Por Agencias
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Decenas de miles de personas recibieron el martes órdenes de evacuar sus hogares y a muchas más se les ha dicho que se preparen para huir, luego de que partes de la costa sureste de Australia sufrieran su peor inundación en décadas dejando al menos 10 muertos.
Gran cantidad de residentes, algunos con mascotas, pasaron horas atrapados en sus techos en días recientes debido a la crecida de un río en el poblado de Lismore, en el estado de Nueva Gales del Sur.
El cuerpo de una mujer de unos 80 años fue encontrado por un vecino en su casa de Lismore el martes, informó la policía. No hubo detalles de cómo murió.
Existía la preocupación de que las personas que se treparon a los techos de sus viviendas pudieran quedar atrapadas por el aumento de las aguas.
Un socorrista de la policía salvó a una anciana de un espacio en el techo que estaba casi inundado, dijo el comandante del Servicio de Emergencia Estatales en Lismore, Steve Patterson.
El oficial “se zambulló por una ventana, notó que la tapa de la alcantarilla estaba abierta, cuando revisó, encontró a una mujer de 93 años con unos 20 centímetros (8 pulgadas) de espacio antes de que el agua llegara a la parte superior”, dijo Patterson a la cadena Australian Broadcasting Corp.
Docenas de automóviles se quedaron atrapados la noche del lunes en un puente en el poblado cercano de Woodburn.
Los dos extremos del puente estaban sumergidos.
Unas 50 personas fueron rescatadas del puente el martes en la madrugada, señalaron autoridades.
“No teníamos capacidad para sacarlos en la oscuridad, así que sólo teníamos que asegurarnos de que se guarecieran y fuimos esta mañana y los sacamos a todos”, dijo Ashley Slapp, comandante de los Servicios de Emergencia Estatales en Woodburn, a la Australian Broadcasting Corp.
Las inundaciones están desplazándose hacia el sur, al interior de Nueva Gales del Sur, desde el estado de Queensland, en el peor desastre en la región desde 2011.
Dominic Perrottet, premier de Nueva Gales del Sur, dijo que se habían efectuado 1.000 rescates en su estado hasta el martes, y las autoridades habían recibido más de 6.000 llamadas telefónicas solicitando ayuda.
Perrottet indicó que a 40.000 personas se les había ordenado evacuar, mientras que otras 300.000 habían sido puestas bajo alerta de evacuación.
“Estaremos haciendo todo… lo que podamos para poner a todo el mundo a salvo y levantar a estas comunidades de nuestro estado lo más pronto posible”, dijo Perrottet a reporteros en Sydney.