Un desastre vendido
Por Carlos Hernández
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Cuando muchos, sobre todos extranjeros, piensan como es el sistema político, ejecutivo y judicial de Estados Unidos, lo imaginan como un estado transparente donde las leyes se respetan al pie de la letra y no hay cabida para la corrupción, sin embargo esa visión utópica dista mucho de la realidad… al menos para los grupos e individuos más poderosos.
Un claro ejemplo es el lamentable derrame de Refugio Beach, ya que la Plains All American Pipeline haciendo uso de lobbistas, que no son más que intermediarios en Washington encargados de convencer y presionar a los políticos a aprobar leyes que convengan a las grandes corporaciones a cambio de millones en sus campañas electorales, le “jugó la vuelta” al gobierno y gente del Condado de SB y California.
Es una pena que en pleno Siglo XXI, donde se proclama a cuatro vientos como el sistema de este país es el más transparente y justo, tengamos que ver hechos que traen desgracia para la comunidad y sobre todo para el medio ambiente, todo por el afán de incrementar las ganancias.
Así desde la década de los años 80, los ejecutivos y accionistas de la empresa con sede en Washington, “le han visto la cara” a todos y prácticamente no son controlados por nadie.
¿Por qué dijo esto? Sencillo, si hubiesen sido regulados por las leyes del condado o de California, que tiene una de las más estrictos códigos con las compañías de extracción de petróleo o crudo en todo el Mundo, esto no hubiese pasado.
Sí, porque la controversial empresa es la única en el país que no cuenta con la tecnología de válvulas automáticas para cerrar sus tuberías en caso de una fuga.
Lo más patético de todo, es que se defienden diciendo que no era necesario y que tener a una persona en otro estado monitoreando el funcionamiento es mejor y más seguro.
Por si fuese poco, la Plains All American Pipeline está entre las peores cinco compañías en cualquier campo de todo el país, en términos de violaciones a seguridad laboral y del medio ambiente. Durante los últimos 10 años han derramado más de 25 mil barriles de petróleo en el país y pagado más de $325 millones en multas y demandas legales con ciudades y personas afectadas.
Realmente para reírse o más bien para mandarlos a la cárcel.
Es por ello, que ahora más que nunca se me viene a la mente todas esas personas que criticaban la “Medida P”; la cual se puso a votación pública el pasado noviembre, de la cual El Latino reportó a fondo y sobre todo apoyaba; porque si se hubiese pasado la compañía responsable del derrame, casi con seguridad hubiese sido inspeccionada, aunque estuviera sujeta a leyes federales.
Una vez más, y como me comentó Dave Davis, Presidente del Community Enviromental Council, “sólo es de seguir el dinero” para darse cuenta de los verdaderos intereses de los líderes y organizaciones que critican medidas de protección al medio ambiente y ponen un control más estricto a corporaciones.
Con ello Davis se refiere, a que casi con total seguridad todas esas personas que criticaron la “Medida P” “llevaban su pedazo de pastel”.
Y es que a nadie “con dos dedos de frente” y sobre todo en tiempos donde California está en la peor crisis de escasez de agua de su historia, se entiende que aún hayan algunos sin conciencia moral por el medio ambiente, y sobre todo no se preocupen del mundo que dejaremos a las nuevas generaciones.
Ahora me gustaría saber cuál será el argumento barato de estos grupos, sindicatos y personas, para defender a una compañía responsable del derrame del Refugio Beach.
Un desastre vendido por algunos, evitable y que lamentablemente modificará para mal un ecosistema y especies única en el Mundo. ν
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