Por Agencias
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Alrededor de 35 mil personas asistieron esta noche a la inauguración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en su edición 24.
Una distancia de 25 kilómetros y 23 días, es lo que separó a la sociedad salvadoreña de la trágica y la felicidad. El Estadio Cuscatlán, uno de los más hostiles en el futbol de la región de la Concacaf y fue opacado por un Estadio Jorge «El Mágico» González rehabilitado y con la reivindicación de una afición que dejó a un lado el futbol para abrirle las puertas a 53 disciplinas.
La inauguración de los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023 fue la prueba que tuvo El Salvador para demostrar que las autoridades serían capaces de organizar un evento de magnitud y a una sociedad que lució por su paciencia y grandes ánimos.
La tragedia del Cuscatlán puso en jaque a la organización de los Centroamericanos que replantearon todo el protocolo de accesos con el apoyo del ejército salvadoreño. Se tomaron varias medias: los boletos se obsequiaron a través de un montón de dinámicas, las calles de acceso fueron cercadas con estricta vigilancia que evitaba a todo aficionado que portara boletos de zonas distintas a las que dichas calles saben acceso de manera directa; incluso, un par de días antes se reimprimieron cada uno de las entradas para evitar falsificaciones y la venta, que desde un principio estaba cancelada.
Así, durante más de tres horas de acceso vigilado y controlado, alrededor de 35 mil personas ocuparon cada una de las butacas en calma y con un saldo blanco para rendirle así un homenaje a las 12 víctimas mortales de la estampida durante el juego de Primera División en El Salvador entre Alianza y Deportivo FAS que terminó con el campeonato nacional.
La fiesta centroamericana y la IA
Un desfile de palabras liderado por dos niños y una inteligencia artificial dieron muestra de la cultura e historia del país centroamericano que salvó, en palabras de Luis Mejía, presidente de Centro Caribe Sports, los Juegos Centroamericanos y del Caribe para comenzar con la inauguración de la fiesta deportiva.
Los sentimientos se convirtieron en parte fundamental del recorrido cultural para después darle paso a los protagonistas del evento: los atletas.
El tradicional desfile de las delegaciones participantes comenzó con México como campeón vigente tras lo hecho en Barranquilla 2018.Las parejas abanderadas caminaron por la pista azul de El Mágico González y una vez que pasaron las 35 banderas, los deportistas hicieron acto de presencia entre porras y música.
México, Cuba, Puerto Rico, Costa Rica, Colombia y El Salvador fueron los grupos más numerosos y sin duda, los anfitriones encendieron los ánimos de los fanáticos.
La unión de los atletas con el público tuvo su apogeo durante el desfile y al término de este con la famosa ola, que tras varios intentos, tomó forma en las tribunas de El Mágico González con la participación de los miles de deportistas que comenzaban a tomar sus lugares.
Los Centroamericanos y la política
En medio de ovaciones y aplausos, Nayib Bukele, presidente de El Salvador, tomó el micrófono para dar un discurso de bienvenida en el que dejó claro su política de seguridad y aprovechó para mandar un mensaje a la prensa internacional que han calificado su gobierno como una dictadura.
“Dicen que vivimos en una dictadura, quiero aprovechar ante los más de 300 medios internacionales para que salgan a la calle y le pregunten a la gente, al que quieran, aquí en El Salvador es completamente seguro, pueden entrar a cualquier lugar en la hora que sea y no les va a pasar nada… ¿qué opinan de esta dictadora? Dejen de creerle a la gente dentro de oficinas que escriben de El Salvador sin venir”. Nayib Bukele, Presidente de El Salvador.
Y es que Bukele le declaró la guerra a las pandillas y organizaciones criminales con un saldo de más de 65 mil detenidos, acción que se ha convertido en el objetivo de los reflectores internacionales.
De igual manera, el mandatario destacó el camino que recorrió el país para crear una infraestructura y organización que «rescató» los Juegos Centroamericanos después de que la pandemia orilló a Panamá a declinar como ciudad sede en el 2020.
«Llegar hasta aquí no ha sido fácil, los Juegos Centroamericanos se quedaron sin hogar y Panamá tuvo que declinar por la pandemia. Cuando eso pasó, nosotros vimos muchas posibilidades, salvar estos juegos y cumplir el sueño de miles de atletas.
También vimos la oportunidad de demostrar cómo hemos avanzado en este país en poco tiempo, lo que se hace en seis años, lo hicimos en año y medio, raspados, pero lo logramos. Tuvimos que superar muchas adversidades, hasta el clima, un reto para miles de trabajadores, pero podemos decir que lo logramos», remató el mandatario.
Desde Teotihuacán hasta San Salvador
El desfile de palabra continuó con el objetivo de descifrar el futuro. Así, en medio de la algarabía de dos pequeños intentando conocer el futuro, el Fuego Nuevo hizo su aparición en El Mágico González proveniente de la zona arqueológica de Teotihuacán en México.
Tras el recorrido por la pista del estadio, la antorcha llegó a manos del veterano futbolista: Jorge «El Mágico» González, quien hizo explotar al recinto que lleva su nombre para reconocerlo como el mejor jugador de futbol en la historia de El Salvador. Herbert Aceituno, medallista paralímpico en Tokio 2020 en levantamiento de pesas, fue quien encendió la llama.
Y una vez la flama alumbró el pebetero, los fuegos artificiales hicieron lo propio en el cielo para darle el banderazo al DJ estadounidense, Marshmello, quien con su consola y tradicional máscara, inyectó una dosis de electrónica y mezclas que motivaron a todos los espectadores que hasta apenas la semana pasada desconocían quién era el «artista sorpresa» que el presidente Bukele les había prometido.