Por Agencias
[email protected]
Durante el primer año de la pandemia de COVID-19, la industria procesadora de carne trabajó muy de cerca con funcionarios nombrados por el gobierno de Donald Trump para evadir restricciones de salud y mantener abiertos los mataderos, aun cuando el virus se diseminaba rápidamente entre los trabajadores, dice un reporte del Congreso dado a conocer el jueves.
El reporte de la Subcomisión Selecta de la Cámara de Representantes sobre la Crisis del Coronavirus dice que las compañías de carne presionaron para mantener abiertas sus plantas pese a que sabían que sus trabajadores estaban en un alto riesgo de contraer el virus.
El cabildeo llevó a que funcionarios de salud y del trabajo diluyeran sus recomendaciones para la industria y culminó con una orden ejecutiva del presidente Trump en la primavera de 2020 que designó a las plantas como infraestructura vital que debía seguir abierta.
El representante demócrata Jim Clyburn, que preside la subcomisión, denunció que funcionarios del Departamento de Agricultura y la industria priorizaron la producción y las ganancias en lugar de la salud de los trabajadores y las comunidades.
Al menos 59.000 trabajadores contrajeron el virus y 269 murieron.
“La conducta vergonzosa de los ejecutivos corporativos que buscaron ganancias a todo costo durante una crisis, y de funcionarios del gobierno dispuestos a obedecer sus órdenes sin importar los daños resultantes para el público no debe repetirse jamás”, declaró Clyburn.
El exsecretario de agricultura Sonny Perdue, que ahora dirige el Sistema de Universidades de Georgia, se negó a comentar el jueves.
Un portavoz del sistema de universidades dijo que Perdue se encuentra enfocado en “servir a los estudiantes de Georgia”.
El reporte se basa en comunicaciones entre ejecutivos de la industria, cabilderos y funcionarios del Departamento de Agricultura, y otros documentos que recibió el panel de otras agencias del gobierno, así como de Tyson Foods, Smithfield Foods, JBS, Cargill, National Beef, Hormel y de otras compañías.
Esas firmas controlan el 85% del mercado de carne de res y 70% de la producción de carne de cerdo en el país.
El Instituto Norteamericano de la Carne, un grupo que representa al sector, dijo que el reporte distorsiona la verdad e ignora las medidas que implementaron las compañías al invertir miles de millones de dólares para reacondicionar las plantas y adquirir equipo de protección para los trabajadores.
“La comisión selecta de la Cámara de Representantes no le ha hecho ningún favor a la nación”, dijo la presidenta y directora general del grupo, Julie Anna Potts.
“La comisión pudo haber tratado de saber lo que la industria hizo para frenar la propagación de COVID entre los trabajadores de carne y pollo, reduciendo las infecciones asociadas con la industria mientras el número de casos se disparaba en todo el país. En su lugar, la comisión se vale de la retrospectiva y datos selectos para respaldar un discurso que de ninguna manera representa los primeros días de una emergencia nacional sin precedentes”.
Uno de los mayores sindicatos del sector condenó la forma en que el gobierno de Trump ayudó a la industria cárnica.
“Sólo deseamos que el gobierno de Trump se hubiese preocupado tanto por las vidas de los trabajadores como se preocupó por los productos de carne, cerdo y pollo, cuando queríamos que se cerraran las plantas de pollo para una sanitización a profundidad y para salvar las vidas de los trabajadores”, expresó Stuart Appelbaum, presidente del sindicato de Tiendas al Menudeo, Mayoreo y Departamentales (Retail, Wholesale and Department Store Union).
El reporte señaló que las compañías de carne tardaron en implementar medidas para proteger del virus a los trabajadores y presionaron para que el gobierno hiciera que recomendaciones del uso de mascarillas, instalación de divisores entre estaciones de trabajo y el distanciamiento social fueran opcionales dentro de sus plantas.