Por Agencias
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La ofensiva de Rusia en el este de Ucrania cobraba impulso el jueves mientras el jefe de las Naciones Unidas atestiguó la destrucción en las ciudades fuera de la capital Kiev.
El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó las atrocidades cometidas en ciudades como Bucha, donde se encontraron pruebas de asesinatos masivos de civiles después de que Rusia se retiró de la zona ante una resistencia ucraniana más dura de lo esperado.
Obligada a reagruparse después de no poder tomar la capital, Rusia cambió su enfoque al corazón industrial ucraniano, en el este.
El ejército ucraniano dijo que varias áreas en la región de Donbás han sido objeto de un intenso fuego e imágenes satelitales mostraban nuevos daños por bombardeos en Mariúpol, un duro foco de resistencia ucraniana.
Las autoridades ucranianas advirtieron que los civiles que permanecen en Mariúpol, una ciudad portuaria del sureste, enfrentan condiciones peligrosamente insalubres, con sistemas de agua y alcantarillado que no funcionan y cuerpos en descomposición bajo los escombros.
“Dondequiera que haya una guerra, los civiles pagan el precio más alto”, dijo Guterres mientras visitaba el suburbio de Irpin, en Kiev, que fue bombardeado, y reiteró lo importante que era que se investigaran posibles crímenes de guerra en Bucha y en otros lugares.
“Cuando hablamos de crímenes de guerra, no podemos olvidar que el peor de los crímenes es la guerra misma”, agregó.
La revelación de asesinatos en masa alrededor de Kiev ayudó a galvanizar el apoyo a Ucrania en Occidente, que impuso sanciones a Rusia y envió armas a Ucrania.
El primer ministro búlgaro, Kiril Petkov, prometió que su país se uniría a otros para brindar asistencia militar mientras recorría otro escenario de atrocidades en las afueras de Kiev, Borodyanka.
Los combates ganaron velocidad después de que Rusia cortara de pronto el gas natural a dos países miembros de la OTAN, una maniobra interpretada como un intento de castigar y dividir a Occidente por su apoyo a Ucrania.
Las fuerzas de Moscú “están desplegando un fuego intenso” en casi todas las direcciones, afirmó el jueves el Estado Mayor ucraniano en su reporte diario.
La mayor actividad se observó en torno a Donetsk y cerca de Járkiv, que se encuentra fuera de Donbás, pero está considerada como crucial en el aparente esfuerzo ruso de rodear a las tropas ucranianas en la zona.
Tatiana Pirogova habló del intenso temor de vivir bajo ataques constantes.
“No es sólo miedo. El estómago se te contrae de dolor”, dijo la mujer, que vive en Járkiv. “Cuando disparan de día, aún se está bien, pero cuando llega la tarde, no puedo describir lo aterrador que es”.
El Estado Mayor señaló que en las últimas 24 horas, las tropas ucranianas repelieron seis ataques en el Donbás, que ahora es el principal objetivo de Moscú desde el fracaso de su ofensiva inicial, en la que no logró tomar la capital del país.
El ejército ruso atacó la zona residencial de Luhansk “29 veces con aeronaves, múltiples lanzamientos de cohetes, artillería y morteros”, afirmó el gobernador de Luhansk, Serhiy Haidai.
Fotografías satelitales también mostraban que el fuego ruso se está intensificando en Mariúpol en los últimos días.
Las imágenes mostraban cómo los ataques concentrados habían causado importantes daños en una planta metalúrgica convertida en el último reducto de la resistencia ucraniana en la estratégica ciudad.
Se estima que un millar de civiles se cobijan en el lugar junto con unos 2.000 combatientes ucranianos.
El enorme recinto, construido en la era soviética, tiene una red de instalaciones subterráneas construidas para soportar ataques aéreos.
Rusia, por su parte, dijo que una ciudad sureña bajo su control había sido atacada.
Ucrania ha instado a sus aliados a enviar aún más material militar para continuar su lucha.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que “hasta ahora, los aliados han prometido y proporcionado al menos 8.000 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania. Y vemos la importancia de aumentar nuestro apoyo a Ucrania”.
Aunque el ataque inicial ruso se vio frustrado, y sufrió un revés humillante con la pérdida de un enorme buque de guerra, el Ministerio de Defensa de Gran Bretaña señaló que la Armada rusa aún puede atacar objetivos costeros en Ucrania.
El ministerio agregó que en la zona del Mar Negro operan unas 20 embarcaciones rusas, incluidos submarinos.
Sin embargo, el reporte señaló que Moscú no ha podido reemplazar al crucero lanzamisiles Moskva, que se hundió a principios de mes en el Mar Negro, porque el Estrecho del Bósforo está cerrado a todos los navíos de guerra no turcos.
Rusia también ha perdido el buque de desembarco Saratov, destruido por explosiones y un incendio el 24 de marzo.
Mientras continúa su presión en el este, Moscú ha acumulado la presión con su principal exportación, la energía, y el miércoles cortó el suministro de gas natural a Polonia y Bulgaria, dos miembros de la OTAN.
Líderes europeos tacharon esa maniobra de “chantaje” y afirmaron que tanto la noticia como la advertencia del Kremlin de que podría cerrar el suministro a otros países eran un intento fallido de dividir a Occidente por su apoyo a Ucrania.
La estrategia podría obligar a los países afectados a racionar el gas y asestar otro golpe a economías afectadas por precios crecientes.
Al mismo tiempo, podría privar a Rusia de unos ingresos muy necesitados para financiar su campaña militar.