Por Redacción
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Kraft Heinz anunció el martes que se dividirá en dos compañías independientes, cerrando así un capítulo de casi diez años desde que la fusión entre ambas marcas creó uno de los mayores fabricantes de alimentos del mundo.
La decisión, que se concretará en la segunda mitad de 2026, refleja cómo los cambios en las preferencias de los consumidores han desafiado el modelo de negocio de los gigantes de la alimentación.
Según la empresa, las dos entidades llevarán de forma provisional los nombres de Global Taste Elevation Co. y North American Grocery Co.. La primera agrupará marcas consideradas de mayor potencial de crecimiento, como Heinz, Philadelphia Cream Cheese y Kraft Mac & Cheese. La segunda quedará integrada por productos de ventas más lentas pero igualmente reconocidos, como Maxwell House, Oscar Mayer, Kraft Singles y Lunchables. Los nombres definitivos de ambas compañías se anunciarán más adelante.
La noticia no sorprende del todo. En mayo, Kraft Heinz había revelado que realizaba una revisión estratégica de su portafolio, lo que levantó especulaciones sobre una posible separación. Ahora, el plan está confirmado y marca un giro en la estrategia de una firma que, al fusionarse en 2015, apostó a capitalizar su escala y poder de mercado.
Una fusión con sabor agridulce
El origen de la fusión se remonta a 2013, cuando Warren Buffett y su firma Berkshire Hathaway se aliaron con la brasileña 3G Capital para comprar H.J. Heinz Co. en un acuerdo de 23,000 millones de dólares, entonces el más caro en la historia de la industria alimentaria. La operación permitió expandir la presencia de Heinz en supermercados, pero también supuso una ola de despidos bajo la estricta política de reducción de costos impuesta por 3G.
Kraft, con sede en Chicago, también buscaba un socio tras haberse separado en 2011 de su división de snacks, que más tarde se convirtió en Mondelez International. En 2015, Berkshire y 3G decidieron unir ambas marcas en un conglomerado con ingresos de 28,000 millones de dólares anuales, lo que convirtió a Kraft Heinz en la quinta mayor compañía de alimentos y bebidas a nivel mundial.
En aquel momento, la estrategia parecía lógica: cuanto más grande fuera el conglomerado, mayores serían los ahorros mediante la centralización de procesos como contabilidad o distribución. Pero la apuesta se topó con un obstáculo inesperado: la transformación de los hábitos de consumo.
Los consumidores empezaron a inclinarse por alimentos más frescos, naturales y con menos aditivos artificiales. Productos emblemáticos como Velveeta, Kool-Aid o Kraft Singles, antes indispensables en las cocinas estadounidenses, comenzaron a perder atractivo frente a marcas privadas de supermercados o alternativas percibidas como más saludables.
“La clientela se ha vuelto mucho más cuidadosa con lo que compra, y eso dificulta asignar los recursos de manera eficiente”, explicó Russell Zwanka, profesor de marketing de alimentos en la Universidad Western Michigan.
En un intento por adaptarse, Kraft Heinz vendió en 2021 su negocio de frutos secos Planters y su división de quesos naturales, con la promesa de reinvertir en categorías de mayor crecimiento como los snacks proteicos P3. Sin embargo, los resultados no lograron revertir la tendencia.
Miguel Patricio, presidente ejecutivo de la compañía, reconoció que la estructura actual se había convertido en un obstáculo. “Nuestras marcas son icónicas y queridas, pero la complejidad de la compañía hace difícil asignar capital de forma efectiva y priorizar iniciativas en las áreas con mayor potencial”, señaló en un comunicado.
Inquietud de inversionistas y futuro incierto para empleados

El plan de separación también ha generado escepticismo entre los principales accionistas. Buffett, pieza clave en la fusión de 2015, expresó su descontento en una entrevista con CNBC. “No resultó ser una idea brillante unirlas, pero no creo que separarlas vaya a resolverlo”, dijo. El inversionista destacó que el proceso costará 300 millones de dólares y que los accionistas no tendrán derecho a voto sobre la decisión.
Berkshire Hathaway aún mantiene una participación del 27% en Kraft Heinz, lo que la convierte en el mayor accionista, aunque el valor de esa inversión se ha desplomado cerca de 70% desde la fusión. La firma registró en el segundo trimestre de 2024 una pérdida de 3,760 millones de dólares al ajustar el valor contable de su participación.
La caída también se refleja en el mercado bursátil: las acciones de Kraft Heinz se hundieron casi un 7% tras el anuncio del martes, cerrando en 26,02 dólares por título.
Más allá de los números, la separación abre un periodo de incertidumbre para los 36,000 empleados de la compañía. “Las marcas sobrevivirán. Solo queda esperar que las personas puedan moverse junto con ellas”, comentó Zwanka.
La industria alimentaria ya ha visto movimientos similares. Kellogg Co. se dividió en 2023 en dos empresas: una de snacks, Kellanova, que fue adquirida poco después por Mars, y otra de cereales, WK Kellogg, que pasó a manos del grupo italiano Ferrero en 2024. Otros gigantes también siguen la tendencia, como Keurig Dr Pepper, que anunció recientemente que dividirá sus negocios de café y bebidas frías tras comprar al dueño de Peet’s Coffee.
En el caso de Kraft Heinz, los analistas anticipan que algunas marcas podrían ser adquiridas por competidores interesados en fortalecer categorías específicas. Zwanka sostiene que productos con más de un siglo de historia como Oscar Mayer o Philadelphia seguirán vigentes, aunque bajo nuevos dueños.
“Estas marcas han sobrevivido más de 100 años y continuarán haciéndolo. Lo importante es encontrar a la empresa dispuesta a invertir en ellas”, afirmó.
En cuanto al liderazgo, Carlos Abrams-Rivera seguirá como director ejecutivo de Kraft Heinz hasta que se concrete la separación, momento en el cual pasará a dirigir North American Grocery Co. Mientras tanto, el consejo de la compañía trabaja con una firma de búsqueda de talento para elegir al futuro CEO de Global Taste Elevation Co.
Pese al rediseño corporativo, Kraft Heinz confirmó que mantendrá sus actuales sedes en Chicago y Pittsburgh, dos ciudades históricamente ligadas a las marcas que dieron origen al conglomerado.
El desenlace aún está por verse. Lo cierto es que, en un mercado donde la innovación y la capacidad de responder a nuevas demandas de consumo son cruciales, la división de Kraft Heinz podría marcar el inicio de un nuevo capítulo en la historia de marcas icónicas que, aunque envejecidas, siguen presentes en millones de hogares alrededor del mundo.
