Por Agencias
[email protected]
En un refugio en Eagle Pass, Texas, se habló con dos mujeres embarazadas quienes dicen que los miembros de la Guardia Nacional de Texas les negaron agua mientras intentaban entregarse a las autoridades de inmigración de EE.UU. la semana pasada.
María es de El Salvador y Carmen es oriunda de Honduras. Ambas mujeres solo quieren usar esos nombres por temor a represalias.
Carmen tiene 6 meses de embarazo y dice que ella y su esposo intentaron cruzar el Río Grande por primera vez el miércoles 12 de julio, pero se encontraron con alambre de púas y miembros de la Guardia Nacional de Texas.
“Nos dijeron que era un delito cruzar a Estados Unidos y que debíamos regresar a México”, afirmó Carmen, quien recuerda haber pedido agua a los soldados. “Nos dijeron que no nos podían dar agua porque no era su responsabilidad”, comentó Carmen. “Nos preguntaron por qué habíamos dejado nuestros países”.
Eran como las 2 de la tarde y el calor arreciaba, recuerda Carmen. Dice que pidió agua por segunda vez.
“Nos mostraron las esposas y nos dijeron que nos arrestarían”, aseguró Carmen.
Tantos pensamientos cruzaron por la mente de Carmen. Ella dice que quería irse a casa o de alguna manera hacer que todo terminara.
“Me ahogó la tristeza”, dijo Carmen con la voz entrecortada y lágrimas. “Sentí que me estaba asfixiando”.
Carmen asegura que se metió en las aguas del Río Grande para sentir un poco de alivio del calor.
Ese día, dice, le negaron el agua varias veces más. Y sin manera de entregarse a las autoridades y temiendo a los cárteles en México, señala, ella y su esposo pasaron la noche en el río de las orillas de Texas.
“Realmente no dormí”, dijo Carmen.
La futura madre recuerda haber visto serpientes en la tierra.
“Tenía miedo”, dijo Carmen.
El jueves, dice, sufrió otro tipo de maltrato en el río.
Carmen dice que las fuerzas del orden en hidrodeslizadores comenzaron a rodearlos. El hostigamiento se prolongó durante aproximadamente una hora, recuerda Carmen.
Después de eso, ella dice que caminaron durante unas dos horas antes de llegar a un área a orillas del Río Grande, donde estaban atracados varios de los botes.
Recuerda sentir mucho calor mientras caminaban hacia los botes y un paramédico se le acercó con agua y galletas.
Carmen dice que le dijo que estaba embarazada y él se ofreció a llevarla al hospital. Ella negó la oferta cuando supo que tenía que dejar atrás a su esposo.
“Dijo que perdería su trabajo si nos llevaba a los dos”, afirmó Carmen, que le contó al paramédico cómo los miembros de la Guardia Nacional de Texas los maltrataron.
“No sé por qué te trataron mal cuando lo único que quieres es una vida mejor”, recuerda que le dijo el paramédico.
Carmen dice que el paramédico tomó fotos con ella y su esposo.
“Gracias”, recuerda haberle dicho antes de que llegaran las autoridades de inmigración de EE.UU. para llevárselos a procesar.
La Guardia Nacional de Texas ha dicho anteriormente que no existe una orden o directriz que instruya a los miembros del servicio a negar el agua a los migrantes.