Por Agencias
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Hay mucho que amar de las abejas.
Son cruciales para cultivar muchos de nuestros alimentos favoritos y más saludables, ya que mueven el polen de una planta a otra, polinizando más de cien frutas y verduras, incluidas las fresas, las papas y las manzanas.
Desafortunadamente, muchas especies de abejas están amenazadas como resultado de cambios en el uso de la tierra, pesticidas, agricultura intensiva y cambio climático, pero hay pasos que puedes tomar para ayudarlas a prosperar.
En honor al Día Mundial de las Abejas el 20 de mayo, aquí hay cinco cosas sorprendentes que quizá no sabías sobre las polinizadoras más trabajadoras de la naturaleza.
1. A las abejas les gusta ‘bailar’
Las abejas pueden comunicarse y tomar decisiones bailando.
Cuando una abeja busca e inspecciona un nuevo nido, usa un baile de meneo para anunciar y debatir sus méritos. Cuanto mejor sea el sitio, más largo y duro bailará la abeja.
Si otra abeja se topa con una abeja bailarina, se irá a inspeccionar el lugar y, si le gusta, también se meneará.
Con el tiempo, la dinámica del baile de meneo hace que entre 20 y 30 abejas se pongan de acuerdo sobre el mejor sitio para anidar, y comunican su decisión al resto del enjambre haciendo sonidos agudos y zumbando con sus alas entre las otras abejas.
2. Las abejas pueden usar herramientas
Las abejas en Vietnam y otras partes de Asia están amenazadas por especies depredadoras de avispones gigantes que atacan las colonias de abejas, matando a las adultas que defienden el nido y atacando a las abejas jóvenes.
En particular, la voraz especie de avispón Vespa soror es capaz de destruir la colmena en cuestión de horas.
Para protegerse de tales ataques, se ha observado a las abejas recolectando heces frescas de animales y untándolas alrededor de la entrada de su colmena.
Los investigadores, que publicaron sus hallazgos el año pasado, lo llaman «manchado fecal».
El equipo del estudio cree que la caca repele a los avispones depredadores (que son similares a los avispones asesinos) del nido al reducir el tiempo que los avispones pasan intentando romper el nido.
«El manchado fecal se destaca como extraordinario por varias razones. Es el primer informe de abejas melíferas de cualquier especie que buscan materiales que no se derivan de plantas o fluidos a base de agua. También es el primer ejemplo claro de abejas melíferas usando una herramienta en la naturaleza», dijo el estudio.
3. La caca de abeja casi provocó una confrontación en la Guerra Fría
En la década de 1980, se pensaba que la «lluvia amarilla», pequeñas manchas amarillas que se encuentran en el follaje de la selva en Laos y Camboya, eran residuos de armas químicas.
Los refugiados dijeron que la lluvia amarilla causó enfermedades y muertes.
Las acusaciones llevaron a Estados Unidos a acusar a la entonces Unión Soviética y sus aliados de guerra química.
Los expertos en abejas descubrieron más tarde que los puntos amarillos eran excreciones de enjambres masivos de abejas silvestres.
4. A los abejorros les da mal genio cuando tienen hambre
Las plantas producen flores deslumbrantes cargadas de néctar para atraer a los polinizadores, pero ¿qué puede hacer un abejorro impaciente y hambriento cuando esas flores aún no han florecido?
Cuando el polen era escaso, abejorros dañaron las hojas de las plantas de tomate y mostaza de una manera única que resultó en que la planta floreciera hasta 30 días antes que las plantas no mordisqueadas, encontraron científicos en Suiza y Francia.
Para las abejas, el polen es una fuente de proteína que necesitan para sus crías.
Sin embargo, las temperaturas más cálidas como resultado de la crisis climática significan que las abejas se despiertan más temprano después de hibernar durante el invierno para encontrar las flores que necesitan para alimentarse que aún no han florecido.
El tiempo de floración, que depende de la exposición a la luz, se ve menos afectado por el cambio climático. Esto crea un desajuste que puede dejar a las abejas sin comida a principios de la primavera.
5. Los seres humanos han estado explotando a las abejas durante miles de años
Una pintura rupestre en España que se cree que tiene 8.000 años muestra a un ser humano recogiendo miel de una escalera.
Los rastros de cera de abejas en la cerámica también sugieren que los primeros agricultores tenían abejas hace 9.000 años. También se ha encontrado miel en tumbas del antiguo Egipto.
La miel era probablemente una delicia poco común en una dieta prehistórica que tenía pocos alimentos dulces y podría haber tenido usos medicinales.
La cera de abejas podría haberse utilizado para hacer macetas a prueba de agua o como pegamento.
Hoy en día, la miel puede ofrecer una nueva esperanza en la lucha contra la resistencia a los antibióticos.
Contiene antibióticos naturales para ayudar al cuerpo a combatir las infecciones. Los científicos están trabajando en formas de hacer que la sustancia pegajosa sea más fácil de aplicar en las heridas y podría usarse en cirugías, zonas de guerra y en nuestros propios hogares.