Corte Suprema rechaza revisar el fallo histórico que reconoció el matrimonio entre personas del mismo sexo

Por Redacción
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El tribunal negó la apelación presentada por Kim Davis, exsecretaria del condado de Rowan, Kentucky, quien se enfrenta al pago de cientos de miles de dólares en daños y honorarios legales por haberse negado a emitir licencias de matrimonio después de que la decisión Obergefell vs. Hodges permitiera a las parejas del mismo sexo casarse.

La Corte no explicó su argumento para negar la apelación, que había despertado atención por el contexto conservador del tribunal. En 2022, la mayoría de 6-3 anuló el fallo Roe vs. Wade de 1973, que garantizaba el derecho constitucional al aborto, lo que generó temores de que Obergefell pudiera ser el siguiente precedente en riesgo.

La actual composición del tribunal es más conservadora que la que dictó Obergefell en 2015. El juez Anthony Kennedy, autor del fallo y voto decisivo, se retiró en 2018 y fue reemplazado por Brett Kavanaugh. La jueza Ruth Bader Ginsburg, ícono liberal que también apoyó la decisión, murió en 2020 y fue sustituida por Amy Coney Barrett.

Tres magistrados actuales —el presidente del tribunal, John Roberts, y los jueces Clarence Thomas y Samuel Alito— disintieron en Obergefell.

En su opinión mayoritaria de 2015, Kennedy escribió: “Ninguna unión es más profunda que el matrimonio, pues encarna los ideales más altos de amor, fidelidad, devoción, sacrificio y familia. Al formar una unión conyugal, dos personas se convierten en algo más grande de lo que eran antes”.

La decisión de Obergefell provocó celebraciones en todo el país. La Casa Blanca se iluminó con los colores del arcoíris y miles de parejas del mismo sexo acudieron a los tribunales para casarse. Desde entonces, casi 600,000 parejas del mismo sexo se han unido legalmente, según el Instituto Williams de la Facultad de Derecho de UCLA.

Sin embargo, sectores conservadores consideraron la decisión una amenaza a la libertad religiosa. Davis, quien entonces era funcionaria pública, se negó a emitir licencias matrimoniales alegando objeciones religiosas. Varias parejas la demandaron, y un jurado ordenó que pagara unos $360,000 en daños y honorarios legales. Tras ser declarada en desacato, Davis fue encarcelada por varios días.

El fallecido juez Antonin Scalia calificó en su momento la decisión de la Corte como una “amenaza para la democracia estadounidense”. Davis, por su parte, argumentó que era necesario “corregir el rumbo” sobre Obergefell, pero el Tribunal de Apelaciones del Sexto Circuito rechazó su intento de ampararse bajo la Primera Enmienda.

En las últimas semanas, varios jueces conservadores habían expresado poco interés en reabrir el caso. Barrett dijo al New York Times que existen “intereses de confianza muy concretos” respecto al matrimonio igualitario, mientras que Alito, pese a sus críticas al precedente, señaló que merece el respeto que dicta la doctrina del stare decisis.

Aun así, organizaciones LGBTQ+ mantienen su preocupación ante fallos recientes que afectan a personas transgénero, incluyendo restricciones al acceso de tratamientos médicos y la limitación de derechos en las Fuerzas Armadas.

Mary Bonauto, abogada de derechos civiles que defendió Obergefell, celebró la decisión del tribunal. “Lo único que ha cambiado desde entonces es que la gente ha visto cómo la igualdad matrimonial protege a las familias y fortalece a las comunidades”, dijo. “Hoy, millones de estadounidenses pueden respirar aliviados porque todas las familias merecen igualdad ante la ley”.

La decisión de la Corte Suprema de no escuchar la apelación de Davis no sienta precedente, pero reafirma el peso de Obergefell vs. Hodges como un pilar de los derechos civiles modernos en Estados Unidos.