Por qué el Día de la Madre en EE.UU. se celebra el segundo domingo de mayo

Por Redacción
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Anna María Jarvis, nacida el 1 de mayo de 1864 en Webster, Virginia Occidental, fue la promotora del Día de la Madre como feriado oficial en Estados Unidos. Su inspiración nació del trabajo humanitario de su madre, Ann Jarvis, quien durante la Guerra Civil estadounidense organizó clubes comunitarios dedicados a atender a soldados heridos de ambos bandos.

Según el Servicio de Parques Nacionales, Ann Jarvis fundó los llamados «Clubes de Trabajo del Día de las Madres», que brindaban asistencia médica a combatientes tanto de la Unión como de la Confederación. Tras la guerra, organizó encuentros conocidos como “Día de la Amistad de las Madres”, en los que promovía la reconciliación entre madres de soldados rivales.

Anna Jarvis, profundamente influida por la labor de su madre, comenzó una campaña para establecer un día nacional que honrara el sacrificio y dedicación de las madres. El 10 de mayo de 1908 se celebró por primera vez un acto oficial en honor al Día de la Madre en la Iglesia Metodista Episcopal Andrews, en Grafton, Virginia Occidental. Aunque Jarvis no asistió al servicio, envió 500 claveles blancos, símbolo de pureza y amor, a los asistentes. Ese mismo día participó en un evento conmemorativo organizado en Filadelfia por la tienda departamental Wanamaker’s.

Impulsada por su objetivo, Jarvis emprendió una intensa campaña de escritura de cartas a políticos, líderes religiosos y empresarios, solicitando el reconocimiento oficial del Día de la Madre. Su perseverancia dio frutos en 1914, cuando el presidente Woodrow Wilson firmó la proclamación que establecía el segundo domingo de mayo como una fecha nacional para “expresar públicamente amor y reverencia por las madres del país”.

Sin embargo, el sueño de Jarvis pronto se transformó en desilusión. A medida que la festividad ganaba popularidad, también lo hacía el interés comercial. Las tiendas comenzaron a promover la venta de flores, tarjetas y regalos, algo que Jarvis consideró una traición al espíritu original de la celebración.

“Las tarjetas estandarizadas eran la antítesis del Día de la Madre”, denunció públicamente Jarvis, quien criticaba con dureza a quienes, según ella, se lucraban con una fecha que debía centrarse en la gratitud personal y auténtica.

En una de sus declaraciones más vehementes, Jarvis preguntó: “¿Qué harán para derrotar a charlatanes, bandidos, piratas, mafiosos, secuestradores y demás termitas que socavarían con su codicia uno de los movimientos y celebraciones más nobles y auténticos?”.

A pesar de sus esfuerzos por devolverle a la fecha su significado original, la celebración continuó expandiéndose como una de las más comerciales del año. Jarvis murió en 1948 sin hijos ni reconocimiento económico por su iniciativa.

Hoy, más de un siglo después, su legado perdura en millones de hogares que celebran a las madres cada mes de mayo, aunque muchas veces alejados del propósito íntimo y humano con el que fue concebido.