Por Agencias
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Un respetable restaurante de alta cocina en la calle Bourbon contribuyó el viernes al arranque de los frenéticos días de la temporada de Mardi Gras en Nueva Orleans al relajar su código de vestimenta que exige sacos y eliminar brevemente su política de no permitir mascotas para que entraran un par de perros de rescate con capa y corona.
Los plateados perros Labrador amantes de las pelotas de tenis —llamados Pete Sampras y Billie Jean King— se zamparon sus chuletas en Galatorie’s mientras eran declarados rey y reina de Mystic Krewe of Barkus. La organización de bienestar animal fundada hace 30 años tomó su nombre como un tributo irónico al gran Carnaval Krewe Bacchus. La reunión anual en Galatorie’s ayuda a su recaudación de fondos.
“El impacto que esto ha tenido en los perros sin hogar, sigue y sigue”, dijo la dueña de Billie Jean, Katherine Gelderman.
Afuera, la música ya sonaba en algunos bares de la calle Bourbon mientras la ciudad se preparaba para los tres grandes desfiles de la tarde del viernes en la histórica avenida St. Charles. Otros dos desfiles nocturnos estaban programados el viernes en la vecina Metairie y habrá más de una veintena de dichas procesiones casi todas las noches hasta la llegada del Mardi Gras, o Martes Gordo, que este año cae el 21 de febrero.
“Si piensas en la complicada logística, que abarca varios vecindarios, varios equipos, varias agencias policiales, es como si fuera Times Square en Nochevieja durante dos semanas”, dijo Kelly Schulz de New Orleans & Company, la asociación comercial de la industria turística municipal, durante una conferencia de prensa del jueves.
Para complicar ese esfuerzo, ha habido un aumento de delitos y una escasez de policías, que de alguna manera atenuaron el regreso de las celebraciones el año pasado. Ya que los desfiles se cancelaron 2021 debido a preocupaciones de seguridad y la pandemia, algunas de las rutas de los desfiles de 2022 se acortaron.
Este año, se restauraron las rutas originales y el departamento de policía local está reforzado por un contingente de 125 policías estatales y otros 170 elementos de otras agencias policiales estatales y locales para ayudar a mantener el orden. Según varios cálculos, la fuerza de policía local se ha reducido a unos 900 miembros, cientos menos de lo que los expertos locales consideran que es necesario.