Agentes federales reciben disparos durante operativo migratorio en Chicago, en medio de crecientes tensiones comunitarias

Por Redacción
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El tiroteo tuvo lugar en el vecindario de Little Village, un área de mayoría latina en el suroeste de la ciudad. Según el DHS, un hombre que conducía un “Jeep negro” abrió fuego contra agentes de la Patrulla Fronteriza y posteriormente huyó del lugar. La agencia informó que un sospechoso de nacionalidad mexicana fue detenido en relación con el ataque.

El incidente formó parte de una jornada de caos en la que se denunciaron enfrentamientos entre agentes federales y manifestantes. Testigos acusaron a los agentes de emplear granadas aturdidoras y gas pimienta contra civiles. El DHS, por su parte, señaló que sus agentes fueron “acosados por una multitud hostil” y que su uso de la fuerza respondió a “amenazas directas”.

El DHS calificó el ataque contra sus agentes como un acto de violencia sin precedentes. “La violencia en Chicago contra las fuerzas del orden no tiene precedentes”, dijo la subsecretaria asistente del DHS, Tricia McLaughlin, en un comunicado. La funcionaria responsabilizó a las “políticas santuario” y a los medios de comunicación por lo que llamó un “ambiente de hostilidad” hacia las fuerzas federales.

Sin embargo, líderes comunitarios, abogados de derechos civiles y funcionarios locales han ofrecido versiones distintas. Afirman que los agentes federales son los que han provocado enfrentamientos violentos al usar tácticas de represión contra manifestantes pacíficos.

“Fue un día de terror”, declaró el concejal Mike Rodríguez, representante del distrito 22 de Chicago, quien aseguró haber presenciado la detonación de granadas aturdidoras sin previo aviso. “Esto sigue una agenda de terror del presidente”, añadió.

El operativo, conocido como “Operación Midway Blitz”, ha sido cuestionado por autoridades locales y por la jueza federal Sara Ellis, quien el viernes anterior limitó el uso de la fuerza por parte de los agentes federales. En su fallo, Ellis afirmó que el jefe de la Patrulla Fronteriza, Greg Bovino, “admitió haber mentido” sobre un presunto ataque con una piedra que habría justificado el uso de gas lacrimógeno.

Según el National Lawyers Guild de Chicago, nueve personas fueron arrestadas y puestas bajo custodia federal durante los enfrentamientos del sábado. El DHS confirmó la detención de ocho ciudadanos estadounidenses y un extranjero indocumentado.

El DHS afirmó que los agentes fueron acorralados por una multitud en la intersección de la calle 26 y la avenida Kedzie, donde un conductor abrió fuego. Aunque no se reportaron heridos, la agencia aseguró que los vehículos oficiales fueron atacados con pintura y ladrillos.

Tras el tiroteo, los agentes se enfrentaron con manifestantes en otra zona del barrio, cerca de la avenida Pulaski. Según el DHS, los manifestantes “se negaron a cumplir instrucciones básicas” y lanzaron objetos, lo que llevó a los agentes a emplear “medidas de control de multitudes”.

Sin embargo, testigos presenciales y líderes religiosos contradijeron esa versión. Matt DeMateo, pastor de la Iglesia Comunidad Nueva Vida, relató que conducía por la zona cuando vio a los agentes salir de sus vehículos “con las armas desenfundadas” y lanzar granadas aturdidoras “sin previo aviso”.

Videos grabados por residentes muestran explosiones y nubes de humo en la calle, así como a personas huyendo mientras se escuchaban gritos y silbatos, usados por la comunidad para alertar sobre la presencia de agentes federales.

El concejal Rodríguez afirmó que una granada estalló a menos de medio metro de él. “La gente protestaba de manera ruidosa, pero no violenta. Los vehículos federales tenían un camino claro para salir”, aseguró.

DeMateo también reportó haber visto al jefe de la Patrulla Fronteriza, Greg Bovino, sosteniendo una granada en la misma zona donde el DHS había afirmado que fue golpeado por una piedra días antes. “Lo vi quitarle el seguro a otra granada y amenazar con lanzarla”, declaró.

La indignación creció durante el fin de semana. En una conferencia de prensa, líderes locales y defensores de inmigrantes denunciaron la escalada de violencia.

Víctor Rodríguez, residente de toda la vida del vecindario, describió el ambiente como “una mezcla de ira y dolor”. “Tenemos madres y padres con miedo de salir de sus casas”, dijo.

El representante federal Jesús “Chuy” García calificó las acciones de los agentes como “actos inconstitucionales, ilegales y bárbaros”, mientras que la senadora estatal Celina Villanueva describió la operación como “terrorismo patrocinado por el Estado”.

Por su parte, el DHS insistió en que las acciones de sus agentes fueron legítimas y que “la violencia contra las fuerzas del orden no será tolerada”. “Nuestra misión continuará pese a la violencia”, advirtió McLaughlin. “Si alguien pone una mano sobre la policía, enfrentará las consecuencias”.

Las tensiones en Chicago se producen en un momento en que el Gobierno federal enfrenta crecientes cuestionamientos por el uso de tácticas agresivas en sus operativos migratorios. Las autoridades locales han pedido transparencia y la suspensión temporal de las operaciones hasta que se aclaren los hechos.

Mientras tanto, la comunidad de Little Village, hogar de miles de inmigrantes latinoamericanos, sigue marcada por el miedo y la indignación. “Queremos paz. Queremos tranquilidad”, resumió el concejal Rodríguez. “Pero sobre todo, queremos que se nos respete”.