Jugadores en la cancha hay 22, no 23, o por lo menos así debería de ser.
La imperfección en el fútbol siempre fue uno de los aspectos más atractivos de este deporte para mí.
Además del buen juego, las condiciones de la cancha, el clima, y la afición, hay esa variable del árbitro.
Un ser humano imperfecto tal y como los otros 22 en la cancha que puede en cualquier momento cambiar el rumbo de un partido con sus decisiones.
Recuerdo de niño preguntarle a mi padre cuando perdía mi equipo…
“Pa, ¿por qué perdimos si jugamos mejor, tenemos mejores jugadores, y jugamos en casa?”… y él me contestaba:
“Así es el futbol, hijo. Un día un árbitro te pita un penal que no era o no marca el fuera de lugar y te echa a perder todo lo demás, o viceversa”.
Para el aficionado como uno, la polémica causada por los errores u omisiones arbitrales y las emociones que se viven cuando gracias a eso tu equipo pasa a la final o queda eliminado, son difíciles de encontrar en otros deportes.
Recordaran el famoso “no era penal” del México vs Holanda en el Mundial de Brasil 2014.
La repetición de la jugada pasaba en las pantallas del estadio mientras los jugadores reclamaban al árbitro, quien a pesar de haber visto las imágenes decide por marcar el penal inexistente de Rafa Márquez sobre Argen Robben.
Por supuesto que me dio coraje como a la mayoría de los mexicanos, pero en mi mente recordaba las palabras de mi padre: “ASI ES EL FUTBOL”.
Se vive una época en este deporte en la cual el nivel deportivo es exponencialmente mayor a lo que era hace un par de décadas, y las herramientas tecnológicas que nos pueden decir si el jugador esta adelantado o no, o si era gol o no, ya no permiten mentir.
Todos vemos en las transmisiones de televisión cuando alguno se echa un “clavado” en el área, o mete la mano intencionalmente, o cuando el balón cruza la línea de gol, y reclamamos al árbitro como si nos pudiera escuchar cuando él no está viendo la misma pantalla que uno… bueno, hasta ahora.
La Liga MX continuó sus pruebas del VAR (Video Assistant Referee, por sus siglas en inglés), durante esta última jornada en el duelo entre Atlas y Veracruz en el que el silbante Adonal Escobedo, erróneamente marca un penalti a favor de los rojinegros aún tras acudir a la pantalla, en una instancia, que con toda honestidad ni ameritaba revisión, pues simplemente se trató de una jugada futbolera donde los dos jugadores se enredan y caen dentro del área.
Claro que sé que el fútbol exige el uso de tecnología arbitral y que no podía tener esa cualidad imperfecta para siempre, sobre todo en un ámbito donde las aficiones exigen justicia, pero dejar la decisión final en manos del árbitro cuando hay video contradiciéndole, en realidad me parece poco útil.
Siempre y cuando haya un humano dentro de la ecuación, habrá imperfecciones por naturaleza no importa lo que diga el video.
Me pregunto porque ya existiendo un recurso tecnológico, no darle la autoridad final al VAR y ponerle fin a un sistema que, en vez de recompensar el desempeño y el esfuerzo futbolístico, pone el destino del juego en manos de una persona.
Supongo que seguiremos teniendo “manos de Dios” y para mí… no hay problema.