Por Carlos Hernández
[email protected]
En la recta final de la campaña política para la presidencia de Estados Unidos, donald trump, sí en minúsculas, como también minúsculo es su aporte a la sociedad y desarrollo estadounidense, ya no esconde su retórica racista y autoritaria.
Como ha sido el caso en cada uno de los mítines últimamente en todo el país, y el último acá en California la semana pasada cuando estuvo en Coachella, el “wannabe” dictador ha prometido violencia y sangre en caso que pierda las elecciones.
El republicano ya no esconde nada y le saca los colores a tod@s esos estadounidenses racistas que con esos aires de superioridad, ven a las minorías como usted y yo, menos que ell@s.
Está usando su último cartucho en su metralleta de mentiras, conspiraciones, abusos, tráfico de influencias, manipulación, corrupción, etc.
Desea convencer a la población blanca que Estados Unidos ya está muy diverso, como lo dijo recientemente en Filadelfia cuando aseguró que el país necesita regresar a su pasado de gente caucásica de origen europeo “y no con inmigrantes que han traído malos genes a Estados Unidos”.
Por si eso fuese poco, su hijo Don Jr. así como much@s de sus secuaces como el oscuro General, Michael Flynn, han dicho que si gana “las puertas del infierno se abrirán desde el primer día de su presidencia”.
Con está retórica diabólica, porque no le podemos llamar de otra manera, el escuadrón racista de trump acabará con la grandeza de esta gran nación.
La economía estadounidense también dejaría de ser la más fuerte y estable del mundo, ya que trump seguramente mandaría, como lo ha estado haciendo, la producción a China y otros países.
Hace poco alguien me dijo que “si trump fuese presidente la invasión de Rusia a Ucrania hubiese terminado en menos de tres meses. O que la guerra entre Israel y el Hammas, ya hubiese parado”.
Lamentablemente esta es la percepción ignorante de much@s, piensan que trump es un gran líder o que otr@s líderes en el mundo le temen, cuando la verdad le tienen en el bolsillo.
En el caso del conflicto Rusia-Ucrania, sí claro que se habría terminado en varios meses, ya que el petulante e ignorante de trump sacó a Estados Unidos de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), y si hubiese sido Presidente créanme que Putin hubiese mandado una invasión 100 veces más poderosa, sabiendo que trump se mantendría al costado y lo dejaría hacer de las suyas.
Sino me creen, se recuerdan de las cajas con documentos con Información Ultra Clasificada (Top Secret), que trump escondió en su residencia de Mar A Lago en Florida, pues el 80% de estos era información del Departamento de Defensa y desarrollo de armamento y de tácticas de las fuerzas armadas estadounidenses…
¿Y a quién piensan que le servía toda esta información? Pues ni más ni menos que a Putin, a China y a Corea del Norte, entre much@s de los enemigos de Estados Unidos, pero no de trump, porque para este patético pseudo líder ellos son sus clientes a la hora de vender estos documentos.
Así que marquen mis palabras, un voto para trump es un voto para una dictadura, es como votar por Fidel Castro, por Nicolas Maduro, por Pinochet, por Putin o por Daniel Ortega, y lo peor Estados Unidos dejara de ser la nación más poderosa del planeta.
Acaso no se han dado cuenta de las demandas que ha hecho últimamente, que querer tener acceso a un contingente de la Armada y dos aviones de la Fuerza Aérea, supuestamente para estar a salvo de otro atentado de asesinato.
Como lo he dicho repetidamente, el desea el acceso a los militares, para empezar a planear y convencerles de un Golpe de Estado, en caso pierda las elecciones, otra traición a la Patria como ese intento fallido del 6 de enero de 2020.
Eso sí, esta vez, siguiendo el manual de Fidel, Pinochet y Ortega, donde el brazo militar del país es imprescindible para un gobierno de dictadura autoritaria.
Como latin@s no podemos dejar que esto pase, ya que un voto a trump es un voto en contra de nuestra integridad, contra nuestras raíces y sobre todo contra el futuro de nuestr@s hij@s y el de esta gran nación.
Que el próximo 6 de noviembre sea un día para celebrar el gane de la democracia y no un día que lamentemos por siempre.
