Por Redacción
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En el Laboratorio Nacional de Oak Ridge, bajo estrictas medidas de seguridad por radiación, un grupo de técnicos de la empresa X-energy fabrica pequeñas esferas grises que podrían transformar la industria nuclear de Estados Unidos. Estas “bolas de billar” contienen miles de micropartículas de uranio altamente enriquecido, diseñadas para alimentar una nueva generación de reactores nucleares avanzados.
En medio del impulso federal por expandir la energía nuclear, X-energy encabeza una ambiciosa iniciativa para fabricar combustible doméstico y reducir la dependencia de fuentes extranjeras, en un contexto global donde solo Rusia y China dominan la producción de uranio de bajo enriquecimiento de alto ensayo (HALEU).
Apuesta por una nueva era nuclear
El expresidente Donald Trump fijó como meta cuadruplicar la capacidad nuclear de EE.UU. en los próximos 25 años, firmando órdenes ejecutivas en mayo para acelerar el desarrollo. La construcción de reactores avanzados —como los refrigerados por gas de alta temperatura que X-energy planea operar— requiere combustible especializado que hasta ahora no se producía en gran escala en el país.
“Este es un momento único”, dijo Tyler Gerczak, investigador principal del laboratorio federal, sobre la colaboración con la filial de X-energy, TRISO-X. La compañía ha iniciado la construcción de un campus de casi 2.000 millones de dólares en Oak Ridge, el primero de su tipo en EE.UU. en más de 50 años.
El ‘guijarro’ de uranio que no se derrite
La empresa, con sede en Maryland, desarrolla un combustible llamado TRISO —abreviatura de «Tri-structural Isotropic Fuel»— encapsulado en esferas del tamaño de una semilla. Según el Departamento de Energía, es el combustible nuclear más robusto del mundo, ya que las partículas están revestidas con capas de carbono y cerámica que impiden su fusión dentro del reactor.
La producción comienza con un cóctel químico amarillo oscuro que contiene uranio, ácido nítrico y carbono, el cual se solidifica en pequeñas esferas negras. Luego, estas son recubiertas en hornos a 1.800 °C y agrupadas en esferas mayores que soportan incluso el peso de un SUV. Cada reactor requerirá unas 220.000 de estas esferas, que pueden reutilizarse hasta seis veces.
“Este combustible permite ciclos más largos, menor volumen de residuos y reactores más compactos”, explicó Dan Brown, vicepresidente de desarrollo de TRISO-X.
El plan enfrenta escepticismo. David Kemp, analista del Instituto Cato, calificó de “poco realista” la meta de Trump, señalando los altos costos de construcción y la escasa experiencia reciente: solo dos nuevos reactores grandes han sido construidos desde cero en medio siglo, y ambos en Georgia, con sobrecostos que superaron los 17.000 millones de dólares.
Actualmente, Estados Unidos apenas ha producido 20 kilogramos de HALEU desde 2023, en una planta de Centrus Energy. La meta del Departamento de Energía es escalar la producción y eliminar la dependencia de suministros rusos o chinos.
X-energy ya cuenta con 100 acres en Oak Ridge y ha solicitado a la Comisión Reguladora Nuclear (NRC) la licencia para su planta de combustible, siendo la única empresa con una petición formal para una nueva instalación. La primera fábrica podría estar operativa entre finales de 2027 y comienzos de 2028, con capacidad para alimentar 11 reactores. Una segunda planta podría abrir en 2029, cuadruplicando esa capacidad.
La empresa también cuenta con financiamiento del Departamento de Energía y una inversión estratégica de Amazon, que busca generar más de 5 gigavatios de energía limpia para 2039 mediante esta colaboración.
“Esto no es un renacimiento nuclear. Es una revolución en marcha”, afirmó Joel Duling, presidente de TRISO-X.
