Israel y Hezbollah retoman hostilidades tras la jornada más letal en Líbano desde 2006

Por Redacción
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Los enfrentamientos más recientes ocurrieron el martes, apenas un día después de un masivo bombardeo israelí que dejó al menos 558 muertos en el sur de Líbano, forzando a miles de personas a huir hacia zonas más seguras en Beirut y Sidón, mientras ambas partes se preparan para un conflicto aún mayor.

El sur de Líbano se ha convertido en un escenario de devastación, con familias desplazadas que buscan refugio en albergues improvisados, escuelas y parques. La capital, Beirut, y la ciudad costera de Sidón, ya enfrentan una sobrecarga de refugiados. Ante la falta de capacidad en los albergues, muchas personas han pasado la noche en autos o en espacios abiertos. En muchos casos, quienes no encontraron cobijo adecuado han recurrido a dormir en la intemperie, ya sea en parques o en sus propios vehículos.

Issa Baydoun, un residente del poblado de Shihine, al sur de Líbano, relató cómo él y su familia escaparon del bombardeo en un convoy de vehículos hacia la capital. A pesar de la huida desesperada, al llegar a Beirut se encontraron con que los albergues estaban llenos, lo que los obligó a pasar la noche en sus propios autos a un lado de la carretera. “Tuvimos muchos problemas en la carretera para llegar hasta aquí”, comentó Baydoun, quien además rechazó las afirmaciones de Israel de que sus ataques están dirigidos únicamente a objetivos militares.

“Evacuamos nuestras casas porque Israel está atacando a civiles. Abandonamos nuestros hogares para proteger a nuestros hijos”, denunció con evidente frustración.

Ante la emergencia, algunos ciudadanos han ofrecido sus viviendas o habitaciones vacías a través de redes sociales para ayudar a los desplazados. Otros han improvisado soluciones como comedores comunitarios en lugares tan poco convencionales como gasolineras abandonadas en Beirut, donde voluntarios preparan alimentos para aquellos que se han quedado sin hogar.

La situación también ha generado una respuesta masiva en otras ciudades del país. En Baalbek, la Agencia Nacional de Noticias informó de largas filas en panaderías y gasolineras, donde los residentes se apresuraban a abastecerse de productos básicos, temiendo una nueva ronda de ataques. En la frontera con Siria, los intentos de huida masiva generaron importantes atascos, mientras la población buscaba escapar del creciente conflicto.

En el transcurso de la noche del lunes, Hezbollah lanzó misiles hacia ocho objetivos dentro de Israel, incluidos sitios estratégicos como una fábrica de explosivos en Zichron, a unos 60 kilómetros de la frontera. La respuesta israelí no se hizo esperar: el ejército confirmó el lanzamiento de 55 cohetes desde Líbano hacia el norte de Israel, provocando incendios y daños materiales en diversas zonas.

El ejército israelí también informó de docenas de ataques aéreos sobre posiciones de Hezbollah, incluyendo una célula que había disparado cohetes durante la noche. Se reportaron impactos directos en varias zonas cercanas a la frontera, donde el ejército israelí utilizó tanques y artillería pesada.

En medio de esta escalada, el Centro Médico Galilea en el norte de Israel atendió a varios pacientes heridos, incluidos dos que sufrieron heridas leves en la cabeza tras el impacto de un cohete cerca de su vehículo. Otros fueron atendidos por lesiones menores sufridas durante los esfuerzos para llegar a los refugios o en accidentes de tráfico que ocurrieron al activarse las alarmas antiaéreas.

El lunes fue el día más letal desde el fin de la guerra de 2006 entre Israel y Hezbollah, con cifras de muertos que superan las 500 personas, la mayoría de ellas civiles, según el Ministerio de Salud de Líbano. Las imágenes satelitales revisadas por The Associated Press mostraron el alcance de los ataques aéreos israelíes en el sur de Líbano, cubriendo un área de más de 1,700 kilómetros cuadrados.

Los datos satelitales utilizados por expertos, a través del Sistema de Información sobre Incendios para la Gestión de Recursos de la NASA, reflejan numerosos incendios en todo el sur de Líbano, algunos de gran magnitud cerca de la frontera y en la región del valle de Bekaa, donde Hezbollah tiene presencia significativa. En Naqoura, una ciudad costera cercana a la frontera con Israel, los incendios se registraron cerca de una base de la misión de paz de la ONU.

Después de casi un año de tensión entre ambos bandos, la perspectiva de una nueva guerra entre Israel y Hezbollah se hace cada vez más real. Los constantes disparos de cohetes y misiles desde Líbano, en solidaridad con los palestinos y en apoyo de Hamas, han sido respondidos con feroces bombardeos israelíes. Además, Israel ha intensificado las operaciones de asesinato selectivo de comandantes de Hezbollah, preparando el terreno para una posible ofensiva militar más amplia.

El éxodo de miles de personas del sur de Líbano se ha convertido en una dolorosa imagen de los horrores de este conflicto. La evacuación forzada, ordenada por Israel, busca minimizar las bajas civiles, pero ha dejado a miles sin hogar. El Ministerio de Salud libanés informó que las víctimas incluyen a más de 50 niños y 94 mujeres, una trágica realidad que afecta a un país que aún no se recupera de los efectos devastadores de ataques anteriores.

Mientras tanto, Hezbollah ha prometido continuar sus ataques hasta que se alcance un alto el fuego en Gaza, un objetivo que, a medida que los días avanzan, parece cada vez más lejano. La guerra en el horizonte amenaza con desestabilizar aún más a una región ya devastada por el conflicto y la incertidumbre.