Por Redacción
[email protected]
La violencia en Sinaloa ha alcanzado niveles alarmantes con la captura de Edwin Antonio Rubio López, conocido como “El Max” o “El Oso”, tras una operación militar que dejó un saldo de 19 agresores muertos.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) confirmó el arresto, catalogado como un golpe importante a la estructura de Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los líderes del Cártel de Sinaloa. El enfrentamiento, ocurrido en la comunidad rural de Plan de Oriente, cerca de Culiacán, marca el episodio más violento de las últimas semanas en la guerra interna del cártel.
Un enfrentamiento letal
El choque entre los militares y el grupo armado se desató cuando más de 30 sicarios, identificados como parte de la célula de El Max, abrieron fuego contra las fuerzas del orden. La Sedena informó que los militares repelieron el ataque, logrando no solo la captura de Rubio López, sino también la incautación de un importante arsenal. Entre el equipo decomisado se encuentran cuatro ametralladoras, 17 armas largas, cinco armas cortas y un fusil Barrett, un arma de alto calibre utilizada en conflictos bélicos internacionales.
De acuerdo con las autoridades, los 19 fallecidos eran miembros de la facción conocida como “La Mayiza”, leales a Zambada. A pesar de la magnitud del enfrentamiento, la Sedena no informó sobre bajas o heridos entre las filas del Ejército. Las fuerzas militares subrayaron que el operativo se llevó a cabo con estricto apego a los derechos humanos, una aclaración que responde a las críticas recurrentes sobre la actuación de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública.
Discrepancias en los reportes oficiales
Aunque las autoridades reportaron 19 muertos en este operativo, las cifras oficiales del Gobierno federal solo contabilizaron tres fallecidos en los informes del lunes, lo que evidencia una discrepancia con respecto a la magnitud de los hechos. Esta no es la primera vez que se presentan inconsistencias en los reportes de muertes relacionadas con el conflicto interno del Cártel de Sinaloa, un enfrentamiento que ha dejado más de 200 muertos desde que se intensificó el 9 de septiembre.
La captura de El Max no solo representa una baja significativa para la facción de El Mayo, sino que también es vista como un golpe al equilibrio de poder dentro del cártel, que se ha fragmentado entre los seguidores de Zambada y Los Chapitos, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán. La guerra entre ambas facciones ha puesto a Sinaloa bajo un estado constante de violencia, con tiroteos, narcobloqueos y secuestros afectando a la población civil de manera ininterrumpida.
El Max, un generador de violencia
Rubio López, considerado por la Sedena como uno de los principales generadores de violencia en la región, ha sido vinculado con varios crímenes graves, incluido el asesinato de un funcionario consular de Estados Unidos. Aunque no hay registros públicos de causas abiertas contra él en Estados Unidos, su captura ha generado especulaciones sobre su posible extradición. Por el momento, El Max ha sido puesto a disposición de la Fiscalía de Sinaloa, que determinará su situación legal en México.
El operativo en Plan de Oriente ocurre en un contexto de creciente tensión dentro del Cártel de Sinaloa. Zambada, quien ha mantenido el control del cártel por décadas, acusa a Los Chapitos de traición. La detención de El Mayo en julio pasado, según las autoridades, fue facilitada por el propio grupo de Los Chapitos, lo que ha intensificado el conflicto interno.
Contexto de violencia en Sinaloa
La captura de El Max no es el único evento destacado en el panorama criminal de Sinaloa. A principios de esta semana, Ovidio Guzmán López, hijo de El Chapo, compareció en una audiencia en Chicago, tras su extradición a Estados Unidos en septiembre. Durante la audiencia, sus abogados mencionaron la posibilidad de llegar a un acuerdo de culpabilidad, lo que podría implicar algún tipo de cooperación con las autoridades estadounidenses, aunque no se ha confirmado oficialmente.
La guerra entre las facciones del Cártel de Sinaloa sigue extendiendo su sombra sobre el estado. En Nueva York, Zambada enfrenta a la justicia estadounidense, al mismo tiempo que Los Chapitos luchan por consolidar su poder en México. En medio de este escenario, la población civil de Culiacán y otras zonas del estado vive bajo constante asedio, con más de 44 días consecutivos de tiroteos, robos y bloqueos.
Mientras los líderes de las facciones enfrentan sus procesos judiciales en Estados Unidos, la violencia en Sinaloa muestra pocos signos de disminución. El operativo que llevó a la captura de El Max es solo uno de los muchos episodios de esta guerra interna, una batalla que parece lejos de llegar a su fin.