Por Agencias
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Segunda victoria consecutiva en la prórroga de los Grizzlies en San Francisco con un Ja Morant que cada vez tiene más cara de estrella.
Impresionante partido el que se ha vivido en San Francisco. Después de lo que ocurrió hace cinco meses, cuando los Memphis Grizzlies echaron del play-in a los Golden State Warriors en la prórroga, hoy el partido ha vuelto a acabar igual.
Antes de estos dos últimos enfrentamientos, los Grizzlies habían perdido seis partidos seguidos en la cancha de los Warriors, pero parece que les han tomado la medida. Por muchas razones, claro.
Pero si hubiera que reducirlas todas a una sola, esa sería sin duda Ja Morant.
El base ha comenzado su tercer año en la liga a un nivel apabullante.
Si se diese hoy el MVP, tendría muchas papeletas para llevárselo.
Llego a la NBA desde el número 2 del draft, a la sombra de Zion Williamson, pero a estas alturas es muy difícil no dudar sobre quién va a ser mejor de los dos.
El crecimiento de Morant está siendo tremendo.
En su juego, dirigiendo al equipo y sabiendo llevar el tempo, y de cara a canasta, tomando la responsabilidad y anotando desde todos los sitios.
Por ejemplo, esta noche metió dos triples de larga distancia, cuando en sus dos primeros años completos sólo había conseguido seis.
O, por ejemplo también, anotando la canasta decisiva a menos de un minuto del final de la prórroga.
Pero también se ve ese crecimiento en gestos como levantarse para hablar en mitad de un tiempo muerto clave.
Se sabe líder y no le da miedo ponerse ese traje.
Morant y compañía (Desmon Bane 19+6, Jaren Jackson 15+8, Steven Adams 12+7) acabaron con la imbatibilidad de los Warriors, que llegaban 4-0 al partido y con sensaciones magníficas.
Pero esta vez les mataron básicamente dos cosas: las pérdidas (22) y el mal día de Stephen Curry.
Parece una locura definirlo así después de acabar el encuentro con 36 tantos, 7 rebotes y 8 asistencias, pero el base estuvo negado en los últimos 17 minutos, los que juntan el último cuarto y la prórroga.
0/6 hizo en ese tramo decisivo de partido, fallando dos triples que podrían haber dado la victoria a su equipo.
El primero para evitar la prórroga y el segundo en el tiempo extra, a 1:18 del final.
Finalmente, 7/20 en tiros de tres para él y 11/29 en general.
Un mal día nada habitual en la oficina del base que los Warriors pagaron caro.
Pero este año el Oeste está muy igualado y nadie perdona los despistes.