Por Agencias
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Expertos brasileños utilizaron imágenes digitales para revelar el rostro de un hombre egipcio que vivió hace 35.000 años.
El arqueólogo Moacir Elias Santos y el diseñador 3D Cícero Moraes utilizaron los restos óseos de un hombre que fueron encontrados en un sitio arqueológico en Egipto para recrear una imagen digital.
La imagen representa una aproximación facial detallada del cráneo de Nazlet Khater 2, un fósil de 35.000 años de antigüedad que se descubrió en 1980 en el valle del Nilo, en Egipto.
Posteriormente, el análisis antropológico identificó los restos óseos como pertenecientes a un hombre de ascendencia africana, que tenía entre 17 y 29 años en el momento de su muerte. El análisis sugiere que el hombre medía aproximadamente 1,61 metros (5,3 pies).
El equipo utilizó el proceso de reconstrucción facial, que ayuda a los arqueólogos a recrear los rasgos faciales de una persona fallecida utilizando restos óseos.
“Hace unos años, ya estábamos trabajando en una serie de aproximaciones relacionadas con la evolución humana, gracias a las réplicas de fósiles más conocidos”, dijo Moacir Santos, arqueólogo del Museo Arqueológico Ciro Flamarion Cardoso en Ponta Grossa, Brasil. “Los videos se convirtieron en fotos y sirvieron para la elaboración de la fotogrametría del cráneo, que dio forma al estudio”.
La fotogrametría es el proceso de extraer información 3D de las fotografías, que es lo que hicieron Santos y Moraes después de ver los restos óseos del hombre en el Museo Nacional de la Civilización Egipcia en El Cairo.
Este proceso ha sido empleado por expertos para determinar cómo han evolucionado los humanos a lo largo de los siglos.
En febrero, los investigadores dieron a conocer una construcción en 3D de una antigua mujer nabatea basada en los restos que se descubrieron en 2015 en una tumba de 2.000 años de antigüedad en Hegra, un sitio arqueológico en Arabia Saudita.
“Usando los cráneos de personas vivas además del trabajo realizado en el campo forense… la probabilidad de que la imagen se asemeje a la de NK2 es significativamente alta”, dijo Moraes.
Santos y Moraes esperan que su trabajo sirva de base para la investigación de otros arqueólogos sobre la evolución humana. Planean mostrar la reconstrucción facial en una exhibición futura de su estudio, que fue publicado en la revista brasileña OrtogOnline el mes pasado.
“El hecho de que este individuo tenga más de 30.000 años lo hace importante para entender la evolución humana”, dijo Santos.
Moraes enfatizó que si bien la mandíbula del hombre es más fuerte que la de los humanos modernos hoy, “(hace) 35.000 años éramos casi iguales”.
“Si un hombre de esa época pudiera caminar por la calle (hoy), la gente no vería ninguna diferencia con los demás”, dijo.