Por Redacción
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Las autoridades australianas acusaron el miércoles a un hombre de 24 años por 15 cargos de asesinato y decenas de delitos adicionales tras el tiroteo ocurrido el domingo en la playa Bondi, en Sídney, durante una celebración judía de Janucá que dejó al menos 15 personas muertas y más de 20 heridas.
El sospechoso, identificado por la policía como Naveed Akram, fue formalmente acusado luego de despertar de un coma inducido en un hospital de Sídney, donde permanece bajo custodia policial. Akram resultó herido cuando agentes dispararon contra él y su padre durante el operativo; el padre, Sajid Akram, de 50 años, murió en el lugar.
Según la policía, los cargos incluyen un cargo de asesinato por cada una de las víctimas fatales, un cargo por cometer un acto terrorista y 40 cargos adicionales por causar daños con intención de matar en relación con las personas heridas. Akram también enfrenta acusaciones por la presunta colocación de un artefacto explosivo cerca de un edificio con la intención de causar daño.
Las autoridades informaron que en el vehículo utilizado por los sospechosos se encontraron bombas caseras. Durante una breve audiencia judicial realizada por videoconferencia desde el hospital, el abogado defensor no presentó una declaración de culpabilidad ni solicitó la libertad bajo fianza. Se espera que el acusado permanezca hospitalizado hasta que sea considerado apto para ser trasladado a una prisión.
El ataque ocurrió durante el evento comunitario “Janucá junto al mar”, organizado desde hace más de tres décadas por la comunidad judía local. Las víctimas identificadas hasta el momento eran judías y tenían edades que iban desde una niña de 10 años hasta un sobreviviente del Holocausto de 87 años, según líderes comunitarios.
Mientras avanzaban las acusaciones, cientos de personas comenzaron a reunirse en Sídney para los funerales de las víctimas, en medio de un fuerte despliegue policial. La tradición judía establece entierros rápidos, pero varios servicios fúnebres se retrasaron debido a los procedimientos forenses.
Uno de los primeros funerales fue el de Eli Schlanger, de 41 años, rabino asistente de Chabad-Lubavitch de Bondi, esposo y padre de cinco hijos, quien organizó el evento atacado. Schlanger también se desempeñaba como capellán en prisiones y hospitales del estado de Nueva Gales del Sur.
Las autoridades federales australianas señalaron que el ataque fue un acto terrorista inspirado por el grupo Estado Islámico, una organización que perdió gran parte de su territorio en Medio Oriente tras una ofensiva militar liderada por Estados Unidos, pero que continúa inspirando atentados individuales en países occidentales.
La investigación también examina un viaje que los sospechosos realizaron a Filipinas en noviembre, donde en el pasado han operado grupos armados que expresaron lealtad al Estado Islámico. Funcionarios de seguridad filipinos indicaron que no existen indicios recientes de presencia de combatientes extranjeros en la región visitada.
El tiroteo reavivó el debate nacional en Australia sobre el antisemitismo, el extremismo violento y el control de armas. En el último año, Sídney y Melbourne, ciudades que concentran a la mayoría de la población judía del país, han registrado un aumento de ataques y amenazas contra esa comunidad.
El primer ministro Anthony Albanese prometió adoptar nuevas medidas para combatir el antisemitismo y anunció su intención de endurecer aún más las estrictas leyes de armas del país. Las propuestas incluyen limitar el número de armas que una persona puede poseer y restringir su acceso exclusivamente a ciudadanos australianos.
Australia cuenta con una de las legislaciones sobre armas más severas del mundo, implementadas tras la masacre de Port Arthur en 1996. Desde entonces, los tiroteos masivos han sido poco frecuentes, lo que ha convertido el ataque de Bondi en uno de los episodios de violencia armada más graves de las últimas décadas.
En señal de duelo y solidaridad, miles de australianos participaron en vigilias, donaciones de sangre y actos conmemorativos en la playa Bondi, mientras continúa la investigación para esclarecer completamente las motivaciones y la logística del ataque.
