Por Redacción
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El líder opositor venezolano Edmundo González, reconocido como presidente electo de Venezuela por varios países y quien disputa la victoria electoral de Nicolás Maduro, denunció el martes que su yerno fue secuestrado por hombres encapuchados.
A solo tres días de la investidura del nuevo presidente de Venezuela, las tensiones están en su punto máximo. Las calles de Caracas presentan una mayor presencia policial y militar, mientras González anuncia su intención de regresar al país para asumir la presidencia. Mientras tanto, la ceremonia oficial está programada para juramentar a Maduro por un nuevo mandato de seis años.
En un mensaje publicado en X, antes conocido como Twitter, el líder opositor afirmó que su yerno fue secuestrado mientras “se dirigía a dejar a mis nietos en la escuela en su primer día de clases”. Agregó que hombres encapuchados vestidos de negro lo interceptaron, lo forzaron a subir a una SUV de color dorado con la placa AA54E2C y se lo llevaron. No ofreció más detalles.
Las autoridades venezolanas no respondieron de inmediato al incidente. Más tarde, Maduro anunció la detención de siete personas, a quienes describió como “mercenarios extranjeros” que supuestamente planeaban “acciones terroristas” en el país. Según Maduro, entre los detenidos se encontraban dos ciudadanos estadounidenses.
Luis Almagro, secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), condenó el secuestro del yerno de González y exigió su liberación. En su cuenta de X, calificó el hecho como “un inaceptable acto de presión política contra quien el Centro Carter y observadores internacionales certificaron como ganador en las elecciones de julio, algo que el régimen aún no ha desmentido con pruebas”.
Estados Unidos también rechazó la “represión e intimidación” contra la oposición democrática venezolana, según un comunicado difundido en la cuenta de la embajada de ese país para Venezuela en X.
La Plataforma Unitaria, coalición que respaldó la candidatura de González, calificó el secuestro como una “desaparición forzada por motivos políticos” y señaló al Estado venezolano como responsable del rapto de Rafael Tudares frente a sus hijos de 6 y 7 años.
La líder opositora María Corina Machado también denunció hostigamiento, declarando: “Agentes del régimen han rodeado la casa de mi mamá, han colocado alcabalas en toda la urbanización y están sobrevolando con drones”. Agregó que la zona se quedó sin electricidad. “Maduro y sus cómplices, no tienen límites en su maldad. Cobardes”, sentenció.
La incertidumbre se apoderó de la capital venezolana el martes.
A pesar de ser el primer día de clases tras las festividades decembrinas, la ausencia de niños en las calles era evidente.
“Hay tensión. Apenas cae la noche, la ciudad se convierte en un pueblo fantasma. Ver tantos policías no da confianza”, dijo Mari Jiménez, una oficinista de 32 años, a Associated Press. “Tengo miedo de que se forme un lío y me agarre en la calle. Creo que mucha gente siente lo mismo. El jueves y viernes ni de broma salgo de mi casa”.
Las calles, que normalmente son bulliciosas, estaban más silenciosas, con conductores y peatones evitando cualquier interacción cerca de los agentes de seguridad fuertemente armados. También se observó el despliegue de milicianos, civiles armados bajo el mando de la Fuerza Armada, movilizándose por la ciudad. Vestidos con uniformes de camuflaje y portando rifles, varios milicianos salieron el martes del Museo Militar 4F para asistir a una reunión de seguridad en el palacio presidencial.
Al caer la noche, Maduro juramentó a numerosos trabajadores civiles, en su mayoría del sector público, que portaban rifles. Según el presidente, estos ciudadanos respondieron a un llamado para defender la patria ante “las amenazas contra el pueblo de Venezuela”.
“La clase obrera ha dado pasos gigantescos en organización constitucional y legal en cada centro de trabajo”, declaró Maduro, vestido con uniforme de camuflaje, mientras juramentaba a estos “cuerpos combatientes de la clase obrera” como milicianos.
“Fascistas e imperialistas, no se equivoquen conmigo. Estamos decididos a triunfar, a preservar la paz y la independencia nacional”, añadió Maduro, quien también anunció la captura de otros siete supuestos “mercenarios”.
“Hemos capturado a siete mercenarios extranjeros, incluidos dos operativos importantes de Estados Unidos. Están bajo custodia. Estoy seguro de que pronto confesarán. Venían a realizar acciones terroristas contra Venezuela”, afirmó Maduro.
El presidente también mencionó la captura de “dos sicarios colombianos en diferentes partes del país” y “tres mercenarios provenientes de Ucrania, quienes llegaron de la guerra de Ucrania para sembrar violencia”.
El lunes, Maduro aseguró que en los últimos meses han sido detenidas 125 personas de diversas nacionalidades por presuntas actividades terroristas, incluido el gendarme argentino Nahuel Agustín Gallo.
“¿Cómo no sentir angustia? Es desesperante no saber qué está pasando”, comentó Patricia Hernández, una jubilada de 58 años. “Me costó mucho decidirme a salir a comprar lo que necesitaba. Antes daba miedo salir de noche por los ladrones, ahora da más miedo encontrarse con un policía en esta situación de agitación política. Temo que me lleven presa sin razón”. Patrullas e incluso tanquetas se encontraban apostadas en varias calles de Caracas.
Los comerciantes mostraban cautela al reponer inventarios, mientras el tránsito permanecía congestionado debido al cierre de calles y la instalación de puestos de control improvisados. Desde días previos a la investidura, la presencia de agentes de seguridad, muchos de ellos enmascarados y armados con rifles, era notoria en la ciudad.
Mientras el presidente Nicolás Maduro se prepara para asumir un nuevo mandato de seis años ante la Asamblea Nacional, dominada por su partido, el opositor González ha anunciado su intención de regresar del exilio para asumir la presidencia.
Sin embargo, no está claro cuándo o cómo planea ingresar al país.
“Todo el mundo está esperando el 10 de enero para ver qué pasa, qué se decide o qué rumbo toma esta situación”, dijo Benigno Alarcón, politólogo y director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, en una entrevista con AP.
El ministro de Interior, Diosdado Cabello, advirtió que González será arrestado si regresa, y confirmó que Maduro será juramentado el viernes.
Mientras tanto, Machado, pieza clave en la candidatura de González, convocó a una protesta nacional para la víspera de la investidura.
En una videoconferencia el martes, Machado confirmó que participará en la manifestación del jueves, tras casi cinco meses sin apariciones públicas. La líder opositora, investigada penalmente por presunta instigación a la insurrección, ha permanecido en la clandestinidad.
“Por nada del mundo me pierdo ese día. Es un momento histórico… un día en el que todos los venezolanos queremos ser parte”, aseguró.
El recuerdo de las protestas tras la proclamación de Maduro en 2018 sigue vivo, cuando más de 2,400 personas fueron arrestadas. Aunque el gobierno anunció recientemente la liberación de 1,515 detenidos, la ONG Foro Penal reporta que alrededor de 1,795 personas permanecen encarceladas por “motivos políticos”.
Marta Valiñas, jefa de la misión independiente de la ONU encargada de investigar presuntas violaciones de derechos humanos y posibles crímenes de lesa humanidad en Venezuela, instó a las fuerzas de seguridad a “actuar bajo los más estrictos estándares internacionales en el uso de la fuerza”.
La desconfianza de los ciudadanos hacia los agentes policiales ha aumentado junto con la represión en los últimos años.
“Le pido a Dios que pase lo que pase tengan piedad del pueblo. No merecemos vivir así”, expresó Jiménez.