El Salvador pone fin a la era del bitcoin como moneda de curso legal

Por Redacción
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El pasado 29 de enero, la Asamblea Legislativa aprobó modificaciones a la ley que permitía su uso obligatorio en transacciones comerciales, marcando el fin de una de las apuestas económicas más ambiciosas del presidente Nayib Bukele.

La decisión se tomó sin grandes anuncios, en contraste con la presentación de la medida en 2021, cuando Bukele la calificó como una revolución financiera para el país. Sin embargo, a más de dos años de su implementación, el bitcoin no logró consolidarse como un medio de pago confiable ni generar los beneficios prometidos por el gobierno.

El lanzamiento del bitcoin como moneda de curso legal en septiembre de 2021 vino acompañado de una fuerte inversión estatal. El gobierno destinó entre 200 y 400 millones de dólares para incentivar su uso, según diversas estimaciones. Se instalaron cajeros automáticos, se desarrolló la billetera digital Chivo Wallet y se ofrecieron 30 dólares a cada ciudadano que la descargara.

A pesar de estos esfuerzos, la adopción de la criptomoneda fue mínima. Encuestas recientes indican que solo el 8% de la población la utiliza ocasionalmente, y en su punto más alto, apenas el 20% de los salvadoreños la empleó en alguna transacción.

La resistencia al bitcoin también se reflejó en la infraestructura destinada a su uso. Varios cajeros fueron vandalizados o incendiados en los primeros meses de su implementación. Asimismo, el envío de remesas a través de criptomonedas no tuvo el impacto esperado, ya que solo el 1% de estos ingresos llegaban mediante esta vía, a pesar de que las transferencias se ofrecían sin comisiones.

Dentro de la estrategia de Bukele para consolidar el bitcoin en El Salvador, uno de los proyectos más ambiciosos fue la construcción de Bitcoin City, una ciudad dedicada a la minería de criptomonedas y financiada con bonos respaldados en bitcoin.

Según los planes del gobierno, Bitcoin City sería circular, con una gran plaza en forma de B en honor a la criptomoneda. Se ubicaría a los pies de un volcán y utilizaría energía geotérmica para abastecer su consumo eléctrico. Sin embargo, a más de dos años del anuncio, el proyecto no ha pasado del papel y no se han iniciado las obras de construcción.

Para que una moneda sea funcional, debe cumplir con tres características esenciales: ser una unidad de cuenta, un medio de cambio aceptado y una reserva de valor estable. En el caso del bitcoin en El Salvador, no logró consolidarse en ninguna de estas áreas.

Los precios rara vez se fijaron en bitcoin, la mayoría de la población lo rechazó como método de pago y su volatilidad impidió que fuera visto como un refugio seguro para el ahorro. En su primer año como moneda de curso legal, el bitcoin perdió hasta el 60% de su valor frente al dólar, generando desconfianza entre los ciudadanos.

El bajo uso del bitcoin en el país no fue la razón principal para su eliminación como moneda de curso legal. La decisión estuvo motivada por la necesidad de acceder a financiamiento internacional.

El Salvador buscaba un préstamo de 1,400 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) para estabilizar su economía, pero el organismo exigió el retiro del bitcoin como moneda de curso legal como condición para otorgar los fondos.

Ante esta realidad, el gobierno de Bukele no tuvo otra opción que ceder y modificar la legislación. Así, la apuesta por la criptomoneda llegó a su fin, no por una decisión interna, sino por la urgencia de obtener financiamiento en dólares, una moneda con aceptación global y respaldo institucional.

El experimento del bitcoin en El Salvador, que inició con grandes expectativas, concluyó con un balance negativo. La falta de confianza de la población, la caída en su valor y la necesidad de acceder a financiamiento externo fueron factores clave en su fracaso.

A pesar de ello, el gobierno de Bukele ha mantenido sus reservas en bitcoin y sigue promoviendo la criptomoneda en algunos sectores. Sin embargo, la criptofantasía de convertir al país en un referente global del bitcoin ha llegado a su fin.