Escuelita para Padres

La maestra Sonia Aguila es una experta en educación que enseña en la Escuela Canalino de Carpintería./EL LATINO

Recientemente tuve el honor de ser maestra de ceremonias en una noche de literatura, y mi corazón se llenó de alegría al ver a tantos padres de familia acompañando a sus pequeños del preescolar.
La escena era conmovedora: niñ@s con sus ojos brillantes, emocionad@s por recibir sus libros nuevos, y padres sonrientes, listos para compartir historias con ell@s.

Cada sonrisa, cada página que se pasaba con emoción, reflejaban el enorme valor de enseñar a los niños que los libros pueden ser ventanas abiertas a mundos sorprendentes.

Leer a l@s más pequeñ@s no se trata únicamente de ver las ilustraciones y enseñarles palabras nuevas, aunque eso también es fundamental, sino de brindarles experiencias que se quedarán con ell@s para siempre.
Un cuento puede sembrar preguntas profundas, despertar la curiosidad por el mundo y convertirse en un refugio emocional.
Un personaje de ficción puede convertirse en un amig@ imaginario que los acompañe en momentos de duda o de miedo.

La lectura también nutre la empatía, porque permite que l@s niñ@s se pongan en los zapatos de otr@s y comprendan perspectivas distintas, más allá de su entorno inmediato.

Esa noche de literatura dejó en mí una sensación profunda de esperanza.
Ver a tantas familias reunidas alrededor de los libros me recordó que la lectura sigue siendo un puente que conecta corazones, que fortalece el desarrollo emocional de los niñ@s y que despierta sueños que, con el tiempo y la guía adecuada, pueden hacerse realidad.

Dedique unos minutos cada día para leer con sus hij@s, haga de la lectura un ritual cotidiano, visite la biblioteca pública.
Hay tantos géneros por descubrir: ficción, no ficción, aventuras, historia, poesía, cómics, cuentos de miedo, biografías, libros de ciencia, deportes, animales, chistes, cocina y mucho más, porque las bibliotecas son un tesoro accesible para tod@s.
En ellas, hay libros para cada gusto, edad e interés, y lo mejor: están ahí, esperando ser descubiertos.

Leer con los hij@s no requiere grandes conocimientos ni materiales costosos.
Solo se necesita voluntad, cariño y un poco de tiempo.
A veces, bastan 10 minutos antes de dormir para construir recuerdos imborrables. No importa si el adulto tiene un acento fuerte, si se equivoca en una palabra o si no entiende todo el contenido.
Lo importante es el acto de compartir, de acompañar, de construir puentes con las palabras.

Cada historia compartida es una semilla sembrada.
A veces florece de inmediato, otras lo hace años después. Pero tarde o temprano, germina.
La lectura en familia no solo fortalece las habilidades lingüísticas de l@s niñ@s, también refuerza su autoestima y su sentido de pertenencia.

Les dice, sin necesidad de palabras: “Estoy aquí contigo, me importas, y este momento es solo para ti”.

Leer con l@s pequeñit@s es, sin duda, un regalo que trasciende generaciones.
Es sembrar luz, imaginación y conocimiento.
Es enseñarles que, sin importar los desafíos que enfrenten, siempre podrán encontrar en un libro consuelo, inspiración o respuestas.

La escuelita para padres no está en un salón de clases, sino en cada hogar donde un adulto decide apagar la televisión por un rato, dejar el celular a un lado y abrir un libro junto a un niño.
Ese gesto sencillo, cotidiano, puede cambiar vidas.