación con la Familia Real y los medios de comunicación.
El historiador y presentador de televisión David Olusoga describe el optimismo que muchos británicos de color (y otros) sentían ante la llegada de Meghan al seno de la Familia Real. «Había la esperanza quizás de tener conversaciones difíciles que han sido eludidas tantas veces».
Pero estos tres episodios son más generales que dirigidos a personas concretas.
Netflix ha presentado «Harry y Meghan» como una «serie documental en profundidad y sin precedentes».
Pero el programa, como era de esperar, es muy parcial y selectivo.
En un momento dado, Meghan describe la entrevista con los medios y el photocall que la pareja concedió cuando se comprometieron como un «reality show orquestado».
¿Es eso lo que es «Harry y Meghan», serie que ha sido producida por Netflix en asociación con la empresa de la pareja?
Curiosamente, empezaron a grabar videodiarios en marzo de 2020, cuando se alejaron de sus obligaciones reales. Eso sucedió muchos meses antes de que se anunciara su acuerdo con Netflix.
Esta es su verdad en manos de los profesionales de Netflix, una narración hábilmente producida sobre una pareja que se enamoró y tuvo que sacrificarlo todo al enfrentarse a sistemas, protocolos y racismo.
La Familia Real -se nos dice al principio- no ha querido hacer ningún comentario sobre la serie.
Tanto el Palacio de Kensington como el de Buckingham confirmaron que recibieron un correo electrónico que parecía ser de una productora con una dirección de una organización desconocida e intentaron verificar su autenticidad con Archewell Productions (la empresa de la pareja) y Netflix, pero no recibieron respuesta, según informó la agencia de noticias británica PA.
Una fuente le dijo a PA que el contenido del correo electrónico no se refería a toda la serie.
Así que lo que tenemos es algo cuidadosamente producido para respaldar a la pareja.
Netflix es experta en el lenguaje moderno de la televisión, que nos conduce a través de la historia.
La pareja se conoció a través de las redes sociales, quizá los primeros miembros de la realeza en hacerlo, lo que sin duda es una gran publicidad para Instagram. Incluso comparten sus primeros mensajes con nosotros.
Harry presenta a su esposa como la verdadera heredera de su madre, la princesa Diana. Dice que Meghan tiene «la misma empatía, la misma calidez».
El programa muestra regularmente imágenes de archivo de Diana, mientras Harry habla de su temor a que la historia se repita.
También hay momentos narrativos que nos mantienen atentos.
Harry describe cómo tuvo que hacer frente a la pérdida de su madre «sin mucho apoyo, ayuda u orientación», y describe a su «segunda familia» en África, un grupo de amigos «que literalmente me criaron».
No podemos evitar preguntarnos dónde estaba su padre.
¿Sabremos algo más?
Habla de cómo los hombres de la realeza tienden a casarse con mujeres «que encajan en el molde» más que por amor. ¿Insinúa que eso es lo que hizo su hermano? ¿Responderá en el Segundo Volumen de la serie a esta pregunta?
Meghan menciona su primer encuentro con Kate y William, cuando como alguien a quien le gusta abrazar, ella fue casual y cercana. Dice que esto es «chocante para algunos británicos». ¿Se supone que debemos sacar alguna otra conclusión de esto, tras la ruptura que ha habido entre ambas parejas?
Estas insinuaciones francamente ayudan a lo largo de una narrativa que se vuelve un poco repetitiva a veces.
El programa parece hecho principalmente para un público estadounidense. Y Harry ha adoptado el lenguaje de la costa oeste de EE.UU. Habla de cómo, justo antes de que se conociera la noticia de su relación, salieron una última noche en secreto y consiguieron «tirar de la anilla de la granada de la diversión».
Oímos hablar de «experiencia vivida» y «trabajo con causa».
Pero si lo que buscabas eran revelaciones asombrosas, no las hay.
Este nuevo programa de Netflix no iguala a la entrevista de Meghan y Harry con Oprah.
Esa fue la última vez que la pareja se esforzó por contar su verdad.
En aquella entrevista, le contaron a Oprah el racismo manifiesto de un miembro de la Familia Real que cuestinó el color que podría tener la piel de su futuro hijo.
No oímos nada al respecto en los tres episodios estrenados por Netflix. Quién lo dijo sigue siendo un misterio.
Pero Harry habla de su propio viaje para comprender los «prejuicios inconscientes» que existen sobre cuestiones raciales.
También habla del racismo del que se le ha acusado en el pasado, describiendo lo «avergonzado» que se sintió después de llevar un disfraz de nazi a una fiesta en 2005.
El documental le muestra en un viaje de constante descubrimiento y autoanálisis sobre el racismo.
Se deja en manos de otros colaboradores plantear la historia de Reino Unido en torno al comercio de esclavos, así como los «esqueletos en el armario» de la Familia Real.
Pero, al final, ¿conseguirá esta serie documental que alguien cambie de opinión?
Tras el estreno de esta serie y de la próxima publicación del libro Harry, Spare («Harry, sobrante»), la «verdad» de la pareja habrá salido a la luz. ¿Será suficiente para ellos?
Es posible que su valor empiece a decaer al tener que enfrentarse a la ley de los rendimientos decrecientes.
Puede que sigan queriendo luchar contra las instituciones reales y los medios de comunicación, pero puede que su verdadera batalla sea la de mantener su relevancia.