Las celebraciones de Día de los Muertos no faltaron en muchas ciudades de la Costa Central, desde Santa María hasta Oxnard, pasando por Santa Bárbara cientos celebraron esta centenaria tradición de la cultura latinoamericana, especialmente de México.
Así, a las 11 de la mañana fue la hora en que el pasado sábado 29 de octubre, dentro de las instalaciones de la Biblioteca Pública de Santa María, en su explanada y en calles aledañas, tuvo lugar un colorido evento lleno de alegría, tradición, emotividad, nostalgia y sentimiento.
El Departamento de Parques y Recreación de Santa María, organizó este festival familiar, con la temática de una tradición de la época prehispánica como lo es el “Día de Muertos”.
Los cientos de asistentes al evento pudieron disfrutar de música en vivo, concurso de catrinas, actividades artísticas y música de Dj, amenizando la tarde.
En el lugar se instalaron varios puestos de joyería, artesanías, antojitos, fruta picada, aguas frescas, churros, elotes, sin faltar las food truck , así como el puesto de pinta-caritas de los pequeñines, que en esta ocasión el maquillaje de catrín o catrina era la elección más pedida.
Pero lo mejor del evento, sin duda alguna, fueron los hermosos altares de muerto, que miembros de la comunidad crearon, algunos dedicados a un difunto en especial, como el elaborado para recordar al joven militar Joseph J. Heredia.
Otros dedicados a alguna celebridad, como por ejemplo al gran Vicente Fernández, mientras algunos otros eran altares comunitarios, donde decenas de fotos mostraban los rostros de los que ya no están.
Siguiendo la tradición de los antiguos ancestros indígenas mexicas, en el altar deben colocarse veladoras, prendas de vestir, fotografías, artículos de uso diario del difunto, figuras de calaveras, ya sea se cerámica, cartón, chocolate, azúcar o amaranto.
Se adorna con papel de china picado, y con la tradicional flor del sol, la flor de muchos pétalos, la prehispánica flor de Cempasúchil se forma el camino dorado, que habrá de guiar el espíritu de los seres queridos al momento de regresar al plano terrenal, desde el más allá.
Las antiguas leyendas mexicanas, hablan con mucha seguridad, de que en la noche del día 2 de noviembre, las personas que en el camino hacía el cielo ya se adelantaron, pueden regresar, para nuevamente pasar un buen rato con sus familiares y amigos.
De ahí que se acostumbre poner en el altar tequila, cerveza, aguardiente o mezcal, agua natural, refrescos, frutas, dulces, diferentes tipos de comida y el tradicional pan de muerto, es decir todas las cosas que al ser querido en vida le agradaba degustar.
Muchos son los que aseguran, que la comida y bebida puestos en el altar, pierden su sabor característico, y en algunas ocasiones, de manera inexplicable, los vasos o botellas de bebidas reducen el volumen de su contenido.
Sea cierto o no, mientras alguien recuerde a sus difuntos, estos nunca del todo se irán y cada año en la noche del Día de Muertos, los fieles difuntos a departir con sus seres queridos regresaran.
En Santa Bárbara el Museo de Arte también realizó su tradicional celebración de Día de Muertos, con una exhibición de altares, talleres de manualidades acordes a esta fecha, así como con comida y música.
De acuerdo a Katrina Carl, vocera del Museo, el evento fue todo un éxito, que tuvo la concurrencia de unas 500 personas que se hicieron presentes el pasado 23 de octubre en la entrada principal del imponente museo.
“Estamos muy contentos de haber podido llevar a cabo este colorida celebración, en un formato muy parecido al que realizábamos antes de la pandemia del Covid. Sin duda es uno de nuestros eventos comunitarios más populares todos los años”, indicó Carl.