Por Carlos Hernández
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Como residentes de California y estar entre 30 a 2 horas de Los Ángeles, dependiendo de que ciudad se encuentren en la Costa Central, muy probablemente se han percatado del escándalo que envolvió a funcionarios públicos y gremiales de dicha ciudad.
El bochornoso capítulo racista que tuvieron los latinos demócratas como los concejales Kevin de León, Gil Cedillo y Nury Martínez, así como el presidente del Sindicato de Obreros de Los Angeles, Ron Herrera, es ignorante, detestable y sobre todo con mala intención, se le vea por donde se le vea.
La actitud despectiva y burlista con la que estos sujetos compararon con un mono al hijo negro pequeño y adoptivo de un colega, quien es gay y blanco, sólo porque tienen diferencias políticas en el Concilio, muestra un grado de despotismo y superioridad que lamentablemente ha existido y existe en la cultura latina.
De hecho, lo he mencionado en editoriales anteriores, esa parte racista y clasista son las características que más me avergüenzan de nuestra cultura.
Hay que llamar las cosas como son, y la cultura latina es sin lugar a dudas una de las más racistas, sino la más, contra las personas negras.
Muchos latinos viven alienados, por ese maldito legado clasista y racista que los colonizadores españoles impusieron al establecer la estructura social de castas en nuestro continente.
Los españoles eran tan racistas y con aires de superioridad, dignos del mismísimo Hitler, que incluso veían a los hijos de parejas españolas nacidos en América, como un grupo más inferior, sólo por el hecho de haber nacido “del otro lado del charco”.
Imagínense que sí eran así de clasistas, imagínense como no serían de déspotas contra los indígenas.
Al haber estudiado y saber algo sobre la psicología de masas, puedo comprender que el subconsciente de millones de latinos, el identificar o identificarse como una persona de piel más clara, la ignorancia les lleva a un engaño superlativo que es risible y patético, por pensar que eso les da una superioridad sobre aquell@s de tez más oscura.
Lo que más rabia me da es que este tipo de servidores públicos son unos aprovechados, por ser los primeros en jugar “la carta del racismo”, y así hacerse las víctimas del sistema y pedir todo lo que puedan del gobierno o criticar, y cancelar a quien deseen.
El juego sucio de De León, Cedillo, Herrera y Martínez quedó expuesto, dejando consecuencias negativas para siempre en sus carreras políticas.
Lo peor de todo es que dañan no sólo el nombre de la comunidad latina, sino que también el del partido demócrata a tan sólo unas semanas de las vitales elecciones del Congreso.
Aunque el episodio fue hace un año, es criticable y es justo que pierdan sus puestos, a menos que sean De León y Cedillo, ya que estos dos racistas aún no dan la cara y no tienen la valentía de afrontar las consecuencias y dejar sus puestos.
Esta semana el nuevo Presidente del Concilio de Los Ángeles, les quitó los poderes de voto y de ser miembros de cualquier comisión a los payasos de De León y Cedillo, así como les exhortó y exigió, al igual que toda la enojada comunidad angelina, de renunciar a sus cargos.
Sin embargo, ambos están escondidos y no hay por donde encontrarles, no han dicho ni una palabra, y los muy cobardes seguramente están estudiando cómo convertirse en mártires al final de todo.
Ambos concejales que se venden a la comunidad latina como los héroes que buscan lo mejor para sus electores, muy seguramente, y marquen mis palabras, estarán demandando en el futuro a la Alcaldía de Los Ángeles por una millonada, seguramente argumentando que fueron despedidos de sus posiciones de manera ilegal.
No les basta ganar más de $207 mil dólares al año, y ser unos de los Concejales mejor pagados en todo Estados Unidos, estar arpías son las que quieren exprimir al sistema lo más que puedan.
Me alegró que esa bochornosa conversación haya salido a la luz, y exponga ese lado horrible y ridículo de nuestra cultura latina, para que tod@s se den cuenta que actitudes racistas como esas deben tener graves consecuencias.
Así es como con ese pensamiento muchos latin@s, tengo amigos y familiares así de ignorantes, discriminan a las personas negras, como fue el caso de los cuatro payasos funcionarios de Los Angeles.
Es risible, porque créanme que he visto a personas latinas de piel oscura burlarse de otras con piel más clara. Así la alienación es un fenómeno cultural muy, pero muy arraigado en todos los países latinoamericanos.
Es típico el apodo “negro” o “negra” sirve para llamar de forma despectiva a alguien moreno o de piel oscura, sea o no negro, precisamente por la connotación histórica y cultural.