Por Agencias
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Iowa se queda sin título de NCAA y no endulza el último partido universitario de Caitlin Clark, la nueva sensación del baloncesto en Estados Unidos. USC, campeona.
El mundo no tiene todas las bondades para Caitlin Clark. La estrella rutilante del baloncesto femenino mundial, que ha roto los audímetros en Estados Unidos y barreras que sólo parecían destinadas a los hombres, se queda sin el premio que medio país esperaba para ella. El más importante de los honores antes de pasar al profesionalismo se lo quedan otras por segundo año consecutivo.
En la Final Four de la NCAA en este 2024, que tuvo lugar en el Rocket Mortgage FieldHouse de Cleveland, su equipo volvió a caer en la final. Les ocurrió en 2023 con las Tigers de LSU y esta temporada el tope se lo pusieron las Gamecocks de USC. Con contundencia, 87-75.
El domingo volvió a ser una fiesta pagada por Caitlin Clark. Pero se beneficiaron otras jugadoras que sí entrarán en el palmarés de ganadoras. Ella, la oriunda de Des Moines, se quedará con el récord histórico de puntos global, de chicos y chicas, que logró adjudicarse este mismo año. Una concesión menor. Se irá a la gran liga del país, donde se espera que las Fever de Indiana la fichen en dos semanas.
Clark no ha conocido redención. Tras acabar en semifinales con las Huskies de U-Conn esperaba el test más difícil en el momento de más nervios. Y colectivamente Iowa no lo superó. Batallando gracias a la magia de Caitlin pudieron estar en partido hasta el último cuarto, donde terminaron sacando la bandera blanca y felicitando a las nuevas campeonas. El merecimiento de la South Carolina de Dawn Staley no se reduce a hoy, va por todo el curso: invictas, 38-0, algo que no se veía en la NCAA desde 2016 (precisamente, U-Conn; Nurse, Gabby Williams, Collier, Katie Lou Samuelson, etc), además de vencer por tercera vez en siete años. Ni una fuerza de la naturaleza, tocada por la varita mágica, como Caitlin Clark ha impedido que se colocaran semejante broche.
El equipo de Iowa se queda, por tanto, sin título. Clark comienza ahora un camino en el que pretende seguir siendo la líder. Junto a Sabrina Ionescu, presente en el All-Star masculino en un careo con el mismísimo Stephen Curry, llevarán en sus mochilas el peso del baloncesto durante la próxima década. La derrota no le va a despojar de esa presión. Cambia el plano, aunque a ojos mirando se ha acostumbrado.
En el comienzo del encuentro estuvo el punto álgido para Clark. Una demostración de todo lo que tiene dentro. Iowa empezó 10-0 y amplió el parcial a 20-9 con el alegre impulso de su superestrella: 13 puntos seguidos, un triple desde casi media pista y otro intento en el que sacó falta. Ahí sí que estaba volviendo loca a la defensa. Raven Johnson fue su pareja de baile y sólo el paso de los minutos minó la capacidad anotadora de la ‘22′ de las Hawkeyes. Ese primer cuarto USC reaccionó con un 2-11 que, sorpresa, rompió Clark. La jugona, próxima número uno del draft, cerró una manga de otro planeta: 18 puntos de los 27 del combinado. Algo nuclear.
En cuanto Caitlin no tenía el balón en sus manos y podía generar el habitual pánico en el equipo contrario, Iowa se resentía. Les ocurrió a partir del segundo periodo y la afección se reprodujo hasta fulminarlas.
En ese tramo hasta el descanso entró en juego la brasileña Kamilla Cardoso, una potencia de dos metros a la que acudieron en USC cuando se veían en problemas. Ha sido la jugadora más dominante de la temporada para ellas, con 14,3 puntos y 9,5 rebotes, y en la final se fue hasta un doble-doble de 15 y 17 anotando el 50% de los tiros. Es las que dio más segundas opciones a las Gamecocks, con lo que eso significa en grandes partidos. También ayudó el fondo de armario: 0 a 37 por parte de las suplentes. El cansancio hizo mella en Clark, que se quedó en 30 pero con un fatídico 10/28 que significó perdonar demasiados tiros. En ésas estuvo la velada.