Venezuela denuncia el despliegue de aviones de combate de Estados Unidos cerca de su territorio: “Es una provocación”

Por Redacción
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La acusación surge en medio de una creciente tensión militar y diplomática con Washington, luego de que la administración de Donald Trump intensificara sus operaciones antidrogas en el Caribe y apuntara directamente al presidente Nicolás Maduro, acusado de liderar una organización criminal vinculada al narcotráfico.

Padrino aseguró en una comparecencia televisada que el sistema de defensa aérea venezolano detectó a más de cinco aeronaves con características propias de aviones de combate F-35, volando a unos 35,000 pies de altura y a una velocidad de 400 nudos al norte del litoral central, cerca de Maiquetía. “El imperialismo norteamericano se ha atrevido a acercarse a nuestras costas. Eso no nos intimida, pero es una grosería y una amenaza directa”, afirmó.

El funcionario, uno de los dirigentes más cercanos a Maduro, advirtió que cualquier agresión será respondida con una “movilización nacional” y recordó que el país cuenta con un decreto de “conmoción exterior” que otorga al Ejecutivo amplios poderes en caso de conflicto. “No cometan el error de agredir militarmente a Venezuela. Piensen bien, investiguen bien y lean el espíritu nacional”, expresó Padrino.

La denuncia venezolana se produce pocos días después de que fuerzas estadounidenses hundieran tres embarcaciones presuntamente utilizadas para el tráfico de drogas en aguas del Caribe, cerca de las costas venezolanas. Los ataques, que dejaron varios muertos, fueron anunciados por Trump en redes sociales como parte de su “cruzada” contra los cárteles del narcotráfico.

Washington ha acusado repetidamente al gobierno de Maduro de encabezar el llamado “Cartel de los Soles”, una supuesta red de altos mandos militares y funcionarios vinculados al tráfico internacional de drogas. En marzo pasado, el Departamento de Justicia de Estados Unidos emitió una orden de captura contra Maduro y ofreció recompensas millonarias por información que conduzca a su arresto.

El jueves, la Casa Blanca notificó al Congreso un memorando en el que Trump formalizó la designación de los cárteles como “combatientes ilegales”, equiparándolos a grupos terroristas y declarando que el país se encuentra en un “conflicto armado no internacional”. La decisión amplía los márgenes legales para que las fuerzas militares estadounidenses actúen en operaciones extraterritoriales, incluyendo ataques letales contra embarcaciones sospechosas.

Desde Caracas, el gobierno considera estas acciones como un paso previo a una posible intervención militar. “Estamos preparados para cualquier escenario. El pueblo está en pie de lucha”, afirmó Padrino, mientras acusaba a Washington de intentar desestabilizar la región.

El Palacio de Miraflores ha respondido a los últimos acontecimientos reforzando su discurso de resistencia y movilizando a sus bases. En septiembre, Maduro aprobó un decreto que amplía sus facultades bajo la figura de “conmoción exterior”, lo que le permite tomar control militar de los servicios públicos, cerrar fronteras y gestionar directamente instituciones estratégicas. Según el gobierno, estas medidas buscan “proteger la producción, la economía y la vida de los venezolanos”.

El chavismo también ha intensificado el entrenamiento de las milicias civiles. El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) asegura que el país cuenta con 4.5 millones de milicianos dispuestos a defender la soberanía. A ellos se han sumado civiles simpatizantes que participan en jornadas de adiestramiento militar en varias regiones.

“Si somos agredidos, habrá una respuesta nacional contundente”, reiteró Padrino en su discurso. El mensaje refleja la preocupación interna por una posible escalada mayor, en un contexto en el que la administración Trump ha elevado el tono de sus acusaciones contra Maduro y ha reforzado su presencia militar en el Caribe.

En el entorno del presidente venezolano, el temor a una intervención ha derivado en un clima de disciplina estricta y de desconfianza. Según fuentes políticas locales, cualquier muestra de duda frente a las decisiones del mandatario es interpretada como una posible traición, lo que ha incrementado la presión dentro del chavismo.

Las tensiones entre Caracas y Washington no son nuevas, pero alcanzaron un punto crítico en 2019, cuando la Casa Blanca reconoció al opositor Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela. Desde entonces, Estados Unidos ha impuesto sanciones económicas severas, ha promovido aislamiento diplomático y ha denunciado al gobierno de Maduro como ilegítimo.

En paralelo, Venezuela ha buscado apoyo en aliados estratégicos como Rusia, China, Irán y Turquía, con los que ha firmado acuerdos de cooperación militar, energética y financiera. Esta alianza ha sido presentada por el chavismo como un escudo frente a la presión de Washington, pero también ha profundizado la confrontación con Estados Unidos.

Para analistas internacionales, la denuncia de los vuelos de combate forma parte de la dinámica de escalada verbal y militar que ambos países mantienen desde hace meses. Sin embargo, advierten que el riesgo de un choque directo ha aumentado con la formalización de la “guerra contra los cárteles” anunciada por Trump y con el despliegue de activos militares estadounidenses en el Caribe.

La comunidad internacional sigue con atención los acontecimientos. Mientras algunos gobiernos latinoamericanos han pedido prudencia y diálogo, otros han mostrado respaldo a la estrategia de Washington. En la ONU, Rusia y China han defendido la soberanía venezolana y criticado lo que consideran “acciones provocadoras” de Estados Unidos.

El futuro inmediato dependerá del curso que tome la relación entre Washington y Caracas en los próximos meses. Si bien una intervención directa no ha sido confirmada por fuentes oficiales estadounidenses, la presencia de aviones de combate y los recientes ataques contra embarcaciones sospechosas han alimentado la percepción en Venezuela de que se prepara un escenario bélico.

Por ahora, Maduro apuesta a reforzar el control interno, movilizar a sus bases y apelar al nacionalismo para cohesionar a la población en torno a su figura. En contraste, Trump ha hecho de la “mano dura” contra Maduro y el narcotráfico un eje de su política exterior en América Latina, un discurso que le reporta réditos en la política interna estadounidense.

En medio de este pulso, la población venezolana enfrenta una crisis prolongada marcada por hiperinflación, escasez de alimentos y medicamentos, migración masiva y un colapso en los servicios básicos. Mientras la atención se centra en la posibilidad de un conflicto armado, la vida cotidiana de millones de ciudadanos sigue deteriorándose.