Por Agencias
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El futbolista del Real Madrid dio la victoria a Turquía con un espectacular zurdazo. Un latigazo que entró como un obús por la escuadra de la portería de Mamardashvili.
Arda Güler se presentó por todo lo alto en la Eurocopa. Firmó una obra maestra y alcanzó un terreno reservado sólo para los más grandes. Turquía cuenta con un talento único. Con un mago que juega en el Real Madrid, que tiene 19 años y viste el número 8 de los otomanos. Arda Güler fue el amo y señor en la victoria de su selección ante Georgia. Güler hizo un partido de escándalo en Dortmund, para beneficio propio y para regocijo del Real Madrid. Qué perla firmaron los blancos por escasos 20M€.
Si había dudas de su importancia en esta Turquía, Güler las esfumó de un plumazo. De un soberano zurdazo. Suyas fueron las mejores acciones de Turquía, las mejores acciones de un partido brioso, tenso, dinámico. La Euro ya tiene a su niño bonito. A su primera estrella. Y eso que Vincenzo Montella se obstinó en marearlo de posición en posición. Hasta le colocó de falso nueve en la segunda mitad, pero el que es un genio es un genio. Lo demostró con ese trallazo en el minuto 65. Un gol que ya es historia de la Eurocopa. Un zurdazo preciosista que dará la vuelta al mundo. La carta de presentación de que Arda Güler tiene un don divino, único.
Georgia entró al partido temblándole las piernas. Le superó el escenario y el estreno en un gran campeonato. Turquía metía una marcha más. Era más intensa. No fue un baño, pese a la intensa lluvia, porque los turcos no encontraban el gol. Pudo ser en el minuto 10, pero el palo repelió el lanzamiento de Kökcu. Mamardashvili respiraba tranquilo. Turquía empujaba, Güler hacía virguerías y Georgia resistía. No le asustaba recibir golpes y nunca le perdió la cara al partido. Y avisaba, cuando se desesperazaba, haciendo intervenir con maestría a Günok.
Poco a poco Güler fue dando picotazos. Destellos de su excelsa calidad. Estaba en duda su presencia en el once inicial, pero es imposible no ponerle sobre el campo. Partiendo por la derecha fue una amenaza constante. Ya fuera saliendo por el exterior o por dentro, colocando pases envenenados con su letal pierna izquierda. Llevaba el ritmo del partido. Güler hacía bueno todo lo que llegaba a sus pies.
Latigazo de Müldür
El primer gol turco fue un golazo. El lateral Müldür se encontró un balón franco, que engatilló de manera magistral. Un obús ante el que el portero del Valencia poco pudo hacer. Fue un minuto de locura. Otra acción de Güler ponía en bandeja el 2-0 a Yildiz. ¡Vaya pareja tiene Turquía! El toque previo de Köcku dejó al talento de la Juventus en fuera de juego. El VAR rectificaba por milímetros. Fue el punto de inflexión.
De la casi sentencia otomana al gol histórico de Mikautadze. El primero de Georgia en un gran torneo. Si Turquía tiene pólvora en ataque, en defensa es una verbena. De eso se aprovechó Georgia. El gol en contra les espabiló y les quitó el miedo. Kvaratskhelia se pasó todo el partido demasiado solo, pero la endeblez turca en la retaguardia le daba esperanzas. El jugador del Levante, Kochorashvili, fue un dolor de muelas constante para Turquía que no encontraba la manera de pararle. Suya fue la posible acción del empate. Un larguero, que hizo temblar a los turcos cuando seguían asombrados con el grandioso gol de Güler. Un toque de realidad de que con Güler la gloria está más cerca. Georgia murió en la orilla.