Por Carlos Hernández
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Ya va casi un mes desde que inicio el conflicto bélico entre Israel y el Hamas, pero más bien contra Palestina, donde a diario se nos recuerda que tan egoísta y malo puede ser el ser humano.
Si bien ambas partes tienen la misma culpabilidad, primero porque fue el Hamás el que inició todo esto, también es cierto que muchos de los ataques israelitas han provocado el derroche de sangre inocente como no se había visto en siglos.
Y es que esta semana agencias de prensa internacional reportaban desde el lugar de los hechos, que la ofensiva israelita en su afán por matar a uno de los líderes del Hammás, bombardeó un campo de refugiado donde más del 80% eran mujeres y niñ@s.
No tengo ningún problema con que quieran exterminar a uno de los líderes de los grupos terroristas más sanguinarios del planeta como lo es el Hamás, ya que en la guerra todo se vale, bueno casi todo, pero lo que sí da ira son las formas.
El gobierno judío de Israel está en una ira descomunal, luego del ataque sorpresa de los terroristas árabes que dejó casi 1,000 muertos el 7 de octubre pasado, sin embargo su cabeza, el primer ministro Benjamin Netanyahu, parece no saber cómo liderar el a su nación en el conflicto.
Así Netanyahu, aunque lo niegue públicamente, se ha empecinado a que las Fuerzas Armadas de su país lancen una cacería feroz contra cualquier palestin@ en la zona de Gaza, y esto no debe de ser permitido.
Primero que nada, ¿cómo es posible que EEUU, situado a más de 30 mil millas del Medio Oriente, pudo matar a su objetivo número uno, Osama Bin Laden, teniendo sólo una muerte civil en la operación de su aniquilamiento en Pakistán, e Israel no haga lo mismo con los del Hamás a quien los tiene a menos de 50 millas?
Con todo el poderío de la Armada Estadounidense, fácilmente se hubiese bombardeado ciudades enteras en el Medio Oriente, con tal de matar a Bin Laden y hacerle pagar por sus atrocidades del 11 de septiembre en Nueva York, pero no lo hizo, porque respeto los tratados internacionales y sobre todo la vida de inocentes.
Así, es como lo de Netanyahu y su gabinete no se explica ni tiene nombre, porque ellos tienen la tecnología y tácticas, y sino pues tienen todo el apoyo estadounidense, para poder acabar con los líderes del Hamás de una manera mucho más precisa y sin el genocidio de miles de niñ@s palestin@s.
Pequeñ@s que la única culpa fue el haber nacido en el lugar incorrecto de la frontera entre Israel y Palestina, almas inocentes que son aniquiladas de la manera más cobarde, y aquell@s que sobrevivan seguramente quedarán marcadas de por vida al ser blanco y testigos de imágenes horríficas como pocas veces antes vistas.
Es responsabilidad de la comunidad internacional, tanto criticar al Hamás para que haga un cese al fuego y no siga provocando, pero también condenar las acciones de Israel que violan los tratados internacionales de guerra que ellos mismos han firmado.
Así es como hasta much@s israelitas y judíos, tanto en Israel como en el exterior, ya empiezan a pedir a Netanyahu que detenga esta ofensiva, ya que se han dado cuenta que los niñ@s son los que más están sufriendo.
Si bien es cierto es una batalla religiosa que se da donde el inicio de la civilización humana dio comienzo siglos atrás, estoy seguro de que Dios no desearía que lo más preciado para él en este mundo: l@s niñ@s, sean quienes paguen las consecuencias de una guerra sangrienta.