Editorial

Es hora de pasar factura

Por Redacción
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Actualmente no es un secreto que las comunidades a lo largo y ancho de estados unidos están cada vez más divididas, donde las consecuencias las vemos lamentablemente a diario, y donde esta decadencia social lleva hasta a cobrar vidas.

Esto es porque es un verdadero horror y vergüenza que apenas llevamos seis semanas en lo que va del año, pero que han sido suficiente para hacer testigos de más de una docena de masacres a lo largo y ancho del país.

Gracias a la retórica que lleva desde el 2015 el partido republicano, gracias a esa ideología extremista radical de extrema derecha, esta haciendo que esta, otrora gran nación sea día a día menos segura.

Mientras más sangre y vidas sean derramadas a diario, únicamente por tener un color de piel, un pensamiento o una preferencia sexual diferente al de un psicópata enfermo o simplemente racista que es alimentado por las teorías divisivas extremistas de los republicanos, la esencia y la autoridad estadounidense a nivel mundial se hará más frágil y vulnerable.

Quién diría que en una sociedad primermundista por lo menos en el papel, estaríamos tan preocupados a diario de que uno de nuestros seres queridos no sean las próximas víctimas de las masacres que ahora se dan a la orden del día.

Mientras existen en el país algunas de las mejores mentes brillantes de todo el mundo, creando los avances que cambiaran a la humanidad para siempre en los próximos años, es absurdo pensar que hay un gran sector de la población que en un estado mental e instintivo cavernícola que se alimenta del odio hacía otro ser humano.

Es patético para esto pseudo servidores públicos republicanos, sacar pecho que son patriotas y cristianos devotos hasta la última célula, cuando en verdad lo único que les interesa son el poder y un enriquecimiento ilícito personal.

Por qué no toma mucho indagar, de hecho les invitó que lo hagan en internet, para que se den cuenta que todos esos opositores de las leyes contra la venta pública de armas de alto calibre; que el Presidente Joe Biden y muchos funcionarios independientes y demócratas quieren pasar; tienen entre sus donantes mayoritarios a corporaciones y asociaciones que se lucran de la venta abierta al público de armas.

Y es que no hace falta tener más de dos dedos de frente para cerciorarse que en Estados Unidos las vidas de seres humanos, y sobre todo de menores, se siguen sacrificando a costa de los intereses de una industria maléfica, como lo es la de producción de armas.

También está la culpa de los padres y los allegados a estos sujetos dementes, que por problemas conductuales o de adaptación social, poco a poco dejan entrever que algo va mal, pero donde los primeros les ignoran, por holgazanería o por ser malos padres y al no tomar responsabilidad de ayudarles se convierten cómplices de sus fechorías.

Por qué hay que decir la verdad, así como siempre mantengo mi punto de vista que los pandilleros y delincuentes deben un alto porcentaje de sus fechorías a la mala crianza de sus padres, en muchos casos latinos de baja educación y morales, los padres y madres de los asesinos tienen igual culpa, porque la educación empieza en casa.

Es por eso que mucho de los perpetradores de masacres vienen, en muchos de los casos, de hogares donde las armas o el poseer armas tiene el visto bueno.

Ahora imagínese si este sujeto sufre de una enfermedad mental, tenemos la fórmula perfecta para que se den estas horrendas catástrofes sociales.

Es así como la seguridad en este país ahora se ha vuelto sin duda un bien utópico y de lujo, cada vez todos nos sentimos menos inseguros en lugares públicos, o díganme sino usted los que son padres de familia, ¿no viven con el temor en que un día algún desquiciad@ se le dé por atacar el centro escolar donde sus hij@s atienden, o de compras en un centro comercial o en un evento público?.

Personalmente pienso que el circo político estadounidense ha tocado fondo y no hay manera en que se pueda prevenir un alto a estas masacres, cuando a diario congresistas y senadores radicales republicanos celebran y se enorgullecen en las redes sociales la producción y tenencia de armas de alto calibre.

No nos engañemos, porque nada cambiará sino se les pasa factura a todos estos pseudo servidores públicos donde más les duele: en las urnas.

Aunque estemos a más de un año y medio de las elecciones de noviembre del 2024, es imperante pensar desde ya qué es lo que realmente nos sacará de este hoyo decadente en el que vive la sociedad estadounidense

La decisión es nuestra y de todos, es hora de poner un alto, la vida de las próximas generaciones está en juego.