Por Agencias
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La ciudad de Nueva York inauguró su primer centro donde la gente puede inyectarse droga de manera segura, en un intento por evitar las sobredosis, informaron el martes el alcalde y el comisionado de salud.
Durante años, se han debatido los “centros de prevención de sobredosis”, normalmente conocidos como sitios de inyección supervisada, en Nueva York y otras ciudades estadounidenses, que ya existen en Canadá, Australia y Europa.
Algunas instalaciones no oficiales ya llevan un tiempo operando en la ciudad, lo que permite que usuarios de drogas acudan a un lugar monitoreado.
Los partidarios dicen que las instalaciones salvan vidas al reconocer la realidad del consumo de drogas y ofrecer un espacio donde monitorean señales de sobredosis que el año pasado cobraron un número de vidas récord en la ciudad y el país.
“Estoy orgulloso de mostrar a las ciudades de este país que, tras décadas de fallas, es posible una estrategia más inteligente”, declaró el alcalde Bill de Blasio en un comunicado.
Sin embargo, los opositores consideran los sitios como un fracaso moral que básicamente autoriza el consumo de drogas.
Las leyes federales prohíben operar un lugar para consumo de narcóticos.
El mes pasado, la Corte Suprema de Estados Unidos se negó a aceptar la lucha de un grupo de Filadelfia por abrir un sitio de inyección seguro, que había sido rechazada por una dividida corte federal de apelaciones.
Los sitios que abren en Nueva York el martes incluyen programas existentes de intercambio de jeringas, informó el comisionado de salud municipal, doctor Dave Chokshi.
Dichos sitios suelen tener monitores para detectar señales de sobredosis y pueden administrar un antídoto en caso de ser necesario. Chokshi insinuó que las instalaciones también pueden ofrecer información de personas para tratamientos de rehabilitación y otros servicios y “recibir a personas de la calle, lo que mejora la vida de todos los involucrados”.
El año pasado, más de 2.060 personas murieron de sobredosis en la ciudad más poblada del país, la mayor cantidad desde que comenzó el registro en 2000.
A nivel nacional, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos estimaron que hubo más de 93.300 muertes por sobredosis en 2020, casi 30% por arriba que el año previo.