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“El Día de la Madre” se acerca en muchos países y como es costumbre se celebra a las personas que con dedicación han hecho de cada uno de sus hijos las personas que son.
Mucho han cambiado las cosas de cuando fui hija a esta época en la que me toca desempeñar el rol de madre, gracias a eso puedo comparar las diferencias y evolución de las mujeres que trabajamos fuera de casa, como es mi caso.
Sin embargo, ya sea por las costumbres tan arraigadas; hasta hace no mucho y en muchos países del mundo; que las mujeres son quienes se encargan de los hijos, nos han hecho en algún momento sentirnos culpables por dejar a nuestros hijos en manos de extraños, o de familiares en el mejor de los casos.
Con este artículo quiero referirme a esas madres, que como yo, ha dejado a sus hijos con un nudo en la garganta el día que le ha tocado volver al trabajo después de su nacimiento, y quiero recalcar las ventajas de ser una madre “trabajadora” (fuera de casa, claro las que se quedan en ella también trabajan y mucho) y a las que han sacrificado tanto o más por quedarse con sus hijos en casa. Para todas las madres.
Todas las mujeres somos capaces de desempeñar cualquier labor, al igual que los hombres, de la índole e importancia que este requiera.
Está demostrado que las mujeres con hijos son más productivas que sus iguales sin hijos. No se nos habría dado la responsabilidad de criar a nuestros hijos de no ser el caso.
Si bien es cierto que las madres que trabajamos fuera de casa sacrificamos esos momentos únicos con nuestros hijos, lo hacemos para, aparte de para ser un ejemplo vivo de lucha y dedicación, ofrecerle a nuestros pequeños una mejor calidad de vida; por lo que ninguna mujer bajo ninguna circunstancia debería sentir ningún tipo de culpa por trabajar.
Los momentos que compartimos con nuestros hijos son cortos, eso es cierto, pero el amor que les damos es el mismo.
Por otro lado, las madres que se quedan en casa son merecedoras de mi mayor admiración, si bien es cierto que esto se da por hecho, muchas de ellas sacrifican muchas cosas para quedarse y cuidar de sus hijos a tiempo completo: tarea que es para mí, la más delicada del planeta.
Y qué decir de las madres solteras que, desde el principio han tenido el coraje de afrontar la enorme responsabilidad que es un hijo de manera solitaria.
No hay manera en que podamos enfocar la maternidad que no sea admirable. Junto con la paternidad por supuesto, puedo decir a ciencia cierta que ser madre es la decisión más importante que he tomado en mi vida.
A las mujeres que están por ser madres, mi más grande felicitación pues cada noche de desvelos y llanto, cada preocupación, cada susto por una caída, tendrán con sólo una sonrisa de vuestros hijos la mayor recompensa.
Podría escribir un libro de todo lo que agradezco a mi madre, y que como la mayoría de los hijos en este planeta no terminaré de agradecerle todos sus esfuerzos el resto de mi vida.
Feliz Día a todas las madres, que como la mía, dedican cada pensamiento de sus días a sus hijos, sin importar si aún no han nacido o si son adultos, a las que cuidan de ellos en casa y a las que trabajan para sacarlos adelante.
Sin duda todas las madres, y con el mayor amor del mundo hacen de la vida de sus hijos un mundo mejor.
Quiero terminar este artículo compartiendo las palabras de mi hijo de 6 años cuando le pidieron que me describiera, palabras que me llenan de orgullo y que seguro recordaré el resto de mi vida.
“Mi madre es alta, maja (simpática, como se dice acá en España), tiene gafas y trabaja duro”, Gabriel Magaña Hernández.
¡Feliz Día a todas las madres de California y el mundo este día su día¡.