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Peleas, reconciliaciones y mucho drama tras muerte del “Príncipe de la Canción”

Paco Nolasco, es un periodista con más de 30 años de experiencia en el mundo del espectáculo de México y Estados Unidos./EL Latino

Como ya es sabido, la pelea entre los hijos del gran “José José”: José Joel y Marisol Sosa Noreña; hijos de su primer matrimonio con la ex actriz Anel Noreña; y Sara Sosa, hija del’ Príncipe de la Canción’ y Sara Salazar, mantuvo alerta a los seguidores del cantante quienes apoyaron de una manera incondicional a los primeros.

Esto se dio una vez después de la muerte del ídolo Sara Sosa no tuvo buena comunicación con sus hermanos, quienes viajaron desde la ciudad de México a Miami para ver el cuerpo de su padre.

El acontecimiento se volvió una pesadilla para Marisol y José Joel quienes por varios días buscaron comunicarse con su hermana, sin ningún éxito, para pedir la ubicación del lugar en donde estarían los restos del “Príncipe de la Canción”. Desafortunadamente tuvieron que pasar muchas situaciones negativas, para que los hermanos pudieran reunirse en una aparente reconciliaron que les permitió llegar a un acuerdo sobre las exequias.

Durante esa “reconciliación” se llegó a un acuerdo que consistía en que el cuerpo del interprete de “La Nave del Olvido” seria homenajeado primero en Miam,i para después enviarlo a México, en donde también se le rendirían los reconocimientos de parte del público en el Palacio de Bellas Artes y en el Zócalo capitalino.

Después, sin embargo de mucho drama de parte de las “Saras”, hija y madre, estas decidieron, hasta el momento de escribir esta nota, que los restos del ‘Príncipe de la Canción’ sería cremado en Miami, y que solamente se enviarían la mitad de las cenizas al país azteca para los homenajes y para que fueran sepultadas junto a la mamá del cantante.

La crítica del espectáculo no se dio a esperar y señalaron la mala voluntad de parte de las “Saras”, si es que incineraron el cuerpo del ídolo, porque mintieron a los miles de fanáticos que ‘José José’ tiene en México, y que con mucho fervor esperan la llegada del ‘Príncipe de la Canción’ para rendirle un merecido homenaje.

Triste situación para todos los que admiramos al intérprete, pero más triste aún es para los que le conocimos y tuvimos la oportunidad de entrevistarlo en varias ocasiones.

Los que nos dedicamos a esto sabemos que entrevistar muchas veces a un artista no te hace acreedor de su amistad, pero si se percibe la calidad del ser humano, la sencillez y hasta la humildad que proyecta.

Esas cualidades, en lo que a mi respecta, sólo las he sentido con muy pocas personalidades como “Verónica Castro” y ‘José José’.

La sencillez del Señor fue única e insuperable.

La anécdota que tengo de su comportamiento para con los medios de comunicación es increíble…

Resulta que durante la presentación ante los medios de su disco “Siempre Contigo” en el Hotel Crown Plaza de la ciudad de México allá por 1986, el señor se dio tiempo de visitar mesa por mesa en donde nos encontrábamos los invitados que cubrimos el evento.

La presentación inició aproximadamente a las 12 del medio día, pues eran casi las tres de la tarde y el señor aún no comía.

Cuando el intérprete estaba departiendo con varios compañeros de los medios de impresos, llegó su pequeño José Joel, apenas se alcanza a ver su carita en el ángulo inferior izquierdo de la foto que ilustra esta nota, con un recado de Anel, su madre, quien también estuvo en el evento…

“Dice mi mamá que te apures porque se te va a enfriar tu sopa”, le dijo ‘Pepito’. A lo que el contestó con mucho afecto y cordialidad a su vástago:

“Si mi’jo. Dígale a su mamá que voy en seguida, Nadamas termino de atender a los muchachos que me vinieron a ver”.

Así era ‘José José’ e insisto, las pocas vences que lo entrevisté, tres en México y una en la ciudad de Los Ángeles, su trato fue siempre cordial y amable.

Jamás puso pretexto o censuro una pregunta y para las fotos siempre estuvo dispuesto a posar como el fotógrafo se lo pidiera.

Hoy, ‘El Príncipe de la Canción’ deja un espacio que nadie, absolutamente nadie, podrá llenar. Descanse en paz.