Por Redacción
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Los intensos bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza dejaron al menos 57 palestinos muertos entre la noche del miércoles y la madrugada del jueves, según reportes hospitalarios. Los ataques se produjeron en medio de la expectativa internacional por la respuesta de Hamás a una propuesta de paz presentada por el presidente estadounidense Donald Trump, que busca poner fin a casi dos años de guerra.
El plan, respaldado por el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, plantea condiciones duras para Hamás: liberar a los 48 rehenes en su poder —de los cuales Israel estima que unos 20 siguen vivos—, renunciar al poder político y desarmarse a cambio de la liberación de cientos de prisioneros palestinos y el cese de hostilidades. Sin embargo, el esquema no contempla una vía hacia un Estado palestino, uno de los principales reclamos de las facciones palestinas.
Aunque muchos palestinos anhelan un alto al fuego, varios líderes consideran que la iniciativa favorece a Israel. Un alto cargo de Hamás dijo a The Associated Press que “algunos elementos del plan son inaceptables”, sin detallar cuáles, y señaló que la organización ha transmitido sus reservas a los mediadores de Qatar y Egipto.
Escalada de violencia y crisis humanitaria
Los hospitales de la Franja informaron de decenas de muertos en las últimas 24 horas. En el sur, el hospital Nasser recibió 29 cuerpos, incluidas 14 víctimas que fallecieron en un corredor militar israelí, escenario de frecuentes tiroteos durante la distribución de ayuda humanitaria. En Deir al-Balah, el hospital Mártires de Al-Aqsa reportó 16 fallecidos, mientras que el hospital Shifa de Ciudad de Gaza informó de cinco muertos y numerosos heridos, en medio de dificultades para que el personal médico pudiera llegar a las instalaciones por la intensidad de la ofensiva. Otros centros médicos contabilizaron siete víctimas adicionales.
El ejército israelí no emitió declaraciones inmediatas sobre los ataques, aunque ha insistido en que sus operaciones están dirigidas exclusivamente contra milicianos y que Hamás pone en riesgo a la población civil al operar en zonas densamente habitadas.
En paralelo, Israel interceptó la mayoría de los 40 barcos de una flotilla internacional que transportaba ayuda humanitaria simbólica hacia Gaza con el objetivo de romper el bloqueo que pesa sobre el territorio desde hace 18 años. Entre los pasajeros se encontraban activistas de renombre como la sueca Greta Thunberg y legisladores europeos. El Ministerio de Relaciones Exteriores israelí señaló que todos los activistas estaban a salvo y serían deportados tras ser trasladados a Israel.
En Cisjordania, un miliciano palestino murió y otro fue detenido tras un ataque de embestida y tiroteo contra un puesto de control militar israelí. El ejército informó que no hubo soldados heridos.
La escalada ocurre mientras la ofensiva israelí ha provocado más de 66,200 muertes y casi 170,000 heridos en Gaza desde octubre de 2023, según cifras del Ministerio de Salud del enclave, administrado por Hamás. Aproximadamente la mitad de las víctimas son mujeres y niños, de acuerdo con esa fuente, cuyos datos son considerados por Naciones Unidas y organizaciones independientes como los más confiables disponibles en medio del conflicto.
La ofensiva también ha forzado el desplazamiento masivo de civiles. Unas 400,000 personas han huido de Ciudad de Gaza en las últimas semanas debido al hambre y los combates. El jueves, humo espeso se elevaba sobre el norte de la Franja mientras cientos de familias intentaban escapar hacia el sur. El ministro de Defensa israelí advirtió que todos los residentes de Ciudad de Gaza debían abandonar la zona y calificó la orden como su “última oportunidad”, señalando que quienes permanezcan serán tratados como simpatizantes insurgentes.
Respuesta pendiente de Hamás
Hamás aún no ha comunicado oficialmente su decisión sobre la propuesta de paz. El alto cargo consultado por AP indicó que el grupo someterá la oferta a consulta con otras facciones palestinas antes de dar una respuesta formal.
La propuesta exige el fin de la estructura política y militar de Hamás a cambio de garantías internacionales de ayuda humanitaria, reconstrucción y el establecimiento de una administración internacional en Gaza. Aunque contempla la liberación de prisioneros palestinos, no aborda la creación de un Estado independiente, algo que los líderes palestinos consideran esencial para cualquier acuerdo duradero.
“El plan tiene puntos que no podemos aceptar y que requieren modificaciones”, señaló la fuente de Hamás, que pidió anonimato por no estar autorizada a hablar públicamente. “Nuestros mediadores en Qatar y Egipto ya han recibido nuestras observaciones”.
El conflicto se remonta al ataque lanzado por Hamás el 7 de octubre de 2023 contra el sur de Israel, en el que murieron unas 1,200 personas y 251 fueron tomadas como rehenes. Aunque la mayoría de los cautivos fueron liberados en intercambios anteriores, el destino de los rehenes restantes sigue siendo un punto crítico en las negociaciones.
Israel sostiene que Hamás, pese a haber perdido gran parte de su capacidad militar, todavía puede lanzar ataques esporádicos. El miércoles, siete proyectiles fueron disparados desde Gaza, todos interceptados o caídos en áreas despobladas sin causar víctimas, según el ejército.
Para Trump, la propuesta constituye una oportunidad de proyectar liderazgo internacional y presentarse como mediador en Medio Oriente en un momento en que la guerra ha cobrado un alto costo humano y político. El presidente estadounidense ha insistido en que su plan busca garantizar la seguridad de Israel al tiempo que ofrece a los palestinos “una oportunidad de reconstruir y avanzar hacia un futuro de estabilidad”.
Sin embargo, críticos internacionales señalan que la ausencia de un camino hacia la autodeterminación palestina podría hacer que el acuerdo sea inviable. Analistas consideran que, aun si Hamás acepta, la falta de respaldo popular en Gaza y Cisjordania podría reavivar la violencia en el futuro.
La guerra en Gaza, que se acerca a los dos años de duración, ha generado una crisis humanitaria de gran magnitud. Naciones Unidas estima que más del 80% de los 2.3 millones de habitantes del enclave han sido desplazados de sus hogares, mientras que la infraestructura civil, incluidos hospitales, escuelas y plantas de energía, ha sido devastada por los ataques.
Las agencias humanitarias advierten que la situación alimentaria es crítica. Según la ONU, más de un millón de personas están en riesgo de hambruna. El bloqueo israelí, combinado con los combates y la destrucción de rutas de suministro, ha limitado gravemente el acceso a alimentos, medicinas y agua potable.
El futuro inmediato dependerá de la decisión de Hamás y de la disposición de Israel y Estados Unidos a flexibilizar sus posiciones. Mientras tanto, los ataques continúan y las víctimas se multiplican, dejando pocas señales de que el fin de la guerra esté cerca.
