Elon Musk defiende su gestión en el gobierno de Trump y anuncia su salida del DOGE

Por Redacción Latinocc
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En una conferencia de prensa en la Sala Roosevelt de la Casa Blanca, Musk sorprendió a los periodistas pidiendo un chiste antes de comenzar con las preguntas, en una muestra más de su estilo excéntrico. Vestido de negro y sin las gorras que lució en la reunión del gabinete ese mismo día, el también CEO de Tesla y SpaceX describió su paso por el gobierno como un «experimento surrealista».

El DOGE, creado para reducir el gasto gubernamental, ha sido blanco de fuertes críticas por su enfoque radical en recortes de personal y acceso a datos sensibles, lo que ha desencadenado múltiples demandas y protestas. Musk reconoció que su objetivo inicial de reducir un billón de dólares en gastos ha resultado inalcanzable. Hasta ahora, estima haber ahorrado unos 160.000 millones.

“Creo que podríamos haber sido más efectivos”, admitió. “Pero hemos logrado avances”.

El empresario también se refirió a las consecuencias de sus acciones, incluyendo despidos masivos que afectaron incluso a personal clave en agencias reguladoras y parques nacionales. “Algunos fueron despedidos accidentalmente”, dijo, refiriéndose a empleados que luego fueron reinstalados.

El DOGE ha intentado acceder a datos como los registros de la Seguridad Social para detectar fraudes, lo que generó preocupaciones por la privacidad. Musk desestimó los temores de un «estado de vigilancia» al afirmar: “¿No tenemos ya uno?”. Agregó que el objetivo es identificar pagos indebidos y que se han remitido casos sospechosos al Departamento de Justicia.

Un portavoz del DOJ confirmó que la colaboración con el DOGE busca detectar fraudes, aunque no se ofrecieron cifras precisas. La semana pasada, Antonio Gracias, colaborador cercano a Musk, destacó la acusación a un hombre iraquí por votar ilegalmente, caso en el que el DOGE habría participado.

La controversia ha escalado con la creación, por parte de los demócratas, de una herramienta para rastrear fondos federales bloqueados por el DOGE, en lo que describen como un conflicto constitucional entre el Congreso y el Ejecutivo.

Aunque se ha especulado sobre su sucesión, Musk evitó dar nombres y ofreció respuestas ambiguas sobre el futuro del departamento. “El DOGE es una forma de vida”, declaró. Sobre si seguirá como asesor del presidente, respondió: “Supongo”.

Musk también sugirió cambios en el gasto militar, recomendando al secretario de Defensa, Pete Hegseth, priorizar drones y misiles hipersónicos sobre sistemas tripulados. Asimismo, aseguró que el DOGE trabaja para mejorar el software del control de tráfico aéreo.

Al ser consultado sobre si la agencia perderá impulso con su salida, Musk respondió con confianza: “No, creo que ganará impulso”.

Su estrecha relación con Trump, consolidada durante la campaña de 2024 —a la que Musk contribuyó con casi 300 millones de dólares—, lo ha convertido en una figura recurrente en la Casa Blanca. Dijo haber trabajado los siete días de la semana en los primeros meses del mandato y que incluso durmió en el Dormitorio Lincoln.

Sin embargo, ahora planea dedicar solo uno o dos días por semana a sus funciones y reducir su presencia en Washington, en parte debido a las restricciones que impone su estatus como empleado especial del gobierno, que limita su tiempo a 130 días por año.

Con humor, comentó que su oficina en el segundo piso del Ala Oeste “tiene vista a nada”, lo cual —según él— lo mantiene a salvo. “Es más difícil que me disparen. No hay una buena línea de visión”, bromeó.

Aunque Musk se despide del DOGE, su influencia en el gobierno y su cercanía con Trump seguirán siendo foco de atención en los próximos meses.