Por Redacción
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Según la Asociación Nacional de Educación, cada niñ@ en edad escolar estadounidense tiene «una multitud de identidades que dan forma a cómo se sienten al ingresar a la escuela todos los días».
La organización continúa preguntando: «¿Cómo podemos nosotros, como educadores, asegurarnos de que nuestras escuelas apoyen cada una de esas identidades para que cada uno de nuestros estudiantes pueda aprender y prosperar?»
Este enfoque en las “identidades” de los estudiantes está fuera de lugar y es engañoso, fuera de lugar porque la única identidad relevante de cualquier niñ@ en edad escolar en lo que respecta a una institución educativa pública debería ser “un joven que aprende a leer, escribir, razonar y hacer”. aritmética”, y engañosa porque en realidad son las múltiples identidades de los adultos, no las de los niñ@s, las que son la fuerza impulsora detrás de las preocupantes tendencias educativas de hoy.
Las escuelas públicas están fallando en su misión básica de educar a los jóvenes estadounidenses; como resultado, estamos en medio de un desastre total de analfabetismo e innumerabilidad.
Los puntajes promedio de las pruebas de matemáticas de los estudiantes de 8º grado han caído a sus niveles más bajos en 35 años y sus puntajes de lectura a los niveles más bajos en dos décadas.
Mientras tanto, dos tercios de los estudiantes de cuarto grado son analfabetos funcionales, pero muchos padres ignoran cuán terrible se ha vuelto nuestra crisis educativa.
La noción de que las escuelas públicas se entienden como centros de apoyo para las identidades de los estudiantes no es más que una ocultación semántica de su creciente fracaso como escuelas públicas, es decir, instituciones que imparten habilidades y conocimientos a los niños estadounidenses sin distinción de raza, clase o credo.
A pesar de que probablemente sean las mejores intenciones por parte de muchos que favorecen la retórica neo-identitaria, l@s estudiantes de color en desventaja socioeconómica se ven perjudicados de manera desproporcionada por este abandono del deber.
Estos son l@s alumn@s que más necesitan oportunidades institucionalizadas y gratuitas para adquirir conocimientos de lectoescritura y aritmética.
Pero tales oportunidades son efectivamente bloqueadas, a menudo, con condescendencia, en nombre de esos mismos estudiantes, por un sistema en el que las élites educadas priorizan de manera contraproducente la señalización de virtudes partidistas sobre el rendimiento académico.
En el fondo, muchos líderes en la educación pública de hoy no dan prioridad ni a la supuesta “multitud de identidades” de l@s niñ@s, ni a l@s niñ@s en general.
En cambio, reemplazan lo que es bueno para todos l@s menores con lo que se siente bien para algunos adultos.
¿Por qué, por ejemplo, la enseñanza de la fonética se abandonó en su mayoría en las escuelas públicas durante los últimos 30 años, de modo que ahora tiene que «regresar»?
¿Pensamos que había una mejor manera de enseñar a l@s niñ@s a leer? No.
Pero decidimos que nos importaba más apostar por un “amor por la lectura” que inculcar la lectoescritura en los niños.