Por José Mendoza
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¿Sin teclado? ¿Por 500 dólares? ¡Va a ser el móvil más caro del mundo!”, decía Steve Ballmer, entonces presidente de Microsoft, burlándose así del teléfono que acaba de ser presentado por Apple, al que la compañía llamó iPhone.
El directivo no daba una sola oportunidad al recién llegado y hay que entender el momento desde la perspectiva que nos da el tiempo: era 2007, cuando los móviles compartían la pantalla con un teclado que se llevaba todo el protagonismo.
Imaginar un móvil que fuera configurado de otra manera parecía tan imposible, tanto como diseñar el volante de un coche triangular, pero Apple lo hizo.
Huyendo de los estándares, Steve Jobs tuvo la capacidad de imaginar un futuro en el que la pantalla del móvil fuera la principal protagonista, y el dedo del usuario, su bastón de mando.
En realidad, la carcajada de Ballmer dibujaba bien el sentir general del mercado en ese momento.
Apple parecía que se había pasado de frenada con un diseño arriesgadísimo en un mercado en el que, además, era un recién llegado.
El entonces CEO de Microsoft no sería el único en ridiculizar la entrada de la firma de la manzana en el mercado de la telefonía:
“Llevamos años imaginando cómo fabricar un móvil decente, los tipos de los ordenadores no van a entrar así sin más”, decía Ed Colligan, entonces máximo responsable de Palm (¿se acuerdan de Palm?), y que no daba dos dólares por la entrada de Apple en este mercado.
En aquel entonces el mundo móvil estaba dominado por las BlackBerry y, precisamente, las Palm, las famosas PDA que reinaron en los bolsillos de los ejecutivos durante mucho tiempo.
La soberbia barrió sin contemplaciones ambas marcas del mercado.
Apple acertó en su apuesta y lo hizo de lleno: desde el lanzamiento se han vendido mil millones de iPhones por todo el mundo y iOS, el ecosistema o sistema operativo en torno al iPhone, es de largo el que más ingresos genera para la compañía.
Pero ¿cómo en qué cambiado realmente el mercado de los móviles el iPhone?
El verdadero mérito de Apple no fue lograr un móvil que encandilara al mercado, sino abrir un nuevo segmento en el que el terminal se convirtiera en el centro del entretenimiento para el usuario.
Si en su día Ballmer se rió de una pantalla que ocupaba todo el chasis del dispositivo, ahora la tendencia es que esta pantalla sea, además, enorme.
El iPhone fue el responsable de la desaparición paulatina de las cámaras compactas y esto lo recuerda Apple en una entrada celebrando el aniversario: el iPhone es la cámara de fotos más popular y copa desde hace años las tasas de uso en servicios como Flickr.
Pero el verdadero mérito de Apple a lo largo de todos estos años ha sido lograr que el terminal siga contando con ese halo icónico con el que la firme envuelve a sus productos, y que sin duda ha logrado que la firma mantenga la tensión en el mercado: se venden casi 400 iPhones cada minuto.
Los amantes de las estadísticas encontrarán un filón en la influencia del terminal californiano: su llegada ha propiciado que el 50% del tráfico en la red provenga de dispositivos móviles.
Con todo, el terminal de los de la manzana sigue la estrategia de la casa: se centra en un mercado minoritario y de nicho, pero estos números no deben llevar a engaño.
Desde su reducida cuota, el terminal móvil se lleva el grueso de los beneficios del segmento.
Han pasado 10 años desde la llegada del iPhone, pero ¿qué va a pasar en el futuro?
Tim Cook se ha adelantado a esta pregunta anunciando que “lo mejor está todavía por llegar”.
Apple no desaprovechará este aniversario para lanzar el que se espera sea su iPhone más revolucionario desde el lanzamiento original en 2007.