Por Agencias
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El fallecido actor, que habló abiertamente sobre sus problemas con el alcohol y las drogas, quería ser conocido no solo por su papel en ‘Friends’, sino por ayudar a otros adictos.
El pasado 3 de noviembre nació oficialmente la Fundación Matthew Perry, tan solo seis días después de la muerte del actor que le da nombre y el mismo día que se celebraba su entierro. El intérprete, mundialmente conocido gracias a su papel de Chandler Bing en la icónica serie Friends, fue hallado muerto en su casa de Los Ángeles el pasado 28 de octubre, a los 54 años, y sus seres queridos han decidido que su legado siga vivo a través de esta fundación.
Una organización benéfica con un objetivo claro y que tiene mucho que ver con la vida de Perry: “Identificar la adicción como una enfermedad, abordar los estigmas que impiden que las personas busquen y accedan a la atención, y abogar ferozmente por un tratamiento mejor y más equitativo”, según se detalla en su página web.
Matthew Perry siempre fue abierto sobre su lucha con las adicciones. Antes de su prematura muerte, el actor compartió en varias ocasiones los problemas con el alcohol y las drogas que tuvo durante décadas, y planeaba establecer una fundación para apoyar a quienes sufren el abuso de sustancias.
“Cuando muera, no quiero que Friends sea lo primero que se mencione, quiero que sea el ayudar a los demás. Y voy a vivir el resto de mi vida demostrándolo”, aseguró en noviembre de 2022 en el podcast Q With Tom Power, desconocedor de lo corto que iba a ser ese periodo de tiempo.
Ahora esa cita se ha convertido en la carta de presentación de la web de la Fundación Matthew Perry, junto a una foto en blanco y negro del intérprete.
“La adicción es demasiado poderosa para que cualquiera pueda derrotarla solo. Pero juntos, algún día, podemos vencerla”, reza el texto de otra de sus declaraciones.
Al final ha sido su familia la que ha hecho el sueño de Perry realidad. Coincidiendo con el Giving Tuesday (martes de donaciones, en inglés), que en Estados Unidos se celebra el martes posterior al día de Acción de Gracias como un día para participar en proyectos filantrópicos y de caridad, sus familiares han emitido un comunicado asegurando que la fundación es una forma crucial de rendir homenaje al difunto actor y tienen la esperanza de que, como él, otros puedan ser igual de abiertos con sus problemas con las adicciones gracias a ella.
“Es importante para nosotros, como familia, honrar el legado de Matthew. El potencial que tiene la Fundación Matthew Perry para ayudar a quienes padecen esta enfermedad es algo que estamos orgullosos de traer al mundo”, expresaron junto a su deseo de alentar las donaciones.
El padrastro de Perry, el periodista televisivo Keith Morrison, también ha animado a los seguidores del actor a hacer donaciones a la fundación aprovechando estas fechas.
“Este no es el tipo de cosas que hago habitualmente, este discurso. Pero este año es diferente. Y mañana es el Giving Tuesday. Haz lo que puedas; él habría estado agradecido”, escribió en un mensaje en su perfil de X este lunes.
Las confesiones de Perry sobre sus adicciones empezaron hace más de una década. En 2013, en un artículo en la revista People, el actor ya se sinceró sobre su abuso del alcohol y del Vicodin, un calmante para el dolor compuesto de hidrocodona y acetaminofeno que un médico le había recetado después de un accidente de moto acuática en 1997.
“Tenía un gran problema con el alcohol y las pastillas y no podía parar. Con el tiempo, las cosas se pusieron tan mal que no pude ocultarlo, y entonces todo el mundo lo supo”, reconoció. También habló de ello en público en 2015, cuando recibió un premio por parte de la Phoenix House, una organización que se dedica a brindar tratamiento sobre adicciones. “Soy un alcohólico galardonado, no debería recibir un premio”, dijo al recoger el galardón. Y advirtió: “No puedes tener un problema de drogas durante 30 años y luego esperar que se resuelva en 28 días”. En una entrevista con The New York Times en noviembre de 2022, Perry dijo que “probablemente gastó nueve millones de dólares o algo así” en el transcurso de varias décadas en un esfuerzo por estar sobrio. Fue a rehabilitación unas 15 veces, recordaba entonces.
Pero las mayores revelaciones llegaron con la publicación de sus memorias, Friends, Lovers and the Big Terrible Thing, el año pasado. En ellas, Perry dio aún más detalles sobre sus problemas y confesaba que estuvo a punto de perder la vida a los 49 años debido a su creciente adicción a las drogas. Según contaba en el libro, pasó dos semanas en coma, seguidas de una estancia de cinco meses en el hospital y un año usando una bolsa de colostomía, después de que su colon estallara por el uso excesivo de opioides.
“Tuve que esperar hasta que estuviera bastante sobrio y lejos de la enfermedad activa del alcoholismo y la adicción para escribirlo todo. Y lo más importante era que estaba bastante seguro de que ayudaría a la gente”, reconoció entonces en una entrevista con People.
A principios de este mes de noviembre, el resultado de las primeras pruebas que se hicieron al cuerpo del actor revelaron que su muerte no fue causada por una sobredosis de fentanilo o metanfetamina. Aun así, las pruebas continúan y para tener datos más claros de su fallecimiento hay que esperar al informe de la autopsia, que podría tardar varios meses en llegar.