Por Agencias
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La inauguración de una cancha de sóftbol, el juego similar al béisbol tan popular en el Caribe, un acto que arranca con una predicadora evangélica colombiana dando la bendición y donde los políticos mueven la cadera -o lo intentan- a golpe de reggaetón o una canción pidiendo el voto por un candidato cuyo ritmo y cantante bien podrían ser de República Dominicana.
No son actos de campaña de América Latina, sino de España, donde este domingo se celebran elecciones y donde no era usual ver este tipo de eventos en los que se apela tan claramente al voto latino.
Pero en los últimos años la importancia de este colectivo creció.
Así lo atestigua Laura Morales, catedrática de Ciencias Políticas del Instituto de Estudios Políticos de París.
Ella lleva desde principios de los años 2000 haciendo estudios sobre el comportamiento electoral de las personas migrantes en España y vio cómo pasó de no importarle a nadie a que la relevancia que se le concede al voto latino sea mayor desde hace unos cinco años.
Y así se percibe en los actos electorales y estrategias que los principales partidos políticos de España han tomado para las elecciones de este domingo.
Aunque analistas y partidos parten de un problema: no saben con certeza a qué porcentaje del electorado se dirigen.
Una cuestión de datos
¿Cuántas personas provenientes de América Latina y nacionalizadas como españolas hay en el país?
Como decimos, no está tan claro.
“Los datos son difíciles de calcular y las cifras que manejamos son aproximadas”, explica Morales.
Las últimas cifras que tiene el Instituto Nacional de Estadística (INE) de España son de enero de 2021 y dicen que entonces residían en España alrededor de 1.500.000 extranjeros con nacionalidad española y derecho a voto.
Pero además, apunta la catedrática, no se sabe la población nacionalizada total desde los años 80, por ejemplo, ni tampoco qué parte de los españoles que votan desde el exterior tienen doble nacionalidad o, dentro del país, si se cuenta solo a una primera generación de migrantes provenientes de América Latina o también a sus descendientes inmediatos “que seguramente ya nacieron con la nacionalidad española”.
Con ese conteo aproximado, se estima “que en torno a un 10-13 % del electorado tenga este origen”.
Dado ese peso, dice Morales, no es tanta la atención específica que se le da a este colectivo, integrado principalmente por ecuatorianos, colombianos, venezolanos, argentinos, peruanos, dominicanos y cubanos.
Pero, entonces, ¿por qué ahora le han puesto más foco?
Por un lado, hay una concienciación de que el número potencial de electores es mayor que hace 10 o 15 años.
Pero también para acumular crédito político a medio plazo.
“Es bastante probable que de aquí a las siguientes elecciones generales o en 10 años un cuarto del electorado sea de origen inmigrante”, señala la catedrática.
Un «mango bajito»
Dos partidos en concreto, el PP (derecha) con el candidato Alberto Núñez-Feijoó al frente y Vox, de extrema derecha y liderado por Santiago Abascal, han hecho campaña más visible para captar el voto latino.
Esto es porque tienen “cierta percepción de que esos electores (latinos) pueden compartir valores similares sobre modelos de familia, una visión religiosa más conservadora”, dice Morales.
Una opinión que sostiene Carmen Beatriz Fernández, politóloga afincada en España pero venezolana, precisamente una comunidad a la que ambos partidos han dirigido su discurso porque, debido a la experiencia en su país de origen, “hacen que se asocien más con los valores de la derecha”.
Son caladeros de voto “fáciles de atraer con un costo de movilización electoral relativamente limitado, sin grandes esfuerzos, un low hanging fuit», dice Morales, o como se diría en venezolano, un «mango bajito».
“Sin hispanos es una campaña fracasada”
La estrategia del PP, el partido favorito para ser este domingo el más votado, según las encuestas, tiene un punto clave en Madrid, donde la presidenta de la comunidad, Isabel Díaz Ayuso, ha hecho guiños permanentes a los latinos.
Allí nació la iniciativa “Hispanos con el PP”, un organismo dentro del partido que se extendió a Galicia, Canarias, Valencia o Andalucía para “movilizar el voto hispano”, nos explica Michael Ferreira, venezolano-portugués integrante del grupo.
“En Estados Unidos hablar de una campaña sin hispanos es una campaña fracasada. El voto hispano marca tendencia y es relevante y España está entrando en esa dinámica, el PP lo está impulsando”, afirma.
Lo hacen con actos pequeños para cada región del país, otros más generales donde se mezcla la bandera española y las de países latinoamericanos o en la inclusión cada vez mayor en sus las listas de políticos con origen en América Latina.
Pero también últimamente, con actos que han llamado la atención de los medios y no han estado exentos de críticas.
Por ejemplo, un acto que llamaron «Europa es Hispania» donde el candidato Núñez- Feijóo junto a Díaz Ayuso se movieron al son del archiconocido tema “El tiburón” de Proyecto Uno cantado en vivo por el dominicano Henry Méndez y que era parte de la campaña para las elecciones a alcaldías y Comunidades Autónomas (regiones) el pasado mayo.
El acto tuvo la participación de la predicadora evangélica colombiana Yadira Maestre, polémica por sus postulados.
El miedo al «comunismo»
El acercamiento a la comunidad evangélica, que cuenta entre sus seguidores con buena parte de la comunidad latina, también lo ha hecho Vox como parte de su estrategia.
Para estas elecciones en concreto crearon la iniciativa “Latinos por Abascal” para captar el voto.
Para su lanzamiento usaron un jingle hecho a base de ritmos movidos y letras que bien podrían escucharse en una campaña al uso en América Latina y donde se ven las banderas de Cuba, Venezuela, Brasil o Bolivia.
Pero el discurso hacia la comunidad de América Latina es una excepción en Vox, partido político que tiene una marcada retórica antiinmigración.
Hacen esta distinción con los latinos porque es más fácil que se “asimilen a la ‘etnia española’ por compartir una misma religión, lengua, costumbres, cosmovisión e historia”, concuerdan los profesores de Ciencia Política David Lerín Ibarra (Universidad Complutense) y Guillermo Fernández-Vázquez (Universidad Carlos III).
Y es un voto fácil de captar en algunos nichos, como explicaba Morales.
Algunos sectores latinos “son sensibles a las apelaciones sobre los potenciales peligros de un supuesto gobierno que incluye comunistas”, señala Morales.
“Menos reggaetón y más derechos”
El espectro político de la izquierda para estas elecciones generales lo ocupa, por un lado, el PSOE (centro izquierda), con el actual presidente Pedro Sánchez a la cabeza.
Por el otro está Sumar, una recién nacida coalición que ampara bajo su paraguas a distintas agrupaciones de la izquierda y que lidera la actual vicepresidenta del gobierno Yolanda Díaz.
Morales apunta que el PSOE y la izquierda en general sí han tenido previamente iniciativas para dirigirse al voto latino, aunque por su estructura y las propias características de las campañas electorales en España -discurso más general, campaña más genérica, sin segmentación de mensajes y de nivel y extensión más limitada-, ya no tiene un papel tan protagónico.
Hana Jalloul, secretaria de Política Internacional y Cooperación al Desarrollo del PSOE entre 2020 y 2021 y secretaria de Estado de Migraciones dice que su partido cree en la migración, «y hemos trabajado por su inclusión sociolaboral, por darles acceso al trabajo y darles papeles”.
Para esta campaña las izquierdas se han centrado más en círculos de confianza, actos o convivencias donde se explica a los migrantes en general sus derechos, protocolos contra la xenofobia o el racismo.
“No bailaremos reggaetón, pero les damos derechos a las personas migrantes. Hechos, no palabras”, lanza Jalloul y remarca las nacionalizaciones a migrantes que hizo en su día el presidente José Luis Rodríguez Zapatero o la concesión de la residencia por razones humanitarias implantada por Sánchez para los venezolanos.
Este es un punto clave del discurso de la izquierda no solo hacia la comunidad latina, sino hacia los migrantes en general: “Recordar sistemáticamente que Vox está en contra de las regularizaciones de la migración”, dice Morales.
Pero como sostiene Laura Morales, la izquierda en general no termina de encontrar un equilibrio en su discurso para dirigirse a este electorado que “potencialmente podría votarles por resultarles beneficiosas las políticas de corte universal implantadas por el gobierno de coalición (PSOE-Podemos, actualmente en el poder)”.
Un electorado tan amplio como América Latina
Aunque la importancia del voto latino es mayor que en años anteriores, España es un caso difícil para movilizar a este elector.
Por ejemplo, no se puede hacer un discurso diferenciado, algo que en Estados Unidos se da con tan solo cambiar el idioma. Además, en España se debe tener cuidado, dice Morales, “para no hacer algo etno-racial, que pueda ofender a la comunidad y que los marque como migrantes cuando ya tienen la nacionalidad”.
Y es complicado apuntalar un discurso específico, porque el colectivo en España es tan heterogéneo y variado como amplia es América Latina.
Por ejemplo, los venezolanos votan más a la derecha, mientras que argentinos, uruguayos, colombianos y en menor medida, peruanos, suelen votar a la izquierda. Mientras que los ecuatorianos tienen un voto más volátil, según los expertos.
Y lo hacen, unos y otros, en proporciones similares, por lo que, explica Morales, “no se puede decir que el colectivo latinoamericano en su conjunto sea un voto que favorece a un espectro político concreto”.
El reto para los próximos años en España es que los partidos políticos encuentren cómo dirigirise a una población que, por una parte, es cada vez mayor pero, por otra, apenas se rastrea con datos para conocer su comportamiento electoral.