Por Redacción
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El expresidente Donald Trump ha vuelto a alzar la voz contra el gigante tecnológico Google, acusándolo de difundir información negativa en su contra.
Trump, quien se postula nuevamente como candidato republicano para las elecciones presidenciales de 2024, ha afirmado que Google favorece a la vicepresidenta Kamala Harris, sin ofrecer ninguna prueba para sustentar sus acusaciones.
El actual presidente, Joe Biden, ha llevado a Google a los tribunales por acusaciones de abuso de posición dominante en el mercado de búsquedas en internet y en el de la publicidad digital. Sin embargo, las quejas de Trump no se centran en la competencia del mercado, sino en lo que él considera una interferencia electoral por parte de Google.
En un mensaje en su plataforma social, Truth Social, Trump expresó: “Se ha determinado que Google ha utilizado ilegalmente un sistema para mostrar solo malas historias sobre Donald J. Trump, algunas de ellas inventadas, mientras que al mismo tiempo solo revela buenas historias sobre la camarada Kamala Harris”. La afirmación del expresidente no incluyó evidencia para respaldar dichas declaraciones.
Trump ha calificado esta situación como “una actividad ilegal” y ha instado al Departamento de Justicia a procesar a la empresa por lo que él considera “flagrante interferencia electoral”. El expresidente fue aún más lejos al amenazar con tomar medidas legales contra Google si es reelegido: “Si no, y sujeto a las leyes de nuestro país, solicitaré su procesamiento, a los niveles máximos, cuando gane las elecciones y me convierta en presidente de los Estados Unidos”.
Estas declaraciones no son nuevas en la retórica de Trump, quien tiende a calificar de interferencia electoral cualquier circunstancia que perciba como desfavorable para él. Desde que dejó la Casa Blanca, ha continuado en una batalla judicial por varios casos, incluidos aquellos relacionados con su comportamiento tras las elecciones de 2020 y la insurrección en el Capitolio.
El viernes pasado, Trump encabezó un mitin en una instalación industrial en Michigan, un estado clave para las próximas elecciones presidenciales del 5 de noviembre. Los demócratas lo recibieron en Michigan con anuncios que destacaban el incumplimiento de una promesa realizada durante su presidencia: que ninguna planta automotriz cerraría mientras estuviera en el poder.
Durante el mitin, Trump también dejó ver lo afectado que está por los comentarios de Kamala Harris durante el último debate presidencial. Harris había afirmado que muchas personas abandonaban sus mítines antes de que finalizaran, una crítica que puso al expresidente a la defensiva. A pesar de las pruebas en sentido contrario, Trump insistió en que nadie se va de sus eventos antes de que concluyan.
El expresidente también se refirió al magnate Elon Musk durante su discurso, sugiriendo que el CEO de Tesla y SpaceX tendría un papel importante en su administración si llegara a ganar.
“Vamos a conseguir que Elon Musk sea nuestro recortador de costos”, afirmó Trump. No obstante, también reconoció las múltiples responsabilidades del multimillonario: “No creo que pueda tenerlo a tiempo completo porque está un poco ocupado, enviando cohetes y con todas las cosas que hace”.
Trump reiteró su discurso proteccionista respecto al comercio, asegurando que la industria automotriz estadounidense está siendo “arrebatada como un caramelo a un bebé”. Afirmó que esta industria desaparecerá si él no gana las próximas elecciones, aunque las cifras del sector han mostrado un aumento en ventas, beneficios, sueldos y empleos durante el mandato de Biden.
Las acusaciones de Trump sobre Google se enmarcan en su estrategia de campaña para retratarse como víctima de los medios y las grandes corporaciones tecnológicas. Sin embargo, este tipo de retórica ha generado preocupación sobre cómo podría afectar la confianza del público en las instituciones y en los procesos electorales. Sus alegatos sobre la interferencia de Google y otras empresas tecnológicas en las elecciones, si bien resonantes entre sus seguidores más fieles, carecen de pruebas que los sustenten.
Por otro lado, el expresidente volvió a lanzar acusaciones sobre supuestos intentos de los demócratas de inscribir a no ciudadanos para votar en las elecciones. Trump describió este supuesto esfuerzo como un crimen y una forma de trampa electoral, aunque no ha presentado evidencia que apoye estas afirmaciones más allá de casos aislados y sin relevancia para el resultado general de los comicios.
Estas afirmaciones de fraude y manipulación electoral por parte de sus rivales han sido una constante en la narrativa de Trump desde su derrota en 2020 frente a Joe Biden. Sin embargo, las investigaciones sobre el proceso electoral no han encontrado indicios de un fraude generalizado, y las afirmaciones de Trump han sido rechazadas tanto por jueces como por expertos en seguridad electoral.
A medida que avanza la campaña electoral, Trump busca afianzar su apoyo entre los votantes más conservadores, utilizando un discurso que mezcla el nacionalismo económico con ataques a las instituciones y a los medios. En Michigan, insistió en que solo perdería las elecciones si sus oponentes “hacen trampa”, una declaración que sugiere que, de nuevo, no aceptará una derrota sin lanzar antes acusaciones de fraude.
El enfoque de Trump en sus mítines y declaraciones está dirigido a mantener viva la narrativa de que él es el único capaz de salvar a Estados Unidos de un supuesto declive económico y de la corrupción política. La retórica contra Google, Kamala Harris y los demócratas en general no es solo parte de sus ataques de campaña, sino también una forma de preparar el terreno en caso de no salir victorioso en los próximos comicios.
En este contexto, las amenazas de procesar a Google no parecen tener un fundamento sólido desde el punto de vista legal, pero forman parte de la estrategia de Trump de presentarse como un luchador contra el sistema y las grandes corporaciones que, según él, están en su contra. Este tipo de discursos ha sido bien recibido por su base de seguidores, pero sigue preocupando a quienes temen que la confianza en el proceso electoral siga viéndose erosionada por la falta de pruebas y la proliferación de acusaciones infundadas.