Por Agencias
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El programa de la Administración de Biden permite una entrada legal al país a quienes, entre otros requisitos, cuenten con un patrocinador. La isla vive el mayor éxodo desde el triunfo de la Revolución.
En la mañana del pasado 22 de septiembre, Delvis Alejandro Paz, de 23 años, abordó un avión de American Airlines desde el Aeropuerto de La Habana y en apenas 40 minutos aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Miami.
A los pocos días, compartió en Facebook una foto de su primer corte de pelo en Estados Unidos y dejó un mensaje a todos los que esperan ser beneficiados, como él, con el programa de parole humanitario para cubanos: “Gente, no se desanimen”, escribió. “Les deseo mucha suerte a todos y que puedan llegar a este gran país”.
Esta semana, el Departamento de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) anunció que un total de 52.053 cubanos fueron autorizados para viajar de manera legal al país a través del programa de parole humanitario puesto en marcha por la Administración de Biden en el mes de enero, con el fin de frenar la migración ilegal a través de la frontera sur con México.
Huyendo de la crisis económica que afecta Cuba, más de 300.000 cubanos llegaron a territorio estadounidense en los últimos dos años, superando los grandes éxodos anteriores de la historia desde el triunfo de la Revolución Cubana: el Mariel, en 1980 (125.000), la Crisis de los Balseros, en 1994 (34.00) y Boca de Camarioca en 1965 (unos 5.000).
Hasta el momento han llegado a Estados Unidos 50.185 cubanos de los beneficiados con el programa que también está disponible para nacionales de Haití, Nicaragua y Venezuela. Según las estadísticas de CBP, más de 240.000 personas de estas cuatro nacionalidades fueron beneficiadas hasta finales de septiembre de 2023. Cuba fue el tercer país más con más permisos concedidos, detrás de Haití (96.445) y Venezuela (73.092), y por delante de Nicaragua (44.298).
Los requisitos del parole
El programa, que otorga 30.000 visados mensuales a ciudadanos de los cuatro países antes mencionados, les permite una entrada legal a EE UU con la posibilidad de obtener permiso de trabajo, siempre que cuenten con un patrocinador que los pueda amparar económicamente en territorio estadounidense al hacer la solicitud a través del formulario I-134A, y cumplan con los requisitos de entrada legal al territorio.
Aunque el parole humanitario ha supuesto para muchos cubanos una oportunidad para sortear las peligrosas y muy costosas travesías a través de Centroamérica, o la alternativa a cruzar en balsas rústicas el Estrecho de la Florida, también es cierto que desde sus inicios ha tenido no pocas críticas. Entre otras cosas, se le achaca la desorganización y la demora de los procesos, o la separación que han tenido que sufrir muchas familias y que involucra a menores de edad.
La cubana Kenia Nápoles Martínez, de 39 años, llegó a Miami el pasado 29 de septiembre tras una larga espera y el temor de no saber cuándo volvería a ver a su esposo. El 30 de marzo, cuatro personas de la familia fueron beneficiadas con el parole humanitario, pero su niña de ocho meses quedó fuera. Tras varios días sin saber qué hacer, tomaron la decisión de que su esposo se fuera a Estados Unidos, mientras ella permanecía en Cuba al cuidado de la niña.
Afortunadamente, Martínez pudo salir del país con su hija tras poco más de seis meses, pero aún hay muchas familias que padecen la separación a causa de fallos en el proceso llevado a través de de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS).
“El programa ha sido una bendición para muchas familias, incluso para mí que no tenía otra manera de llegar aquí”, asegura Nápoles, quien ahora reside en Miami Gardens, en el sur de Florida . “Pero este tema de la separación familiar es una grieta en el programa, que se debe solucionar”.
En una situación similar estuvo durante siete meses Yuneisis Nova, de 40 años. Tras ser aprobada su solicitud en febrero, tuvo que esperar por su hija de 11 años, quien no fue confirmada hasta el mes de mayo.
Ahora vive en Orlando, en Florida central, y a pesar de la incertidumbre de los meses en Cuba está agradecida con el programa. “Yo solo podía venir si cruzaba fronteras”, asegura. “Reunirme otra vez con mi esposo y mi hijo que estaban aquí ha sido un bálsamo, una tranquilidad en nuestras vidas”.
Por su parte, Blas Núñez-Neto, subsecretario de Seguridad Nacional, dijo al medio local América TeVé que Estados Unidos atenderá todas las solicitudes de parole y pidió paciencia a los solicitantes ante la alta demanda y la cantidad de aplicaciones que reciben mes por mes.
Aunque en su nuevo reporte las autoridades estadounidenses no especificaron cuántas solicitudes habían recibido hasta el momento, el pasado mes de mayo informaron que hasta finales de abril tenían más de 1,5 millones de peticiones de estos cuatro países, y desde Cuba habían recibido más de 380.000 solicitudes, según datos de la cadena CBS.
El parole no ha sido acogido por una veintena de estados republicanos de Estados Unidos, que presentaron una demanda contra la administración Biden para eliminarlo, ya que, según alegan, “incumple la ley, no responde realmente a razones humanitarias y no promueve ningún beneficio público significativo”. No obstante, aún hoy es una incertidumbre el rumbo que tomará el programa.
Hasta ahora sigue siendo un alivio para muchos cubanos y una manera legal de emigrar, además de otras disponibles para ciudadanos de la isla como la visa de inmigrante, que requiere la reclamación por parte de un familiar en Estados Unidos, y el Programa de Reunificación Familiar (CRFP), que desde 2007 permite a ciudadanos estadounidenses elegibles y residentes permanentes legales solicitar un permiso de ingreso para sus familiares en Cuba.